Después de que esa persona se fuera de su vida estaba sola.
Pasó toda su adolescencia con ese hecho, y es que su condición la obligaba a no entablar relaciones tan íntimas, haciendo que esa soledad creciera hasta hacerla una chica fría y dura ante...
Isabella preguntó sobre mi a su padre al no verme tampoco en el instituto, y Charlie al no saber nada le preguntó a Billy.
Ese mismo día quedamos en la casa de los Black y le conté a Charlie que me mudaba con ellos, para un cambio de aires le dije. Él entendió a la primera, y sin preguntar accedió a no contarle a nadie sobre mi paradero, incluida su hija.
Gracias a su ayuda pude empezar a dar clases a distancia, pues no quería aparecer por el instituto y que los Cullen supieran que estaba aquí, pero tampoco quería perderme otro curso o cambiarme al instituto de la reserva a tan poco tiempo de la graduación.
Así que con todo eso...bien, supongo. Aunque Isabella preguntaba por mí incluso a Jacob, y éste más que enfadado con ella y esos fríos, se guardaba el pequeño secreto de que estaba viviendo en su casa.
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Hoy estaba en casa de los Clearwater con Seth, el niño estaba muy distraído desde la muerte de su padre, así que le ayudaba a entender poco a poco los deberes y a traerle de vuelta a la tierra cada vez que se distraía o se metía en su propio mundo.
Pero gracias a eso también tenía vigilada a Leah, y dejadme decir...hoy tenía una extraña sensación hacia ella...
Sue nos acababa de llamar a los tres para que fuéramos a merendar, pero estando Seth y yo sentados en la mesa Leah aún no aparecía.
Sue y yo nos miramos confundidas, pues a pesar de estar últimamente muy enfadada a su madre siempre le hacia caso.
Sue suspiró y se levantó de la mesa yendo hacia el cuarto de su hija, llamó a la puerta y enseguida se escuchó la voz de Leah
─ ¡No quiero merendar! ─ gritó con voz enfadada.
─ Escucha hija...tienes que comer. Ya te dejo que en la comida no te llenes el plato
─ ¡Me da igual! ─ se escuchó su voz amortiguada por la puerta.
─ ¡Leah sal ya! ─ gritó su madre sin poco aguante.
─ ¡No!
Seth y yo nos miramos un poco preocupados, su hermana nunca levantaba la voz a su madre. Suspiré y decidí intervenir. Me levanté y caminé hasta llegar al lado de Sue, puse mi mano en su hombro y le sonreí levemente
─ Voy a entrar ─ avisé con voz calmada.
─ ¿¡Qué!? ¡N-
Ignoré lo que dijo Leah y abrí la puerta interrumpiéndola. La chica iba solo en sujetador y con unos pantalones muy cortos de chándal, tenía el rostro arrugado por el enfado y su respiración era agitada.
─ ¿¡Qué haces aquí!? ¡¡Fuera de mi habitación!!
Volví a ignorarla y me acerqué lentamente con una suave sonrisa, no queria ponerla más nerviosa
