Cuatro

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El día estaba muy animado, la gente caminaba por los pasillos llena de energía. Por supuesto, esto era debido a que era viernes y todos se estaban preparando para el juego de fútbol de esta noche: los Payton Hills, de nuestra escuela, contra los Jacksonville Warriors.

A mí no me gustaba el fútbol, por lo que poco me importaba lo que hicieran. Solo iba a los juegos por dos razones específicas:

Mi mejor amigo Liam, era uno de los jugadores estelares del equipo de fútbol y mi mejor amiga, Maite, era la animadora principal de los juegos.

El capitán del equipo era el esplendoroso Harry Styles. De solo de escuchar su nombre ya me ponía como enferma o algo así. Liam siempre metía uno que otro gol, pero al final todo el crédito iba a parar en las manos equivocadas.

Mis pensamientos no pudieron evitar disgustarme y me di cuenta por la manera en que apreté mis brazos a mi cuerpo. Decidí que debería de dejar de pensar en Harry porque últimamente le estaba dedicando más tiempo del que se merecía.

Maite estaba preparándose para animar a nuestro equipo, en una esquina del vestidor sin pronunciar ni una sola palabra. Muchas veces me sentía fuera de lugar, por ejemplo, este era uno de esos momentos.

Nunca quise pertenecer a las porristas porque me parecía un deporte de grandes piruetas que no llevaban a ningún lado, aunque si se lo decíamos a Maite iba a tener serios problemas con ella.

Una de las chicas del equipo de porristas llegó corriendo, alarmada, hasta donde estábamos. No era capaz de formular ninguna palabra entendible. Maite y yo nos miramos preocupadas, el asunto era grave.

— Cálmate, Shalon y dime exactamente qué está pasando —ella respiró profundamente.

— Es Prim, no puede... no puede... está lesionada. Se cayó y... no puede hacerlo, Maite, ¿qué vamos a hacer? —vi el pánico correr por la cara de mi mejor amiga, pero lo ocultó muy bien.

— Dile a las chicas que tenemos reunión urgente en diez minutos.

Cuando Shalon salió, Maite se pasó la mano por la cara y caminó de un lado al otro. Yo había estado en todas las prácticas de porristas que se efectuaron en el verano, habían estado esperando este primer juego por meses y ahora todo parecía arruinarse. Maite me miró y vi un brillo pasar por su cara, se le había ocurrido una idea. Se acercó a mí y me pasó el brazo por los hombros, no podía ser nada bueno, o al menos nada que pudiera gustarme.

— Sabes que eres mi mejor amiga, ¿no? —me dio su característica sonrisa de te-voy-a-comprar y yo tragué en seco—. Y por tanto, como mejor amiga que eres, debes ayudarme en lo que te pido —miré a Maite y fruncí los labios. Eso era chantaje, aunque ni siquiera había dicho lo que tenía en mente—. Sé que te sabes todos los bailes de este año, lo hemos practicado cientos de veces y... —La miré alarmada y me alejé, ya sabía a dónde quería llegar.

— No —contesté rotundamente. La sonrisa en el rostro de Maite se tensó pero no la quitó.

— Oh, vamos, Carly. Eres muy buena, sé que nunca te ha gustado pero, de hecho, eres la mejor en el asunto. Daría lo que sea por tenerte en el equipo —yo rodé los ojos y suspiré–. Carly, lo ensayaremos, te sabes todo — respiré profundamente dos veces y coloqué dos dedos en mis sienes.

— ¿Tienes idea del trauma que es bailar frente a muchas personas? —ella rio y se acercó a mí para volver a pasar sus manos por mis hombros, en serio, era traumante. No podía concebir la idea de que ella hiciera eso cada fin de semana.

— Hazlo por mí, ¿sí? —hizo un puchero y en toda la vida que tenía conociendo a Maite, nunca había podido resistirme a esa carita que ponía cuando quería algo.

Mi perdición | Harry Styles | COMPLETA |Where stories live. Discover now