Sempiterno || °Carlisle Cullen°

25.

Me adentré al bosque siguiendo el rastro del aroma a frutos del bosque, dejando atrás la fiesta con todas las luces y quedándome a oscuras poco a poco.

Carlisle estaba enfrente mia, lo sabía por el fuerte olor y porque escuchaba sus pasos alejarse

─ ¿A donde me llevas? ─ pregunté sin recibir respuesta ─ Saludame al menos ─ pedí queriendo recibir un beso.

Escuché la risa del rubio y en menos de un segundo estaba agarrada en sus brazos como si de una novia me tratase.

─ ¡Carlisle!

El doctor comenzó a correr a una alta velocidad a través del bosque. Gracias a la luz de la luna que se iba colando por las ramas de los árboles podía ver la sonrisa que llevaba en su rostro.

A los pocos segundos me dejó en el suelo con cuidado abrazándome por detrás.

Miré donde estábamos, era un claro en el bosque donde la luz de la luna pasaba sin dificultad alguna haciendo que se pudiera ver todo perfectamente como si estuviera la luz encendida.

Carlisle se alejó de mi y fue hacia un árbol que tenía un hueco, metió la mano y de la nada empezó a sonar música lenta

─ ¿Qué? ─ pregunté riéndome

─ He puesto una radio ahí dentro ─ me contestó divertido.

Los dos nos sonreímos a la vez que Carlisle comenzó a caminar hacia mí. Me agarró de la cintura viéndome de arriba a abajo sonriendo más todavía.

─ Vas preciosa.

─ Eso me han dicho algunos ─ respondí haciéndome la diva. Carlisle me miró con una ceja alzada aún sin quitar su sonrisa.

─ ¿Ah si?

─ Sí

─ ¿Muchos? ─ preguntó acercando su rostro lentamente al mío

─ Muchos ─ respondí mirando sus labios

─ No me gusta eso ─ susurró rozando mis labios

─ Soy una soltera deseada ─ bromeé lanzándome a besarlo, pero Carlisle giró su rostro impidiéndomelo con una sonrisa divertida.

─ ¿Soltera? ─ se acercó rozando de nuevo nuestros labios. Pasé la lengua por los míos inquieta

─ Sí, eso dicen de mi

─ No me parece que estés soltera ─ me susurró casi sin espacio entre nosotros

─ ¿Y por qué n-

Carlisle me besó por fin impidiéndome seguir hablando. Comenzamos un beso rápido y necesitado por la tensión que ese jueguito había causado, cuando me quedé sin aire nos separamos, y nada más yo respirar los labios de Carlisle ya estaban sobre los mios de nuevo, esta vez en un beso lento y dulce.

Al terminar juntamos nuestras frentes y el rubio empezó a marcar el ritmo de la música moviéndonos en un suave baile.

La noche pasó así, bailando tranquilamente en silencio, con la música lenta sonando, la luz de la luna alumbrando, con caricias, sonrisas y miradas cómplices, y con la luna como único testigo de ese baile privado que había hecho mi pareja.

─ Te quiero ─ nos dijimos los dos a la vez.

Risas cómplices llenaron el claro divertidos por la coincidencia.

Todo estaba bien.

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¡Hasta aquí Crepúsculo!

Gracias por leer 💚

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