Capítulo 36

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Era diciembre, un año tras la visita del Perturbado y los únicos restantes en la ciudad éramos mi madre y yo, pero duraría poco. Me quedaría sola. 

Conocía el paradero de las familias secuestradas. El Limbo. El hilo entre la vida y la muerte. El Limbo inducido por El Perturbado. Un limbo en que debería haber viajado mi madre, pero la arrogancia y el rencor del Perturbado la llevó al cielo. 


En la mañana del invierno más frío de la historia, las hojas de los árboles caídas y los prados cubiertos por la espesa capa de nieve daban paso al bonito y desolador paisaje de Arcanía. 

Mi madre no se había levantado, por lo que fui a darla una sorpresa. Desayuno en cama, como hacíamos de pequeñas. 

Sorpresa revertida. Una madre decapitada. Entre las sábanas el cuerpo y sobre la colcha la cabeza mirando hacia la puerta. Parecía esperar mi entrada, pero no podía verme. Una cabeza podrida con las cuencas vacías, una obra del Perturbado.

La bandeja del desayuno toda desparramada. Un pinchazo directo al corazón. Y sobre el centro de la frente una nota escrita por los cortes que emanaban sangre: Buenos días. 

Más que dolida, furiosa. Arrepentida de no haber pasado más tiempo con ella, y con sed de venganza. Pero para eso necesitaba la ayuda de alguien. Redacte una carta para pedir su presencia en el castillo. Tardarían días en llegar. Y así fue, al tercer día allí estaban. 


Las puertas del castillo se abrieron mostrando a una vieja amiga que, por lo que se reconocía, se encontraba de maravilla. Hacía años que no sabía nada de ella. A su lado estaba un adolescente a puntito de llegar a hacerse un hombre de verdad. Magna me echaba de menos, se lo podía ver en los ojos llorosos. Por el contrario, el chico no sabía donde estaba. Era un novato como una vez fui yo. Me vi reflejada en su incomprensión. 

Al acercarnos Magna sostuvo su pie al vuelo y lo apoyó unos centímetros más atrás, dejando un pie adelantado. Su tronco se dobló y me hizo entender su reverencia. El muchacho la copió. 

-Levantaos, somos amigos- dije. 

-Ohh es un placer volver a encontrarnos tras años- dijo Magna. 

-Ha sido mucho tiempo- sonreí melancólicamente -. Bueno... y usted se llama... - le dirigí la palabra al muchacho. 

-Uy que despiste, mil disculpas- estaba nervioso -. Soy Nitte Woolebar, encantado de conocerla - le había costado responder. 

Nitte es un nombre exótico, pensé. Pero me gustaba como sonaba con su voz dulce y melosa. 


-Bienvenidos a mis aposentos - recibí a los invitados, hacía mucho que no entraba nadie al castillo. Solo salían -. Creo que sabéis la razón de vuestra presencia, ¿verdad?

-Sí, mi señora - contestó Magna -. Siento mucho lo de tu madre. 

Nitte la copió y me dio su pésame. No sabía lo que hacer, era un patito obediente que seguía y copiaba a su madre pato. Era muy mona su inocencia. 

-Os acompañaré a vuestras alcobas- sugerí evitando las disculpas de Magna. No era momento de pena y arrepentimiento, era el momento del entrenamiento. El Perturbado se acercaba.

Los vi seguirme con las caras de asombro. Ninguno de ellos había entrado al castillo en su vida, y Nitte se encontraba desconcertado por todo un poco. Era demasiado novato. 

Me siguieron por los pasillos hasta que los dividí en sus habitaciones. La última fue Magna. Necesitaba hablar con ella. 

-¿Cómo va todo?- pregunté. 

-Todo va muy rápido, Escarcha- me dijo preocupada -. No creo que tengamos tiempo a enseñarle el último nivel de magia. 

-¿Hasta que nivel ha llegado?

