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CAMILA
-¿Mamá? Me llamó Ki desde su habitación. -Debes venir, mira lo que Lolito hace.
Caminé por el pasillo desde la sala para mirar de lo que hablaba mi hijo. Cuando entre el cachorro sin ningún problema siguió mascando mi tení.
-Ki, quítale eso. Le dije de inmediato, no entendía como con su tamaño tan pequeño lograba sacar mis zapatos y masticar hasta el cansancio, ya había pasado en más de dos ocasiones.
Mi hijo tomó al cachorro dejando mi tení sucio y algo estropeado en el piso.
Comenzó a reír sin parar. -No es gracioso Ki ¿Porque toma los míos? Le pregunté fingiendo estar enfadada.

-No lo sé mamá

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-No lo sé mamá. Dijo encogiendo los hombros y salir sin decir más. Negué divertida, mis suposiciones eran aún mayores, era muy probable que Ki se los daba para pasar un momento divertido y reírse de mí.
Bufé enfadada y levanté el tení para lavarlo.
Al salir de su habitación el timbre sonó.
-¡Mamá! Gritó Ki para avisarme.
-¡Ya voy!
Caminé aventando el tení hacia mi habitación y caminar rápido a la entrada.
Lo que me encontré al otro de la puerta sin duda me sorprendió. Abrí la boca para tratar de emitir algún sonido pero me fue imposible. El color verde de sus ojos me miraban, una sonrisa en su rostro me hacían detener mi respiración.
Ella dió unos pasos más cerca de mi y yo retrocedí. La pared me impidió dar otro más y sin dejar de mirarnos ella se apoyo en la pared para inclinarse hacia mi.
-Hola Camila. Dijo en tono seductor justo antes de rozar sus labios con los míos, no respondí pero sentí como ella se movía de a poco sobre mí.
Su cuerpo quedó completamente recargado con el mío y en medio del beso ella decidió poner sus manos detrás de mi cuello para acercarme más a sus labios. -Mmmm. Soltó cuando intentó profundizar el beso. Sus suaves labios rozaban con insistencia los míos.
Dejo de besarme y se inclinó a mi mejilla dando un corto beso.
-Ya lo extrañaba. Su mano recorrió mi mejilla hasta sobar mi labio inferior con su pulgar. Sonrió satisfecha. Su otra mano bajó de mis brazos hasta la cintura, donde apretó sus dedos en mi curva.
Yo abrí mis ojos después de un buen rato dejandomé llevar por sus labios. Cuando la miré a los ojos y sentí como buscaba mi mano para entrelazarla, la aparte.
Llevé mi mano a mis labios, caminé fuera de su alcance y le di la espalda.
No sabía que reacción tenía ella tras de mí.
-¿Que ocurre? Preguntó confundida y acercándose de nuevo a mi, está vez me giré para mirarla a la cara.
-¿Que haces aquí?
Ella se encogió de hombros y sonrió.
-Pues he vuelto ¿No es obvio?
Recordé como me tomó una semana superar la absurda fotografía en la revista donde Lauren estaba junto a otra mujer, una demasiado guapa y sexy para mi gusto, ella sonreía y tenía más de 2 meses sin verme ni buscarme. De la nada aparecía para besarme, quien se creía.
-Ya lo noté, no soy tonta. Contesté a la defensiva Lauren frunció el ceño.
-¿No te da gusto verme? Preguntó intentando tomar mi barbilla, yo me aparte nuevamente.
Su postura ahora fue de incomodidad, miré hacia la sala para percatarme que Ki no se diera cuenta de lo que pasaba.
-No. Mi respuesta fue contundente.
-Pero...Trató de decir.
-No me da gusto Lauren, no después de que desapareciste por tanto tiempo.
Ella negó con la cabeza. Su cabello estaba un poco más largo y vestía de color negro como siempre. Dios, quería dejar de lado mi enfado y abrazarme a ella, si que la extrañaba, tan sólo mirarla. Mi nariz logró respirar su fragancia corporal, sus lindas manchas en la nariz eran perceptibles y un mechon de cabello cubría su cara, quería apartarlo y luego acariciarle la mejilla, pero no podía. Me crucé de brazos y ambas nos miramos en silencio.
-Lo sé, fue mucho tiempo pero tú misma lo pediste ¿lo recuerdas?
-Si, pero aún así no tienes el derecho de venir a besarme sin más.
Ella desvío sus ojos al un punto fijo y luego agachó la cabeza.
-Es un poco tarde ahora, si lo deseas podemos hablar mañana. Dije y miré mi reloj de mano, todavía no era tan tarde ni siquiera era la hora en que Ki debía ir a la cama, ¿Pero que otra excusa tenía?
-No. Miró buscando quizá a Ki por el lugar.
-Ni lo busques, el esta muy sentido contigo.
Sus ojos me miraron fijamente dejándome saber que se sentía enojada.
-Supongo igual que yo contigo.
Me reí de forma sarcástica, ella fue quien se fue así de lejos, yo solo intentaba poner a salvó a Ki pero ella lo tomó como una ofensa, se fue sin decirme palabra, luego se negó a regresar y durante meses se olvidó de mí.
