The Dragon of Winter

XV. Yo soy tuyo y tú eres mía (II)

DENEA

Tras la ceremonia, Denea y Robb atendieron las felicitaciones de todos los señores aliados de la casa Stark, que se acercaban a ellos para darle sus bendiciones y desearles suerte en el matrimonio. Algunas mujeres, esposas de lores, le decían lo guapa que estaba y le deseaban muchos hijos a la joven pareja. Incluso llegó a acercarse a ellos Lady Catelyn, acompañada de los hermanos pequeños de Robb, que estaban contentos y entusiasmados de haber asistido a la boda en primera fila.

-Ha sido una ceremonia muy bonita.-dijo Catelyn esbozando su mejor sonrisa. Denea no sabía si creer sus palabras o no. Sabía que no le gustaba a su ahora suegra, podía estar fingiendo o ojos de Robb o estar realmente emocionada. No podría saberlo.

Robb, por su parte, abrazó a su su madre con una sonrisa, y dejó que ésta le acariciara sus rizos con mimo una vez más antes de volver con su esposa.

-Muchas gracias madre, significa mucho para mí que me apoyes en esto.-respondió él sincero.

Denea seguía pensativa ante aquello, ¿había engañado a su hijo o se había mostrado recelosa con ella, por cautela? No pretendía buscar una respuesta a aquello ahora, sin duda, con el tiempo y la convivencia descubriría qué se ocultaba bajo la fachada de Catelyn.

Sansa se acercó a ella entonces, y la abrazó con sincera alegría. Denea y Sansa habían llegado a convertirse en verdaderas amigas durante ese primer mes en Invernalia, y sabía que en ella podía confiar.

-El vestido te queda muy bien.-le dijo Sansa asintiendo como aprobación.-Has sabido combinarlo muy bien con el trenzado.

-Es mérito tuyo, Sansa. Sin ti no habría podido ir tan guapa, seguro.-le respondió Denea con mucha ternura. Robb vino a buscarla momentos después, le tendió la mano, y la llevó con seguridad y elegancia de vuelta al castillo. Era en el propio salón real donde tendría lugar el banquete nupcial, allí estaban preparadas todas las mesas, engalanadas para tal ocasión, y sobre ellas ya estaban servidos los entrantes y primeros platos que conformaban la comida.

Robb y Denea se situaron en la mesa central, preparada especialmente para los novios, sobre una tarima, y con rosas azules, típicas en el Norte y también conocidas como flores del Invierno, rodeándola y creando preciosos ramilletes en torno a los reyes. Antes de dar por comenzado el banquete, Robb se dirigió a sus invitados:

-Sean todos bienvenidos a este banquete que los Reyes del Norte ofrecen para conmemorar su enlace matrimonial.-todos miraban al rey con aprobación, Denea lo veía en sus ojos.-Todo aquel que está sentado a mi mesa es considerado aliado de Invernalia. Gracias por vuestro apoyo todo este tiempo, a los que me apoyáis a mí ahora y a los que también mostraron su lealtad hacia mi padre. Comed de mi comida, bebed de mi vino. Disfrutad de este día, el día en que el Norte tiene al fin una nueva reina.-los invitados aplaudieron mientras Robb se giraba hacia ella, le tomaba la mano y depositaba un beso en ella. La música había comenzado a sonar, dando por comenzada la fiesta en honor de los recién casados.

La comida iba y venía continuamente, según la demanda de los invitados, que vaciaban sus platos como si fueran cerdos hambrientos. Mientras tanto, un ambiente grácil y animado iba invadiendo el salón real lentamente. Los sirvientes procuraban que las copas de los señores estuvieran siempre llenas, asegurándose la diversión y entretenimiento de los mismos. Denea escuchaba carcajadas alocadas en todas las direcciones, a esas alturas del banquete todos debían andar ya muy bebidos, aunque sin duda al anochecer sería mucho peor. 

Ella intercambiaba algunas palabras corteses con el consejo real, sentado a su mesa, formado por Theon Greyjoy, el maestre Luwin, el maestro de armas Rodrick Cassel y el hermano del rey Jon Nieve. Además también se sentaba el resto de la familia Stark al completo. El sitio que debía ocupar su hermano Viserys estaba vacío, se preguntaba dónde demonios podría estar...