-Debe hacer el examen del fuego y ponerse a estudiar el penúltimo libro, pero viendo con la rapidez que se deteriora el reino, no le va a dar tiempo a estudiar y aprender los conjuros del último - tragó saliva -. Además, debemos tener en cuenta que el último no requiere tan solo de recitar unas simples palabras. Este descubrirá que alma tiene. 

-Es un suicidio presentarle sin un nivel superior. Ni si quiere tu, que tienes el nivel máximo, puedes contra él. ¿Cómo quieres que le venzamos, Magna?

-Los niveles son solo un ranking. El poder que derrota al Perturbado no se basa en el nivel. Es un suicidio sí, pero para vencerlo debe descubrir su poder. 

-Ningún mago lo ha conseguido en la historia, ¿Cómo quieres que el chiquillo lo consiga? Está confuso de todo lo que le está pasando. No entiende nada, solo acata órdenes. 

-Veo algo en él que me dice que lo conseguirá, solo necesita un poco de apoyo y de presión - se trabó - ¿No ves lo que dicen de él en la profecía? Estaba en constante pena y vagando por el mundo sin esperanza hasta que le llegó la magia.

-¿Y que va hacer eso contra un monstruo?

-La esperanza es el poder más fuerte, déjalo correr y fortaleces y conseguirás el control.

-Debo creerte. Sino no me hubieras abandonado sin decir adiós. 

-Debo disculparme por eso, pero era necesario. 

-Fue lo mejor que hiciste. Tomé las decisiones por mi misma y pude conseguir el trono y el amor de una madre otra vez. Fui feliz por primera vez. 

-Siento lo de tu madre, y me alegra a la vez que por fin encontraras lo que buscabas. Pero debo interrumpir tu cuento de hadas, porque tú eres una pieza de la profecía - agarró mi cara. Se la notaba extraña -. Sin ti estamos perdidos. 

-¿En qué puedo ayudar?

-Puede ser muy cruel, pero debes hacerme caso de que funcionará - tragó saliva, pensando como decirlo -. Enamora a Nitte. He visto como te miraba, le gustas. Y si descubre que es recíproco se pondrá muy feliz. 

-No voy hacer eso - mis palabras eran de decepción -. Nunca pensé que de tu boca salieran esas ideas machistas y retrogradas, ¿Enamorar al chico para que deje su ciclo depresivo? ¿Qué hay de mi felicidad? ¿Qué hay de mi derecho a la negación?

-No lo digo yo - dijo -. Al parecer te contaron mal la profecía. El vínculo de los elegidos debe ser de amor, sino la oscuridad ganará. 

-Pues que gane. Ese amor se rompería el momento que descubriera lo que realmente soy - estaba cabreada y decepcionada - ¿Pone lo que soy en la profecía?

-Eres una mujer, Escarcha. Eso pone en la profecía. 

-Soy una mujer trans, Magna - enfadada -. Mujeres como nosotras estamos destinadas a la soledad. No existe el amor. 

-Si existe, cariño - se la notaba dolorida. 

-No recíproco- zanjé la conversación. 

-Nitte no es como los demás - dijo -. No te voy a obligar porque esa es tu decisión, pero llegará el momento en el que tendréis que fingir frente al Perturbado. Así se aterrará y verá que su profecía no se cumplirá, aunque pueda que lo haga.

Estaba cansada de escuchar tanto la profecía y la necesidad de tener que enamorar a un pobre chico que lo que necesitaba era amor. 

-Te he echado de menos, Magna - cambié el tema. 

-Yo también. 

-Descansa que habrá sido un viaje largo - terminé la conversación. 

Me fui a mi habitación. Todavía se repetía en mi mente: enamora al chico. No quería verme involucrada con esas ideas, pero había sentido una conexión en un primer momento con el muchacho. No se lo que era. Se podía describir como un cosquilleo. 

¿Me gustaba? Es mono ¿Están las palabras de Magna interviniendo? No.

Veré como evoluciona la cosa, pensé. No me puedo fiar de cualquiera, una lección aprendida a golpes.   




La Fantasía de un SoñadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora