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El lunes, cuando me despierto, estoy histérico.

¡Voy a las empresas Jeon!

Al fin algo diferente de dar papillas, limpiar

moquetes y cantar lo del tenedor y el tallarín.

¡Viva la vida laboral!

Una vez me ducho, miro mi armario y al final

opto por ponerme un bonito traje de chaqueta gris

con una camisa negra. El resultado me gusta

cuando me miro al espejo, me pongo unos zapatos grises y ¡estoy preparado!

Tan pronto como bajo a la cocina, Kook y Mike

están desayunando. Al entrar, Kook me mira y no dice nada, pero Mike, al verme de esa guisa, y no con los vaqueros o la bata de andar por casa, me observa sorprendido y pregunta:

—¿Adónde vas, mamá?

Saludo aJeen, que sale de la cocina con dos vasos de leche para llevárselos a Pipa y, mientras me lleno una taza de café, respondo:

—A la oficina con papá. Tengo una entrevista.

Kook no dice nada, sino que sigue mirando el periódico. Entonces Mike, que no me quita la vista de encima, pregunta sorprendido:

—¿Vas a trabajar en Jeon?

Me siento a su lado.

—Sí, cariño —contesto emocionado.

—¿Y por qué?

Doy un trago a mi café, observo que Kook me mira por encima del periódico y digo:

—Porque soy un omega al que le gusta hacer algo más que estar en casa todo el día y, si tengo la suerte de conseguir un empleo, ¿por qué no aceptarlo?

La boca de Mike se abre como si hubiera dicho algo terriblemente desagradable.

—¿Y quién va a cuidar de Kook y de Emily?

—pregunta.

Resoplo. Otro con el que lidiar... Como puedo, y sin alterarme, digo:

—Lo harán Pipa y Jeen.

—¿Y quién me va a ayudar a hacer los trabajos?

—Pues los tendrás que hacer tú, pero tranquilo, tendré tiempo para ayudarte porque sólo voy a trabajar a media jornada.

—Pero estarás cansado y los sábados por la mañana no te apetecerá salir conmigo a saltar con la moto.

No respondo: saltar con la moto siempre me apetece.

—No veo bien que trabajes —insiste él.

Joder..., joder, qué difícil me lo está poniendo el cabrito del niño. No voy a contestar. No voy a entrar en su juego o terminaremos discutiendo como hacemos últimamente. Pero Mike es un Jeon y, cuando estoy dando un trago a mi café, sentencia:

—No quiero que trabajes. Papá lo hace por todos y se pasa media vida en la oficina. ¿Por qué tienes que hacerlo tú?

Miro a Kook en busca de ayuda y veo que la comisura de sus labios se curva. ¡Será capullo!

Anda que me echa una mano en la conversación...

—Mike —empiezo a decir—, te aseguro que...

—Quiero que estés en casa como una madre —

insiste dando un manotazo en la mesa.

Bueno..., bueno..., bueno..., ¿en qué siglo se

está criando mi hijo?

juegos de seduccion IVWhere stories live. Discover now