XIII. Mira a los ojos

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KAETLYN

Durante todo el día Jon estuvo enseñándole los rincones de Invernalia a Kaetlyn. La chica prestaba atención a todo y trataba de retener en su mente lo que él le contaba sobre la ciudadela. Esa tarea sí le estaba gustando; Le encantaba descubrir lugares nuevos y después de esa visita guiada, estaba empezando a conocer los encantos de Invernalia, y para su sorpresa... le gustaba.

Visitaron la Torre Rota, Jon decía  que era una antigua torre de vigilancia, pero quedó en desuso cuando el tercio superior fue destruido por un rayo hace ya varios años. También la llevó a la Torre de la Biblioteca, Kaetlyn no sabía lo que era un libro hasta que Jon le mostró uno y dejó que lo palpará. Sobre las páginas había extraños símbolos grabados, Jon le explicó lo que eran y le propuso que, si ella quería, podía enseñarla a leer y escribir. La ruta por Invernalia también los condujo al Bosque de los Dioses, en el centro del mismo había un gran árbol arciano, allí lo llamaba "árbol corazón", y en su frondoso tronco había tallada una cara de rasgos alargados y melancólicos, con ojos enrojecidos de savia seca, extrañamente atenta a todo lo que sucediera en el bosque. Un escalofrío recorrió el cuerpo de Kaetlyn al mirarla, esos dioses eran los mismos que los suyos, Más Allá del Muro, y por primera vez se sintió cerca de casa.  Jon pudo percibirlo y durante el paseo por el bosque apenas le dirigió la palabra, dejándole intimidad para que hablara con los dioses.

Después de haber recorrido la ciudadela, Jon le enseñó el castillo de Invernalia, guiándola por las diferentes torres que lo componían.

-Ése es el Gran Torreón. En él se encuentran los aposentos del señor de Invernalia, además del despacho real y unos baños privados-no entraron, pocas personas tenían el privilegio de hacerlo: Aquellos invitados por el rey o el servicio que se encargaba de su cuidado y limpieza.-Aquella de allí es la Torre de la Campana. Imagino que sabrás por qué se llama así...

-Puedo imaginarlo...-dijo Kaetlyn observando la torre de piedra gris.

-Avisa de las horas a los ciudadanos. Aunque deja de sonar a medianoche, hasta el amanecer del día siguiente.-explicaba Jon. Seguían caminando con paso firme.-Aquí esta la Torre del Maestre, se guardan las medicinas y demás remedios contra enfermedades, y se custodian los cuervos para enviar mensajes. Si alguna vez te sientes mal, el maestre Luwin te atenderá con gusto. ¿Qué tenéis vosotros allí?

-Se hacen llamar sanadoras, pero muchas de ellas no son más que brujas.-respondió Kaetlyn.-Usan magia para curar, suelen ser las ancianas más sabias de los poblados...

-Ya veo...-respondió Jon. Sus pasos acabaron dirigiéndolos al último lugar que visitar, momento en el cual el sol empezaba a ponerse.-Y aquí está la Casa de Invitados. Es donde se aloja Lady Denea, y por lo que tengo entendido, tú también-se giró para mirarla.

-Sí, así es. Ha sido muy generosa conmigo-le contestó educadamente.

-Pues es hora de que vuelvas con ella. Espero que te haya gustado el paseo.

-Tenéis una ciudad hermosa.-asintió Kaetlyn.-Sois afortunados.

-A los sureños no les gusta. Dicen que es totalmente gris y aburrida, y el frío y la nieve no ayuda a mejorar esa opinión.

-Yo no soy sureña. 

-Ya lo sabía, ¿o creías que no me había dado cuenta?

The Dragon of WinterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora