IX. Bienvenido, Jon

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DENEA

-Has estado increíble.-le decía Sansa mientras regresaban al castillo.-Tienes ya el porte y la autoridad de una verdadera reina. Aprendes rápido, Denea.

Denea iba pensativa, escuchaba lo que le decía Sansa pero no le respondía. Había algo en esa chica salvaje del mercado que la había intrigado, algo que le decía que era especial, pero no sabía el qué. Recordaba el momento en que las dos cruzaron la primera mirada, y cómo ella la había reconocido al instante, ¿Cómo era posible si no se habían visto nunca antes? Eso no importaba, debía encontrar la manera de salvarla, un buen argumento que convenciera a su prometido de que le perdonara la vida.

-¿Denea me escuchas?-repitió Sansa, sacándola de su ensimismamiento-Estoy aquí.

-Perdona Sansa, estaba pensando.-Se excusó ella.

-Ya, eso ya lo sabía.-Subían las escaleras para llegar a la alcoba de Sansa, allí dejarían las telas que habían comprado en el mercado.-Pues te lo repito, has estado increíble hoy con esa pobre chica. Aunque algunos no tolerarán lo que has hecho, aquí los salvajes no son muy bien vistos.

-Qué idiotez.-Respondió ella testaruda, Sansa colgaba las telas en el armario mientras Denea esperaba apoyada en el marco de la puerta.-¿Qué diferencias hay entre los humanos que viven en el norte y el sur del muro? ¿Las normas de convivencia? En el resto somos iguales... Y esa chica no ha hecho nada, no es culpable de la muerte de la que la acusan.

-¿Cómo lo sabes?-quiso saber Sansa, aunque estaba más atenta de guardar las nuevas adquisiciones.

-No lo sé... solo lo vi en su ojos... Decía la verdad.-Denea se encogió de hombros, sabía que ese argumento no convencería a nadie.

-Eso no le sirve a Robb cuando dicte sentencia.-le respondió Sansa cerrando el armario y mirándola.

-¿Sentencia?.-preguntó Denea horrorizada.-¿No habrá juicio?

-Sería su palabra contra la de todo el muro, nadie la creería Denea, es una pérdida de tiempo...

-Pues no voy a permitir tal crueldad.-añadió ella segura.-¿Sabes cuándo será la...?-no quiso continuar, no le gustaba esa palabra. Y le costaba pensar que Robb pudiera a llegar a ser tan cruel de condenar a nadie a muerte sin estar seguro...

-Mañana, a primera hora. Saldrá mi hermano acompañado de su séquito real. Ellos serán los testigos de la justicia del rey.

-Muy bien, gracias Sansa.-Denea dio por terminada la conversación entre ellas y se dio la vuelta, tenía mucho que planear antes de la mañana siguiente.


ROBB

Había llegado a sus oídos la noticia, los mayordomos se la habían transmitido. Su hermano Jon Nieve había vuelto del Muro, y traía novedades importantes. Robb Stark había salido esa mañana temprano con su hermano Bran a dar un paseo a caballo por el Bosque de los Lobos, acompañados de sus huargos Viento Gris y Verano. Pero en el momento en que le avisaron del hecho dio por concluido el trayecto y emprendieron el camino de vuelta. Bran también se mostraba entusiasmado mientras los dos galopaban de vuelta a Invernalia.

-¡Al fin vuelve Jon!-decía retando a su hermano mayor a una carrera.-¡Ha estado más de dos semanas fuera!

Robb no se dejaría derrotar a pesar de competir con su hermano pequeño. Si le ganaba esa carrera, quería que fueran méritos de su hermano y no una triquiñuela en la que su hermano saliera vencedor con falsas expectativas. Brandon tenía que aprender, y se acercaba el invierno. Robb azuzó aún más a su caballo, dejando a su hermano atrás.

The Dragon of WinterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora