Diez

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Me quedé un rato con Liam, ambos decidimos ver una película juntos. Luego de que se acabó, me puso al día sobre unos deberes que habían dejado los profesores. 

Mi mejor amigo siempre me tenía al tanto de lo que pasaba en cada momento. Se me antojó descubrir su forma de ser y vi muchas cualidades que me gustaban en él mientras lo observaba traer unas galletas que su madre nos había preparado. Liam era de fácil trato, de sonrisa amable y, sinceramente, lo amaba como a un hermano. 


Alrededor de las siete de la noche, decidí volver a casa. Antes de salir, le había avisado por teléfono a mamá que ya saldría, al llamarla desde la casa de Liam, pues había olvidado mi teléfono celular en casa. 

Unos minutos más tarde, al llegar, el humo del cigarrillo invadió mis fosas nasales desde el pórtico. Hice un gesto de asco, aunque mi corazón latió mucho más rápido que de costumbre. 

Le pasé por al lado, ignorándolo. 

— ¿Dónde estabas? —su voz me sobresaltó, pero evité contestarle. Me dirigí por el camino de piedras que estaba frente a la entrada del pórtico, pero Harry fue mucho más rápido y me paró. Conté los números del uno al diez en mi cabeza para tratar de calmarme, ¿ahora qué diablos quería?—. Te hice una pregunta —dijo con impaciencia. 

Evité mirarlo a los ojos y me concentré en las piedras debajo de mis pies, no le contesté. Mentalmente, trataba de calmarme, así que me mordí la lengua, no iba a hablarle. Eso era lo que él esperaba, una reacción por mi parte y no la obtendría. Lo despreciaba casi de la misma forma en la que sentía que lo amaba. 

Eran ambos sentimientos corriendo por mi estómago a prisa, debatiéndose entre sí. Odiaba su forma de ser con cada fibra de mi ser,  incluso su forma de hablar o la manera de dejarle saber al mundo que era el mejor en todo, incluso odiaba la maldita forma en cómo fumaba ese cigarrillo que lo llevaría a una muerte segura por un cáncer de pulmones, pero... levanté mi mirada y me choqué de lleno con esos ojos verdes.

Su mirada hizo que varios vellos en mi piel se erizaran, mis manos comenzaron a temblar como por inercia. El humo del cigarrillo tapó mi vista, pero esta vez ni siquiera lo aparté, me quedé absorta en él, en ese chico que odiaba tanto, pero que... no podía negar aquellos sentimientos hacia él de mi parte. 

— Idiota —me dije a mí misma, lo suficientemente alto como para que él lo escuchara. 

—¿Qué dijiste? —me preguntó. 

Supongo que el insulto lo tomó para él, pero eso no importaba, de hecho, ya nada me importaba. Me estaba volviendo loca de una manera en la que solo yo entendía. Me quedé callada y sus ojos se posaron en los mismos. 

El cigarrillo vaciló en sus labios entreabiertos. Sus ojos me decían algo que su boca no pronunciaba, era como si debatiera entre decir algo o no, pero al final no lo hacía. Me miró por una última vez y pasó a mi lado para irse a su casa. Observé como dejó caer el cigarrillo en el suelo y lo pisó, entonces susurró algo que no entendí o tal vez era algo que definitivamente no quise entender porque Harry nunca pudo articular con sus propias palabras: 

— Estaba preocupado. 


Definitivamente, esto era una sorpresa. 

_____________

Hola. ¿Creen ustedes que Harry dijo eso?
Y, de todas formas, siendo él, ¿por qué estaría preocupado? 
¿Alguna sugerencia? No se olviden de poner favorito o comentar *o*


Editado. 6 de agosto, 2020.

Mi perdición | Harry Styles | COMPLETA |Where stories live. Discover now