Tae abría la puerta de su bufete de abogados. Al ser domingo no había nadie, la oficina
estaba desierta y, sin soltar el brazo de Mel,
caminó entre las mesas de sus trabajadores hasta
llegar ante la puerta de su despacho.
Mel lo miró y murmuró frunciendo el ceño:
—Desde luego, Tae, lo tuyo no tiene nombre.
El abogado suspiró.
Si algo le gustaba de Mel era ese aire suyo tan
combativo y, cogiendo el pomo de la puerta, dijo
mirándola a los ojos:
—Te dije que cada vez que te oyera hablar del
temita pasaría esto, por lo...
—Pero tenemos invitados en casa —lo
interrumpió ella.
Tae sonrió.
Más que invitados, Kook y Min eran familia, y
precisamente ellos no se asustaban por lo que iban
a hacer.
—No se van a escandalizar —contestó—. Y tú
y yo tenemos que hablar.
—Pero, Tae...
—Entra en el despacho.
Mel resopló.
¿Hablar? ¿Tae quería hablar o quería otra
cosa?
Pensó en Kook y Min.
Sabía perfectamente que ellos no se
escandalizaban por su ausencia.
No era la primera vez que, estando todos
juntos con los niños, alguna pareja se ausentaba
unos minutos y regresaba poco tiempo después
como si no hubiera pasado nada. Lo bueno de
aquel tipo de amistad era que no había que ocultar
nada. Todo se sabía. No había que disimular.
Al ver aquel gesto suyo, que tanto le fascinaba,
Tae tuvo ganas de sonreír.
Sabía que Mel finalmente haría lo que ella
quisiera, pero tenía que demostrarle que él no
estaba de acuerdo. No deseaba separarse de ella
ni un solo día, y mucho menos pensar que volvería
a tener una vida plagada de turnos y ausencias.
Curiosamente, aquello lo encelaba. Le recordaba
una época de la que no quería saber nada porque
era consciente de que, en cuanto la teniente Parker
apareciera, los hombres la mirarían de una forma
que él no estaba dispuesto a soportar.
Con gesto de enfado, Mel entró en el despacho.
Se quedó parada sin llegar a la mesa y Tae la
empujó para que continuara andando. Ella apenas
si se movió. Él decidió cambiar entonces su plan
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juegos de seduccion IV
Fanfictionacompañame a leer la cuarta temporada de esta hermosa y erótica historia