Sempiterno || °Carlisle Cullen°

34

Poco después Esme se marchó de casa y volví a estar sola.

La voz dentro de mi cabeza dejó de decir cosas desagradables de escuchar sobre un nosotros con Carlisle. Ahora ya estaba tranquila, podría aceptarlo, aceptar que tenía a alguien a mi lado.

Pero eso no quitaba el día que sería dentro de unas horas.

Me metí a la cama sin ducharme ni ponerme el pijama ni cenar, y me mantuve toda la noche con los ojos abiertos sin poder dormir.

En realidad no me quería dormir, porque al abrirlos sería un nuevo día.

Sería ese día.

13:00 h del día siguiente.

Aún seguía en la cama sin haber hecho nada.

Solo tenía su hermoso rostro en mi mente.

Solo revivía momentos en mi cabeza con Él.

Cuando aún estaba conmigo.

Cuando me contaba historias y anécdotas de ella.

Cuando todo estaba bien.

En un momento de la noche mis lagrimas cesaron, como si ya no quedasen más en mi cuerpo.

Pero tuve que levantarme y seguir el día cuando escuché a Charlie gritar en la puerta de mi casa. Me pedía que le abriera.

Al hacerlo entró a mi casa con un gran globo dorado y una cajita pequeña. Le miré con interrogación alzando una ceja y de brazos cruzados.

─ Me parece muy feo que no me lo dijeras, Gala ─ Fue lo primero que me dijo una vez en el salón

─ ¿El qué, supuestamente?

─ El día que es hoy, Gala...pero si no se lo has dicho ni al pequeño de Seth será por algo. Aunque no he podido evitar al menos pasarlo contigo. Así que...─ abrió la pequeña cajita y me tendió un CupCake ─ Feliz cumpleanos vecinilla ─ Me deseó con una dulce sonrisa de las suyas.

Le miré con los ojos cristalinos y un pequeño morrito, sensible.

─ ¿Qué ocurre? ¿Estás bien? ─ Me preguntó preocupado por no moverme.

Ante su preocupación me deshice. Ignoré todas las veces que Él me dijo de no mostrarme débil ante los demás y me desahogué con Charlie

Fui directa hacia él abrazándolo necesitada, y al segundo mis lagrimas e hipidos salieron a flote, preocupando más aún al Sheriff y haciendo que me devolviera el abrazo igual de fuerte.

─ ¿Gala? Gala, por favor. ¿Qué pasa?

─ M-mi madre m-murió en el parto, Charlie ─ Dije con voz rota en un susurro

─ Oh...─ Dijo abrazándome todavía más.

─ No me gusta celebrarlo, porque más que celebrar mi nacimiento siento que se celebra su muerte. Y no puedo con eso, Charlie.

─ No, no, no. Gala, no ─ Dijo preocupado.

Me cogió por los hombros y nos sentó a los dos en el sofá. Acunó mis mejillas entre sus manos y me miró a los ojos.

─ Tienes que celebrar tu vida, Gala, no su muerte. Tú madre te quería y por eso dio su vida por tí, no tie-

─ ¿Pero para qué, Charlie? ─ Le interrumpí entre hipidos ─ Mi padre no viene a visitarme, mi madrastra era la peor de las personas y por el trabajo de mi padre tuve que mantenerme a su lado con sus abusos, me mudo constantemente sin poder hacer relaciones cercana

>> Hasta que no llegué a Forks lejos de esa mujer, ignorando la existencia de mi padre, conociéndote a tí, a Seth, a Jacob, a los demás, incluso a la familia Cullen que ahora soy más cercana. Hasta que no llegué a esta pequeña ciudad no tenía nada. No sentí felicidad.

>> ¿Entonces para qué mi madre dio su vida por mí? Sí nunca he podido ser como ella quisiera que fuera...

─ Gala...¿No lo ves? ─ Me preguntó con una dulce mirada ─ Habrás pasado por lo que habrás pasado en tu infancia, pero todo era para construir a la magnífica persona que eres ahora. Has pasado por todo aquello para llegar a Forks y ya no sentirte como lo hacías

>> Para conocer a todas estas personas que ahora quieren estar a tu lado. Quererte, acompañarte, reír contigo, llorar contigo...Tu madre dio su vida por tí para que vivieras este presente. ¿O no te gusta tu vida aquí en Forks?

Entonces pensé en sus palabras. A mi mente llegaron los rostros y sonrisas de todas aquellas personas, de los momentos de risas y diversión que viví en estos escasos cuatro meses, siendo ya más de los que tuve en toda mi vida.

Sonreí pensando en Carlisle, y en lo bien que me haría estar ahora a su lado

─ Esa sonrisa me contesta que sí, Gala. Así que tu madre, desde donde sea que te esté viendo, se sentirá orgullosa por verte llegar hasta aquí, y se sentirá completa al verte feliz. ¿Vale?

Asentí repetidas veces aún estre sus manos.

─ Sí, Charlie.

─ Así que a partir de ahora mismo, celebrarás todos tus siguiente cumpleaños, y en vez de días tristes serán días llenos de buenos momentos, y te despertarás dándole las gracias a tu madre por tenerte ¿A quedado claro?

Me reí entre triste y alegre, una mezcla extraña. Le volví a abrazar asintiendo con la cabeza.

─ Eso haré, Charlie.

─ Muy bien. Ahora llamaré a todos para que vengan a tu casa, y haremos todos juntos un pastel para que celebres tus diecinueve cumpleaños.