Rodé los ojos.
-No me hagas enfadar Lauren, no ahorita, por favor sal yo te aviso cuando podamos hablar.
-No, no me iré, quiero saludar a Ki.
Yo negué y abrí la puerta invitandole a salir. Su cara reflejaba confusión ante mi actitud y la entendía ni yo misma podía controlar ni entenderme.
-Tu fuiste quien me pidió salir de tu vida, no te comportes así. Reclamó.
-Yo hago lo que quiera. Dije apretando los dientes.
-Pues yo también. Replicó antes de besarme de forma brusca, me había robado un beso, precisamente cuando menos lo quería. La empujé como pude y apunte hacia afuera.
-¡Vete Lauren! Le grité.
Abrió sus ojos sorprendida.
-¿Pero que...
Su pregunta no termino, en el momento un grito de Ki se escuchó.
-¡Lolo! Mi hijo corrió lanzándose a sus brazos provocando que Lauren casi caiga hacia atrás. La abrazó con tanto cariño, lo supe por que le hecho los brazos al cuello y cerró sus ojos con fuerza, ella besó su mejilla varias veces.
-Hola cariño.
-¡Lolo!
Lauren reía por tanta efusividad. Lo apretó hacia ella cuanto pudo y cuando lo pusó en el piso se inclinó para estar a su altura. Tomó sus mejillas.
-Hey has crecido tanto en estos meses cariño.
Despeinó su cabello. Ki sonreía sin medida.
-Lo sé, ya tengo 11. Dijo orgulloso de si mismo y se tomaron las manos.
-Claro, tengo tu regalo pero es mejor que te lo de mañana. Dijo desviando su mirada a la mía, cruzada de brazos le negué con la cabeza. Giré los ojos, de verdad que estaba enojada, por irse tanto tiempo y negarse a volver pronto, me abandonó por meses sin importarle que tan necesario era su apoyo y compañía. Además el beso robado aún no salía de mi mente.
-Si, mañana te lo dará mi amor, Lauren ya iba a su casa.
-¿Puedo ir contigo? Le preguntó entusiasmado
-No Ki. No le di tiempo para que ella respondiera. -Ya debes dormir y Lauren ya se va. Más que información le indique que ya debía irse.
-Es verdad, mañana vengo a verte cariño. Besó su mejilla y se pusó de pie sin soltar una de sus manos. -Ve a dormir.
Ki la Soltó algo inseguro pero finalmente se fue corriendo hacia su habitación.
Cuando escuché que Ki llegaba a su recámara me giré de nuevo a Lauren.
Ella no dejo de mirarme.
-No entiendo por qué te comportas así, me iré pero mañana vendré para platicar. Dijo algo enfadada. Me encogí de hombros y desvíe la mirada, mientras ella dió algunos pasos hacia la puerta, antes de llegar se giró y me abrazo con fuerza. Yo intenté safarme.
-Te extrañé mi amor no sabes cuánto y comprendo un poco que estés enfadada pero aún así deberías de estar más feliz de verme. Cuando me rendí a sus brazos ella pusó su frente en mi mejilla y al inclinarse colocó un suave beso en mi hombro. Me estremecí e intente alejarla de mi. Su mano tomó mi barbilla obligandome a mirarla fijamente, ella me besó de nuevo sin obtener mi respuesta, movió sus labios sobre los míos con insistencia, pero mi enojo pudo más que la increíble sensación de tenerla de nuevo aquí, besándome y tan cerca, sus ojos verdes me miraron confusos.
Finalmente se rindió y negando salió de la casa azotó la puerta.
Estuve minutos sólo mirando la puerta, quizá había sido muy borde y necesitaba arreglarlo pero segundos después de pensarlo recordé la maldita fotografía.
Quería saber que significaba, tal vez sólo era una amiga pero el hecho de lucir tan cerca de ella y que fuera tan guapa me ponían los nervios de punta.
Suspiré cansada y sin pensar más fui a la habitación de mi pequeño. Cuando entre el acariciaba la cabeza del cachorro.
-El debe ir al cuarto de lavado, lo llevaré despídete. Le dije a Ki mientras el ignoraba por completo mi indicación.
-Kilian. Lo llamé advirtiendo.
En cambio el se metió debajo de las sábanas sin decir palabra y abrazando al pequeño Pug.
-Kilian dame al cachorro. El se giró para darme la espalda. Me estaba enojando y estaba nerviosa así que sin dudar me acerqué tratando de tomar al cachorro. El lo agarró con fuerza evitando que lo tomará.
-Se quedara conmigo.
-Kilian, ya basta dámelo.
-No. Ignoró mi presencia y cerró los ojos. Respiré y conté hasta diez, no quería que mi mal humor contagiara el de mi hijo, aunque tal vez ya lo había hecho.
-No dejaste que Lolo se quedará y se que estas enfadada con ella.
Dijo Kilian dolido.
-Ki es un problema de adultos tu no debes entenderlo.
Sin poder quitarle al cachorro de los brazos y evitando que se enfadara más conmigo sólo salí apagando la luz y llendo directo hacia mi cama, donde di varias vueltas sin poder dormir, eran casi las 3 am cuando concilie el sueño.

