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Subí al segundo piso quedándome mirando la puerta de mi habitación...no quería entrar, no quería entrar y recordar los últimos minutos que había pasado con Carlisle, no quería recordar su mirada, ni sus caricias ni el último "Te quiero" que recibí de su parte. No quería recordar nada de él, le olvidaría y así pasaría página. Lo hice con mi padre, también podría hacerlo con él.

Suspiré y me senté en la butaca de la ventana mirando el precioso bosque que muchas veces me relajaba.

Entonces algo golpeó contra el cristal, me asusté de primeras y después abrí la ventana queriendo saber que había sido eso.

Asomé la cabeza encontrándome a Sam con un par de piedras pequeñas en la mano

─ Baja

Le miré sin querer seguir su orden, no quería bajar, no quería moverme

─ Gala, baja, hay que hablar.

Nos miramos en silencio queriéndole demostrar que no lo iba a hacer.

─ Por favor ─ relajó el tono de voz y tiró las piedritas al suelo.

Suspiré y asentí, cerré la ventana, bajé las escaleras y fui a la parte trasera de mi casa.

Cuando estuve con él, Sam me agarró de la cintura y me subió a su hombro como si fuera una bolsa de patatas.

─ ¿¡Pero que haces!? ─ pregunté sorprendida agarrándome de su camiseta de tirantes. Sam se rió levemente

─ Llevarte a un lugar.

─ ¡Puedo caminar!

─ ¡Pero así iremos más rápido!

Corrió hacia el bosque y una vez los grandes árboles le tapaban se convirtió en el lobo que era, quedándome yo tumbada en su lomo.

Le agarré del pelaje sin querer caerme y como pude me senté correctamente mientras él corría hacia algún lugar.

Unos minutos después estábamos en La Push, se agachó para que yo bajase y se ocultó detrás de un árbol, cuando apareció en su forma humana me crucé de brazos.

─ ¿La playa? ¿A estas horas?

─ El mar relaja, y la brisa marina te acomoda los pensamientos ─ se alzó de hombros ─ Vamos.

Suspiré y le seguí, cuando estuvimos cerca de la orilla nos sentamos sin importarnos la ropa.

─ ¿Que te pasa? ─ preguntó mirando al mar

─ Ya te dije que nada ─ le respondí mirando al mismo lugar.

Nos quedamos en silencio escuchando el romper de las olas.

─ ¿Es por los Cullen? ─ no le respondí ─ No entiendo por qué los ancianos del consejo te permiten estar con ellos

─ ¿A qué te refieres? ─ pregunté mirándolo con el ceño fruncido

─ Ellos saben que eres amiga de esa familia. Gala, los Cullen no son como aparentan ser.

Le miré en silencio de brazos cruzados, entonces Sam apretó la mandíbula

─ Sabes lo que son ─ no fue una pregunta, sino una afirmación.

Me quedé en silencio sin responderle, pero eso bastó para Sam. Se levantó de golpe y me gritó

─ ¡Lo sabias y aún así seguías con ellos! ¡Gala, son peligrosos!

─ ¿Perdón? ─ pregunté intentando estar calmada, me levanté.

Sempiterno || °Carlisle Cullen° Where stories live. Discover now