Veinticuatro

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Con la carta entre las manos y el corazón saliéndose del pecho, me dirigí a mi casa. Olvidé la tarea en algún lado del escritorio y me acosté, releí la carta una y otra vez, como para asegurarme de que lo que leía era cierto y me prometí a mí misma que hablaría con Harry mañana, de una vez y por todas, justo antes de caer completamente dormida. 

La voz de mamá a través de la habitación me despertó.

— Ya es hora, Carly —murmuró secamente y algo en mi corazón se removió, aún seguía molesta conmigo, pero supongo que no era tanto la molestia, sino la decepción.

A pesar de que Devonne Simons de Evans (alias "mamá") era la mejor amiga de Anne, la mamá de Harry, y que ella quería a ese chico como si fuera su propio hijo, sabía que él no era lo que se dice un ángel y que su hija tomase una actitud que la avergonzó frente a las autoridades escolares la afectó en gran manera, pero ese era otro tema.

Bajé de la cama como un zombie y me entré en el baño. Me di una ducha rápida, me vestí y bajé a desayunar. El desayuno fue rápido y seco, nadie hablaba. ¡Pero rayos! Me molestaba la actitud de mis padres conmigo. 

El hecho de que cometieras un error por primera vez, cuando siempre habías sido no más que perfecta, hacía que todos se molestaran y que a mí me doliera la cabeza. 

Nadie decidió llevarme a la escuela ese día, ni tampoco alguien pasó por mí. Así que como era temprano decidí irme caminando. De camino, me encontré con Liam que me tomó de la mano y entrelazó sus dedos con los míos. Eso no estaba bien, así que lo alejé. Sé que nunca me había importado estar agarrado de manos con Liam, pero ahora me sentía como si engañara a Harry. Era estúpido porque no teníamos nada pero... es decir... ustedes entienden. 

— ¿Pasa algo contigo? Estás rara —observó Liam. Lo miré durante unos segundos fijamente. Sus grandes ojos café me observaban preocupados.

— No, estoy bien —abracé mi cuerpo como si hiciera frío y evité su mirada. 

Estábamos a una calle de la escuela, ya podía ver el gran edificio de piedra al final. Liam me tomó del brazo delicadamente y me atrajo a él, su pecho contra el mío. Miré hacia abajo, sabía que si lo veía a los ojos iba a descubrirme, iba a saber que le mentía. Sabría que algo pasaba conmigo y yo no podía negarlo.

Me tomó del mentón e hizo que lo mirara, sus ojos café brillaban bajo el sol y algo había cambiado en la mirada de Liam. Tenerlo tan cerca me recordó a aquellos ojos verdes que me miraban con odio y, de repente, Harry apareció frente a mí. 

Su bonita boca estaba tan cerca de mí... 

— Si tan solo me dejaras... —murmuró suavemente. Su voz era la de Liam, pero su rostro... su rostro lucía como él, y solo quería decirle que lo sentía, que por favor... Así que lo besé. 

La magia del momento fue interrumpida cuando un fuerte portazo se escuchó detrás de nosotros. Harry ya no lucía como Harry, sino como Liam que no podía quitar esa estúpida sonrisa de su rostro y mi corazón decayó. El verdadero Harry se posó frente a nosotros, su rostro deformado por la ira. Me dio un poco de miedo, pero simplemente me sentía mal.

— Justo como lo pensaba —murmuró con rabia. Liam lo notó cuando pudo despegar la mirada de mi rostro y sus rasgos se tensaron, dispuesto a atacar cuando lo provocara y yo sabía que Harry iba a decir algo hiriente. 

— Harry... —dije suavemente. 

— Bien, no sé porque estoy tan sorprendido —rió amargamente y dio la vuelta—. No debería sorprenderme  —volteó el rostro hacia mí, dedicándome la mirada más gélida del mundo—. Estás hecha para estar con este maldito empollón desde que naciste, pero lo que nunca pensé de ti es que fueras una perra.

Liam se acercó a él dispuesto a golpearlo, pero yo lo agarré del brazo antes de que hiciera algo. No dije nada, pero Liam entendió que no valía la pena y desistió. Harry seguía mirándome a la espera de que dijera algo, pero yo no lo haría, sonrió. 

— ¿Qué? ¿Por qué no dejas que me golpee? ¿Por qué no lo haces? Anda, Carly, ¿por qué? —sus palabras estaban cargadas de ira—. Oh, ya, cierto, porque sabes que digo la más pura de las verdades —Liam intentó de nuevo, pero yo me puse en medio de los dos y Harry me observó fijamente. Sus ojos cargados de ira, la mirada que decía que me odiaba, que pensaba que yo era de lo peor. 

Luego, dio la vuelta y se subió al auto con Zayn. Me quedé mirando al vacío, a donde él había estado y solo escuché el chirrido de las llantas contra el suelo. Luego de unos minutos, Liam me tomó del brazo y pegó su pecho a mi espalda. Me aguanté las lágrimas incluso cuando él colocó su cara en el espacio entre mi cuello y mi hombro izquierdo. Abrazó mis caderas, pero yo no dije nada. 

— ¿Te sientes bien? —fue cuando las lágrimas descendieron por mis mejillas. Me volteó y me apegó a él y, como muchas otras veces, lloré sobre su pecho. Pasó la mano por mi cabeza y me susurró que no debería dejarme afectar por ese idiota, pero él no lo entendía.

A ese idiota yo lo amaba.

Y ese idiota me había amado.

Y justo cuando tenía intenciones de derribar los muros entre nosotros, se alzaron con fuerza. 

Y no, no me sentía bien.

Me sentía como una perra.

Me sentía como una perra porque yo amaba a Harry y me había besado con Liam, y porque en vez de correr tras Harry e intentar explicar todo, aquí estaba yo, acurrucada junto a Liam, quizás dándole esperanzas de lo que no había.

Porque yo era egoísta y Liam... Liam era mi mejor amigo.

Mi mejor amigo y el que siempre iba a estar para mí.

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Editado. 9 de Agosto, 2020.

Mi perdición | Harry Styles | COMPLETA |Where stories live. Discover now