LAUREN
Entre a la casa convencida de que arreglaria las cosas, no imaginé que Camila estuviera tan enfadada conmigo, no después de que ella misma había sido la que me había lastimado más.
Ella había sido quien me alejo de su vida de una forma cruel con el afán de mantenerse a salvó. Pero su actitud me confundió, las probabilidades de que en verdad me había olvidado o quizá hacerse a la idea de que no estaríamos juntas nunca más aparecieron en mi mente.
Di varias vueltas por la casa, me sentía confusa, enfadada y con unas ganas de volver ahí y besarla hasta el cansancio.
Miré fijamente la puerta por casi tres horas. Tomé una botella de vino y me senté en el piso al lado de la puerta pensando en lo que debía hacer. Moría por ir hacia ella.
Durante la madrugada y algo pasada de copas salí de la casa, crucé el jardín y recordé antes de tocar el timbre, la ventana. Con algo de cuidado, logré abrirla lo suficiente mientras la atravesaba miré que Camila se movía un poco sobre su cama, algo inquieta. Traté de hacer el ruido menos posible para evitar que despertara.
La miré dormir un rato, acaricié su mejilla con mis dedos de forma leve para no despertarla y sintiéndome muy cansada me acosté a su lado, pase un brazo sobre su cintura pegandola más a mi cuerpo, para mi fortuna ella ni lo sintió, caí dormida al instante.

CAMILA
Desperté intentando estirar mi cuerpo sobre la cama, pero algo me impidió moverme con libertad. Aún con los ojos cerrado y confundida busqué con la mano lo que me impedía.
Abrí los ojos al sentir un brazo sobre mi cintura. Toqué la piel de su mano que me sostenía con fuerza.
Reaccioné de forma instintiva y me senté alejando su brazo de mi cuerpo. Miré buscando de quien se trataba y Lauren tapaba su cara con ambas manos. Sentí como mi cuerpo se relajaba al mirarla a ella.
Gruñó bajo y se acurrucó de nuevo. Algunos minutos más y su respiración volvía a ser lenta. Estaba dormida.
¿En que momento llegó? Me pregunté.
Salí de la cama sin poder dejar de mirarla y entender que había pasado y sobre todo como había entrado a casa.
Miré hacia la ventana y al verla entre abierta comprendí como lo había hecho, durante la madrugada seguramente. La cerré poniendo el pasador y busqué algo de ropa para bañarme. Era fin de semana así que nos quedaríamos todo el día en casa. Unos pantalones de chandel y una blusa corta eran adecuados, tomé una ducha rápida y cuando salí miré como Lauren sentada en la cama despeinaba su cabello.
Fruncí el ceño, yo jamás le di permiso de entrar por mi ventana para dormir conmigo, mucho menos de abrazarme.
Quedó a medio bostezar cuando me miró junto a la puerta del baño y con mala cara.
-¿Que demonios haces aquí? Le pregunté entre dientes, apenas creía todo lo que había hecho. Ella sonrió de lado y ser puso de pie.
-Pues dormir. Dijo sin más y pasando a mi lado entró al baño.
Pasaron casi veinte minutos y escuché como cerraba la ducha, estaba apunto de estallar, furiosa.
Hacia todo como si fuera su propia casa, bufé enfadada y espere a que saliera. No sabía lo que había provocado en mi y lo que le esperaba afuera.

Lo que no se ve Donde viven las historias. Descúbrelo ahora