Dieciséis

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No tenía ánimos de sonreír ni siquiera cuando mi profesor de historia me había dado esa leve sonrisa al entregarle la última asignación que me había pasado la noche completa haciéndola. La realidad es que necesitaba sacar calificaciones excelente, pues mi intención de irme lo más lejos posible estaba firma, tenía intenciones de ingresar a Columbia.

Nadie me miró cuando salí del aula, estaba casi segura de que lucía como un zombie. Supongo que ya todos se habían cansado de tenerme en su boca y ya ni me prestaban atención. Eso estaba bien porque nunca me había interesado ser el centro de atención, pero estoy segura de que todos seguían culpándome secretamente de que había arruinado la vida de Harry más de lo que estaba. 

Tal vez él podría ganarse una beca deportiva a la universidad que quisiera, pero su nueva ficha en la policía por violación a la tranquilidad pública, le había quitado esa esperanza. Todos me culpaban de ello e incluso me encontré a mí misma echándome la culpa en ocasiones, pero yo no la tenía. Harry nunca había controlado su temperamento, además su falta en las clases... eso le iba a afectar de todos modos. Maldición, ¿a quién engaño? Su esperanza de beca se jodió por completo cuando la policía lo fichó esa noche. 

Pasé las manos por mi pelo, que se había enredado con la brisa. Caminé hacia el patio en donde Maite conversaba con algunas de las chicas del equipo de porristas, quienes al verme, se fueron indignadas. Sí, ellas me odiaban por el asunto de Harry. 

— No les hagas caso—me dijo Maite al verme abatida. 

— Ya —contesté simplemente. No tenía ánimos para hablar sobre absolutamente nada. Mi mejor amiga pasó un brazo sobre mis hombros y se acercó más a mí. 

— Odio cuando tienes ese humor.

— ¿Sabes que odio yo? Ser la razón de joderle la vida a alguien —Maite me miró sin comprender por unos segundos y después entendió, rodó los ojos y me golpeó la cabeza suavemente. 

— Deja de culparte. Harry tenía bien merecido caer preso, ¿sabes la golpiza que le dio a Liam? Pensé que no la contaba. 

— Liam fue quién empezó. 

— Solo por defenderte, tonta —me dijo mirándome a los ojos—. Carly, Harry te estaba tratando muy mal, Liam me lo dijo, Albert también que fue quien vio la escena. Te golpeó, ¿lo recuerdas?

¡Pero fue sin querer! Quise decirle, pero ya no tenía ánimos para seguir discutiendo. De todas formas, el sentimiento de odio que Maite sentía por Harry creció cuando vio el golpe en mi mejilla y los golpes de Liam. Así que ella pensaría que lo estaría defendiendo si seguía hablando sobre ello y se armaría la Tercera Guerra Mundial entre nuestras opiniones.

— El caso es que ya no quiero que la gente me siga odiando —le dije suavemente. 

—La gente no te odia. Solo... es solo que todos están cegados por Harry aquí. Nadie sabe que realmente es un maldito.

Miré hacia dónde estaba sentado Harry, mucho más allá en el patio. Estaba solo y miraba al suelo, fumando un cigarrillo. Parecía cansado, como si ya estuviera harto de vivir y mi corazón me dio una punzada. Quizás yo tenía la culpa y necesitaba enmendar el error. 


Unas horas después, a la salida de clase, caminé hacia la biblioteca para completar el trabajo de ciencias. Había recolectado un montón de información, pero me faltaban informaciones aún más importantes. Necesitaba que todos los trabajos me quedaran perfectos. Necesitaba tener las calefacciones más limpias en todos mis años escolares. El último año era el más importante. 

Estaba distraída y no me percaté hasta que choqué con alguien. 

Los cálidos ojos azules me dieron de lleno, mostró una sonrisa amable. Sabía que era un chico simpático y que, a pesar de que tuviera problemas con uno de sus mejores amigos, no me odiaba. Porque no era como si tuviera yo que ver con él. 

Mi perdición | Harry Styles | COMPLETA |Where stories live. Discover now