Seis

13.9K 485 9
                                    

No recuerdo exactamente el momento de la noche en que me quedé dormida, solo sé que me sentía profundamente afectada por lo que había pasado esa misma noche, así que tuve pesadillas como hace mucho no las tenía.

Ojos verdes que me seguían a todos lados, que me miraban con odio.

Un chico de cabellos rizados parado al final de un pasillo con paredes blancas, él podía ser mi única salvación. Su sonrisa amable me decía que iba a ayudarme, pero mientras más me acerqué, su sonrisa empezaba a cambiar. Sus ojos me perseguían y pasaban a ser los ojos verdes que tanto temía. Quise parar, pero algo me movía hacia él, mi cuerpo seguía caminando y yo estaba hipnotizada, sin saber por qué, a pesar del peligro que representaba, quise seguir caminando.

Cuando estaba frente a él, sus ojos pasaron a ser amables, dejó de mirarme con odio y me abrazó. Unos segundos después, sentí algo punzante tocarme la espalda. Me tenía apretada a su pecho con una suave sonrisa, pero sus ojos estaban tristes. Enterró el cuchillo profundo sin importar que yo gritaba de dolor.

— Te amo —pronunció y me acuchilló de nuevo.

Lo reconocí en ese mismo instante... era Harry.

Me desperté sobresaltada en medio de la noche, estaba sudando. El reloj marcaba las tres de la madrugada. Nerviosa y ansiosa, me paré de la cama sabiendo que no podía dormir.

Me acerqué a la ventana de la habitación y el ruido de la fiesta ya no se escuchaba, así que supuse que la fiesta debería de haberse terminado. Acaricié mis brazos por el frío. Mi cuerpo aún temblaba por la pesadilla de hacía unos pocos minutos, di un suspiro y tomé la sudadera que había dejado en la silla cuando regresé de la casa del árbol. Salí al patio, siendo cuidadosa de que nadie despertada. No tenía idea de qué, pero ago me llamó a subir a la casa del árbol.

No dejaba de pensar en Harry, en ese momento.

Harry fue mi mejor amigo durante una época. De hecho, desde que nos conocimos hasta los doce años fuimos inseparables, incluso con Maite y con Liam. No sé qué pasó para que todo cambiara de la noche a la mañana, tengo la teoría de que quizá crecer nos cambió a ambos, él se dio cuenta de que sus gustos eran muy diferentes a los míos y por eso decidió ya no hablarme más, aunque ese me parecía un motivo muy absurdo para odiarme, era la única cosa en la que podía pensar.

La luz de la luna era lo único que iluminaba la casa del árbol, así que casi no podía ver nada cuando subí. Escuché algo moverse en la oscuridad, al otro lado de la casa, por lo que tomé lo primero que encontré (una muñeca de trapo) y tragué en seco. Lo que sea que fuese, volvió a removerse, escuché un quejido y me armé de valor para caminar al otro lado. Mi visión se acostumbró a la oscuridad y pude encontrar aquel chico de rizos tirado al suelo.

Me alarmé y lo moví para que me diera el frente, estaba pálido y su cuerpo ardía. Murmuró algo ininteligible y supe que estaba mal, traté de levantarlo del suelo, pero era muy pesado y no podía levantarse por sí mismo.

— Car... Carly... —me llamó y lo miré. Sus ojos no tenían brillo y le costaba hacer un esfuerzo por mantenerlos abiertos.

— Estoy aquí —le dije callándolo. El chico cerró sus ojos y sonrió suavemente, volvió a abrirlos como para asegurarse de que no estuviera soñando. Vi el desconcierto pasar por sus ojos.

Tenía que hacer algo para bajarle la fiebre. Estuve a punto de bajar a buscar agua y paños, pero él me tomó de la mano. Lo miré, sus ojos rogándome algo que sus labios no pronunciaban. El dolor de mi pecho se acrecentó cuando dijo: —No te vayas.

Lo pronunció con un miedo que jamás le había escuchado.

