XLIV. Torturas

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ROBB

-¡¡¡¡AAHHH!!!!.-Un grito estruendoso, agonizante, como un alarido, azotó cada ladrillo de la torre real, magnificado por el eco de las paredes e invadiendo a su vez los alrededores del castillo.

Kaetlyn y Jon estaban llegando al jardín cuando lo escucharon, y vieron, a través del balcón de la alcoba real, cómo una sombra de movía desesperada de un lado a otro, y pudieron oír más lamentos y maldiciones.

Jon miró a la chica, su rostro se había vuelto más pálido de lo que ya estaba, y el horror se había dibujado en su rostro.

-Hemos llegado tarde.-Musitó él, con un tono de voz lastimero y derrotado. El vaho que salía de su boca, provocado por las bajas temperaturas de Invernalia, se elevaban al cielo y se mezclaba con el ambiente húmedo y frío.

-Nunca es tarde Jon.-Sentenció Kaetlyn, volviendo a cargar el brazo del joven sobre sus hombros y retomando la marcha.-Puede que ya haya pasado pero podemos ayudar a solucionarlo, así que no te rindas, ¡Vamos!

El soldado que custodiaba la puerta de la torre ya no estaba, debió haber entrado por el ajetreo escuchado en la planta de arriba, de modo que pudieron entrar sin problemas. Kaetlyn ayudó a Jon a subir las escaleras, aún estaba dolorido y no había permitido ir a ver al maestre para que le curara la herida sin haber advertido antes a su hermano. Ahora ya daba igual, pero tenía que estar con él y ayudarle en esos malos momentos.

Cuando llegaron a la última planta, encontraron la puerta de la habitación abierta, y escuchaban la voz de Robb, lastimera y destrozada, hablarle a la nada.

-Mi señor, hemos de hacer algo.-Decía el soldado que había acudido a atenderle.

-¿Quién...?.-Preguntaba Robb, sin atender a las palabras de ese hombre.-¿Quién está detrás de todo esto? ¿Quién ha secuestrado a mi esposa?

-¡Robb!.-Gritó Jon entrando de golpe, soltándose de Kaetlyn y dirigiéndose a su hermano, al cual abrazó sin pensárselo dos veces, viendo su rostro destrozado por las circunstancias.-Estoy aquí, hermano...

-Estoy aquí, hermano

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-Se la han llevado...-Dijo Robb, con la mirada perdida, sin hacer apenas un movimiento de reacción por ese abrazo.-No pude protegerla, la dejé indefensa...

-No podías saberlo, nadie sabía que esto iba a pasar.-Jon se separó de él, lo agarró firmemente por los hombros e hizo que le mirara a los ojos.-Escúchame bien, porque ahora no valen las lamentaciones. Sí, es cierto que se la han llevado, pero yo sé quién está detrás de todo esto.

-¿Jon...?-Preguntó Robb sin saber a qué se refería su hermano, confuso y abrumado por todo lo que estaba pasando.

Jon se levantó la camisa y enseñó la herida que tenía a su hermano, a través de la cota de malla que llevaba puesta. Aún había restos de sangre en ella, no había cerrado, y si no lo atendían pronto no tardaría en infectarse.

The Dragon of WinterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora