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LAUREN
-¿Qué ocurre? Preguntó ella asustada por la actitud de mi padre.

-Tu hija esta enloqueciendo.

-Estuve loca un tiempo pero ya no...le estaba comentando lo agradecida que estoy con ustedes por darme casi nada, y bueno también decirle que lamentaba no haber sido lo que esperaban. Le aclaré.

-Lauren. Dijo mamá tratando de detener mis palabras.

-Es la verdad, tengo casi 30 años y bueno hace días pensé seriamente en venir y aclararles unas cuantas cosas...la noticia es que me iré algunos meses.

-¿A dondé? Intervinó nuevamente mamá. El hombre a su lado esperaba mi respuesta tensando su mandibula.

-A Miami...a casa.

-¿Pero que dices? No puedes regresar ahí.

-Mamá por dios el sitio no tiene la culpa de lo estúpido que fue mi hermano, se mató solo, no el ambiente en que vivía.

-Callaté. Gritó otra vez mi padre.

-No lo haré, necesito dejar en claro algunas cosas...todos aqui sabemos que el andaba en malos pasos un día consumió demás y bueno tuvo el accidente.
-¿Cómo sabes eso? Preguntó mi papá sorprendido.

-Era ciega no tonta. Sus ojos brillaron de furia pero aún así me anime a seguir. -Ya han pasado tantos años y me sorprendé que se sigan lamentando, el no regresará y ya esta, es momento que lo dejen ir.
Mamá comenzó a llorar sin parar dejandosé caer en una silla del comedor mientras que mi papá trato de llegar a mi.
-Detente...ya no puedes intervenir en mi vida, al menos no de esa forma, he comprado nuestra antigüa casa. Dije.
El silenció reino en el sitio mientras todos nos mirabamos.

-No hagas esto, callate de una vez. Repitió la voz dura de mi papá.

-No lo haré, viviré ahi unos meses y será mi casa ahora.
Ambos se miraron y luego de nuevo a mi. El dolor en ambos era perceptible, ya no era necesario torturarlos más.
-Quería decirles esto por que no soportaba seguir guardandolo, necesito que dejen de pensar como antes, pueden tratar de olvidar que tienen otra hija pero yo jamás dejaré de serlo, aunque ustedes lo duden por como me han tratado, los quiero...por solo el hecho de ser mis padres y mientras mi hermano vivió también lo hice...ahora traten de poner algo de su parte y si algún día quieren conocerme de verdad entonces tienen abiertas las puertas de mi casa y mi número en sus manos, si necesitan algo cualquier cosa no duden en llamarme.
Después de soltar esas palabras, llegué a pensar que al menos uno de ellos trataría de acercerse a mi pero ninguno lo hizo, quizás mi teoría de que no me querían era cierta. Tomé mis llaves del sofá y me dirigí a la puerta, al sitio más lejano de ellos para poder llorar sin ninguna pena. Me sentía libre de toda una vida miserable a sus lado, pero no negaba que quería que algún día me llamarán aunque sea para desearme una buena vida.
Cuando cerré la puerta del auto comencé a llorar como nunca lo había hecho, lloré solo por mi no por ellos, por mi por haber sido tan ciega en sentido literal, ciega al pensar que podría vivir sin poder perdonarlos pero sabía ahora que no era así, necesitaba que alguno de ellos entendiera como me sentía, que me hacían falta, no ahora, desde siempre y que sostuviera mi cuerpo en un abrazo, mirarme a los ojos y darse cuenta que era alguien valioso. Después de recuperarme conduje al aeropuerto a alta velocidad, eso funcionaba cuando quería distraerme. Llamé a Marcus para decirle que recogiera el auto en el aeropuerto dentro de unas horas.
Cuando llegué ahí baje todo mi equipaje y me quedé mirando al techo en la sala de espera, necesitaba irme ya de aquí. Miraba como las personas se despedían en la puerta, su familia o amigos. Todos tenían quien los despidiera hasta ese sitio, menos yo, quedé hundida en mi asiento mirando lo que tanto anhelaba, lo malo de todo es que ahora podía verlo.
Después de lamentarme por un buen rato decidí que era suficiente, lo que me ayudó a olvidar lo que pensaba fue la imagen de Camila, su ojos café siempre resurgían, su sonrisa, su nariz, su piel y luego caí en sus labios, deseaba besarlos pero no tanto como sentir su cuerpo junto al mio, quería abrazarla y no soltarla. Sonreí haciendome sentir bipolar.

Lo que no se ve Donde viven las historias. Descúbrelo ahora