Treinta y cinco

12.4K 409 21
                                    

Harry me sostuvo entre sus brazos por un buen tiempo. Me calmé, respiré y traté de hacer todo el asunto de olvidarme de lo qué pasó, pero no funcionó.

Me dio un beso en la sien que envío miles de punzadas a mi corazón.

A veces me preguntaba cómo le hacía para ser tan tierno.

Me miró a los ojos y tomó mi cara entre sus manos. Solo hacía mirarme y mi cuerpo se estremecía, parecía escudriñarme con la mirada, buscando en lo profundo de mí algún atisbo de duda, quizás, pero si algo cruzó por mi mente, parecía disiparse cada vez que me fijaba en lo profundo de sus ojos.

Entonces, me besó.

Me besó suave y dulcemente, como se supone que las personas tienen que besarse. No hubo nada fuera de lo normal, pero me di cuenta de que lo necesitaba más de lo que jamás le admitiría. Así que lo aferré a mí, tomándolo por la camiseta. Mis manos se resbalaron y se hicieron un manojo de nervios detrás de su cuello y él sonrió. Esa sonrisa coqueta que me ponía de nervios.

Me tomó de la cintura y me arrastró a él, poniéndome más cerca si es que se pudiera. Y si, si la pregunta es si nos estabamos besando o comiendo, yo no tendría apuro en decir que nos comíamos el uno al otro. Me levantó del suelo y yo cerré mis piernas alrededor de su cintura. Nuestro beso se tornó caliente, caliente como nunca antes.

Me olvidé sobre ser una niña buena o como debía comportarme. ¡Maldita sea! Quería quedarme congelada aquí, en este momento, con mis piernas alrededor de su cintura, con sus manos apretando mi trasero, con su boca caliente sobre la mía, ¿estaba acaso mal? Porque yo no quería volver a hacer las cosas bien, si eso implicaba esto.

Su boca dejó la mía un momento y me sentí desolada hasta que sentí su tacto sobre mi cuello y tuve que ahogar un gemido. Supongo que de alguna forma Harry lo notó, pues sonrió sobre mi piel y esa fue la sensación más jodidamente sexy que experimenté en mis cortos diecisiete años de vida.

Volvió a reclamar mis labios, su pecho subía y bajaba; nuestras respiraciones estaban aceleradas y no nos interesaba disimularlo. Si es así como se siente el fuego, estaba muy segura de que quería seguir quemándome de por vida.

Se separó un momento, solo unos breves segundos y me miró a los ojos.

— ¿Qué me estás haciendo? —preguntó suavemente contra mis labios y el fuego volvió a recorrer mi cuerpo. Entonces, yo tomé la iniciativa y volví a besarlo.

No me importaba dónde estaba, no. Dios sabe que nada me importaba más que él en ese instante. Seguimos besándonos con todo ese calor que nos embargaba y yo solo... me avergonzaba del rumbo de mis pensamientos... yo solo... quería tirarlo en el auto y después, bueno, después no lo sé.

— E-esto va a terminar muy mal, Carly — dijo con voz ronca, pero a mí no me importó, no lo hizo.

Si algo había pasado, yo lo había olvidado. Esta vez solo estaba concentrada en Harry, en nadie más que él. Se separó de mí bruscamente y me colocó lentamente en el suelo.

— No puedo —me dijo simplemente, mirándome a los ojos.

Me molesté, pero no lo dije.

— ¿Por qué?

— No te mereces que te haga esta mierda, Carly.

— ¿De qué hablas? —lo miré a los ojos, pero Harry huyó de mi mirada y entró al auto.

— Vámonos a casa.

...

Harry y yo no hablamos en lo que restó de viaje y él me dejó en casa. Después se fue a entregarle el auto a Zayn, dijo que le dejara la ventana abierta, que en la noche volvería, pero a mí mucho no me importó. Mi ánimo había decaído.

Mi perdición | Harry Styles | COMPLETA |Where stories live. Discover now