Treinta y siete

10.9K 365 49
                                    

Maratón: 1/5. 

No sé si era porque las vacaciones de invierno habían comenzado, pero al llegar a casa noté tanto espíritu navideño que me impactó. Papá y mamá estaban cargando el árbol para decorar hacia la casa cuando llegué y fue entonces que noté que lo ponían demasiado tarde. Supongo que se les había olvidado con todo el drama.

Parecía demasiado pesado, sus muecas me indicaban que hacían mucho esfuerzo y reí cuando mamá regañó a papá por dejarle todo a ella. 

— Oh, Carly, cariño... —dijo mamá con voz queda. 

— Hola, mamá —les abrí la puerta para que entraran. Papá colocó el árbol en el suelo y fue entonces cuando me di cuenta de que era inmenso—. Esta vez se han pasado.

— ¿Crees tú? —preguntó mamá con el ceño fruncido, mirando al árbol.

— Le dije a tu mamá que era demasiado grande, pero no hizo caso.

Luke bajó las escaleras corriendo seguido de Teresa y comenzó a saltar. 

— ¡Navidad! ¡Navidad! ¡Navidad! —su sonrisa iluminó el lugar—. ¡Caly, Caly, Caly, vamos a decorar el árbol! —corrió hacia mí y empezó a tirarme por la blusa. Se sentó en el suelo y tomó los objetos que habían en las distintas fundas.

— ¡Wow, wow, para el tren, campeón! —lo levanté del suelo y lo cargué en mis brazos—. ¿No que estabas enfermo?

— Estoy bien.

— ¿Estás bien?

— Si, soy un hombre —dijo con su voz cargada de orgullo. Me dieron ganas de reír, pero coloqué una cara seria.

— Ah, ¿eres un hombre? ¿Y los hombres no se enferman?

— No —me contestó.

— ¿Y por qué?

— Dah... —dijo siendo sarcástico, me recordaba tanto a Louis, reí—. Porque somos fuertes.

Miré a mamá que se reía viendo la escena, papá también y Teresa estaba entre enternecida y risueña. Guiñé un ojo a mamá. 

— ¿Entonces las mujeres somos débiles?

— No, pero no son muy fuertes... —dijo con un tono obvio.

— ¿Y yo?

— Lloras mucho —fruncí el ceño—, pero mami es como una superhéroe. Puede hacer cientos de cosas al mismo tiempo y además de eso, vuela... —reí. 

— ¿Mami vuela? Yo no la he visto.

— Yo tampoco —levantó los brazos—, pero lo sé.

Miré a mamá que rió y besé la mejilla de Luke. ¡Era tan tierno que me provocaban ganas de besarlo! Papá interrumpió la charla de nosotros y nos convenció para poner manos a la obra. Empezamos a armar todo el asunto del árbol de navidad y la decoración navideña en la casa. ¡Estaba tan agotada! Pero había sido una buena tarde en medio de risas y sonrisas. ¡Cuanta hacía falta Louis! Pero me había dicho que vendría para noche buena —que era justamente el día de su cumpleaños—, así que supongo que debía creerle. 

. . .

Me recosté en la cama un rato, solo unos segundos, y mi celular empezó a sonar insistentemente. Entre bufidos y maldiciones, me paré a tomarlo.

— ¿Hola?

— ¿Qué haces? —la voz de Harry me quitó la molestia.

— Nada, estaba... aquí, descansando, ¿y tú?

Mi perdición | Harry Styles | COMPLETA |Where stories live. Discover now