El miedo de un niño que lo habían dejado solo por mucho tiempo, la vulnerabilidad que creí que había perdido hacía años. Ahí estaba Harry, el Harry que se quedaba conmigo hasta tarde, cuando sus padres lo dejaban por tanto tiempo con el abuelo que odiaba y se olvidaban de que él existía. El Harry que había olvidado, ahí estaba.

— No me iré —le dije suavemente con la voz cargada de emoción. Harry abrió ambos brazos y yo me recosté a su lado, su cuerpo caliente contrastaba con el mío, pero la sensación de sus brazos sobre mi cintura hizo que todo mi cuerpo temblara. Me apretó con la poca fuerza que tenía. Si Harry estaba resfriado, ambos tendríamos un resfrío.

— No te vayas, Carly. No me dejes nunca —susurró suavemente. Su cuerpo ardía, como si estuviera delirando. Mi corazón se rompió al escucharlo, siguió apretándome con fuerza como si su vida dependiera de ello. Yo no dije nada, aunque debía decir algo.

— Lo siento si te hice daño, amor.

Sentía que el corazón se me iba a salir del cuerpo cuando sus manos me apretaron con fuerza. Sus labios besaron mi pelo, me tensé. ¿Por qué estaba haciendo esto? Ah, sí, lo recordé... estaba delirando. Sentí su respiración comenzar a normalizarse y antes de quedar completamente dormido, susurró tan bajo que tuve que hacer un gran esfuerzo por entenderle:

— Te amo, Carly.

Mi corazón bombeaba con fuerza, los latidos salían frenéticos. Saqué sus manos de mi cintura y lo observé. Parecía un niño cuando dormía. Destruido, dañado y con problemas, pero un niño. Ese niño al que había amado desde que era una cría. Que me odió cuando empecé a entender lo que era el amor y sabía que eso era lo que yo sentía por él. El niño a quién le oculté mis sentimientos por tanto tiempo que pensé que habían desaparecido, pero el que hoy, entendí, nunca había dejado de amar.

Me quedé todo lo que restó de la noche cuidándolo, colocándole paños de agua fría que bajé a buscar a la cocina, hasta que la fiebre le bajó.

No quise quedarme a observar cómo iba a odiarme en la mañana, así que me recogí todo lo que había usado para bajarle la fiebre, le puse un vaso de agua y una pastilla a un lado de su cuerpo, lo tapé con una manta que había traído.

En ese mismo lugar, hacía mucho tiempo, ambos habíamos decidido estar lejos el uno del otro. Sin embargo, la sensación de sus labios en mi pelo seguía intacta, sus manos en mi cintura haciendo contraste... la forma en la que había dicho que me amaba... No era cierto, Harry me odiaba por una razón que desconocía y seguiría haciéndolo, a pesar de mis sentimientos por él.

Acaricié la mata de rizos que adornaba su cabeza antes de irme, con suavidad, temiendo despertarlo.

— Yo también te amo, Harry —dije con suavidad.

Me costó mucho irme, pero cuando finalmente lo hice, sentí que esa era la decisión correcta.

____

Hola.
(Sin fiestas de cinco segundos, cáracter serio)
Amé este capítulo.
No solo por el hecho de que Harry y Carly tuvieron un acercamiento íntimo. Sino porque Carly admitió, aunque solo para ella, los sentimientos que siempre había tenido por Harry.
Después de esto, ¿qué creen que pasará? Y la pregunta pendiente aún, ¿por qué Harry golpeó a ese chico, el número 17? ¿Dónde está Maite? ¿Y Liam? ¿Y Zayn y Niall? ¿Y Louis volvió de la universidad con sus amigos? ¿Y Luke? ¿Dónde están los padres de Harry y por qué Carly mencionó que ese era el niño vulnerable que ella amaba? Esto y más lo descubriremos en los próximos capítulos. Solo por este canal. ♥♥

Editado. 5 de Agosto, 2020.

Mi perdición | Harry Styles | COMPLETA |Where stories live. Discover now