Mi perdición | Harry Styles | COMPLETA |

Cuarenta y siete

Siento la broma anterior, este es el serio(sé que no fue gracioso pero me dio mucha risa. JAJAJAAJAJAAJAJ):

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— ¿Qué fue lo que pasó, cielo? —me preguntó mamá mientras intentaba que yo me calmara. 

No sabía cómo expresar lo que me pasaba, yo solo estaba hecha un ovillo, llorando una y otra vez apretada a ella. Ni siquiera podía formar una frase coherente. Mamá me acarició la mejilla y me miró a los ojos, lucía bastante preocupada. 

— ¿Qué te hizo Harry, mi niña?

Pero yo no podía decirle porque tenía que confesarle todo. ¿Y cómo se sentiría mi madre al saber que su niña, su única hija, había perdido la virginidad en su propia casa bajo su propia llave? No, eso... no estaba bien. 

— Peleamos y terminamos —le dije. 

No habíamos aclarado nada sobre terminar la relación, pero no era necesario. Las palabras sobraban cuando los sentimientos se interponían.

— Oh, mi cielo —mi mamá me abrazó. 

Yo no iba a decirle porqué. Y sé que ella tampoco iba a preguntarme más. 

— Las cosas van a estar mejor, ya verás.

Sí, claro. 

. . .

Una semana después, a pesar de estar hecha un disparate, tuve la entrevista por Skype con la Universidad de Columbia. 

Traté de dejar la mente en blanco y ser esa Carly que iba a obtener esa beca escolar. No dejé que mi mente vagara con cosas de Harry y me concentré, así que me fue bien. 

Las siguientes dos semanas viví una doble vida. 

En las mañanas parecía como si nada me hubiera afectado, como si todo estuviera realmente bien y lucía una sonrisa brillante, hablando con todos, entregando mis tareas a tiempo y siendo la perfecta chica, pero al llegar las noches ni siquiera podía dormir sobre mi cama y tenía que buscar nuevas sábanas y dormir en el sofá. 

Yo no quería estar cerca de Harry o de algo que me recordara a él. 

No hablaba con Zayn, no hablaba con Niall, no hablaba con Liam y mucho menos con Harry. Yo no quería saber de ninguno de ellos. 

— ¿Está todo bien?  —me preguntó Maite, sentándose a mi lado en clase de arte. Estábamos tratando de hacer una escultura de barro. 

— Perfecto —le di una brillante sonrisa en el momento justo en el que Harry hizo contacto con mis ojos. 

Maite me miró a los ojos por lo que tomé como mucho tiempo. Decidí concentrarme en la escultura de mierda que tenía adelante. 

— Quiero que sepas que terminé con Albert.

— No tenías que hacerlo... —la corté, secamente. 

Yo me preguntaba qué le había hecho a ese chico para tomarla conmigo, pero me di cuenta de que él realmente se estaba divirtiendo con los dos idiotas a costa mía. 

— Tenía que hacerlo —ella me interrumpió—. Eres mi mejor amiga desde que tengo uso de razón y, aunque estaba medianamente enamorada de Albert, no puedo permitir que le hagan daño a mi mejor amiga, nada ni nadie. 

— Está bien —asentí.

Yo odiaba hablar de este tema porque sentía que iba a llorar en cualquier momento.