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CAMILA
Dos meses después
Frente a mi Lauren descansaba sobre una toalla en el pasto, en estos tiempos de verano estar fuera de la casa era lo más saludable. Las temperaturas eran demasiado altas así que refrescar era de lo más importante.
Kilian practicaba algún salto en la Skate junto al porche.
Me asustaba cada vez que gritaba frustrado. Algún truco no salía. Mi mente formaba las mil formas diferentes en que se podía lesionar al caer cada vez que gruñía, cansada de eso me pare.
-¿Hey a donde vas cariño?
Abrió sus lindos ojos.
-Ki me pone de nervios saltando.
-Déjalo un rato, lo que tu necesitas es una distracción.
Me senté a su lado mirando a la nada y no perdió el tiempo, su mano tocó mi vientre para luego ayudarme a descansar sobre su cuerpo.
Estaba cálida por los rayos del sol y solo hizo lo mismo que siempre hacía, acarició mi cabello.
-Sabe lo que hace, confiemos en que lo hará bien.
Asentí sin mucha concentración.
-¿Que pasa contigo hoy? Estas de muy buen humor.
Le pregunté juguetona.
-Bueno por fin estoy sin usar esos malditos lentes y me gusta ver todo con claridad, así como a ti, lo extrañaba tanto.
Esta vez sus manos dejaron de prestar atención a mi cabello y tomó ambas mejillas.
Me sonrió antes de besarme. Sus labios suaves me besaron por muchos minutos, lo suficiente como para olvidar que teníamos vecinos.
Cuando menos me di cuenta yo estaba con la espalda en la toalla y ella encima de mi.
-¿Mamá?
Kilian nos interrumpió de repente.
Lauren gruñó algo frustrada. -¿Puedo ir con Cody a jugar un rato? Está esperando en la puerta.
Cody era el hijo de nuestra vecina y aunque el y Ki no iban al mismo colegio siempre se llevaron bien. Estaba tan entusiasmado por ir que no le importó encontrarnos tan unidas. A veces cubría sus ojos de forma juguetona.
-Emmm si cariño pero ya sabes que antes de las 8 en casa.
Asintió contento y se fue aventado la Skate a alguna parte del jardín.
Cuando mi novia intento besarme otra vez yo me retire. Con algo de pena ambas nos levantamos para entrar a la casa.
Desde hace dos meses habíamos cambiado un poco la casa y Lauren obsesionada con su escritura hizo un pequeño cuarto donde pasaba la mayoría del día desde que el doctor le indicó que podía volver a escribir. Con una sonrisa en los labios me pidió que necesitaba que entrará con ella.
-¿Que ocurre?
Al entrar note que un ruido sobre algún mueble no se detenía, era el mismo que toda la noche no deje de escuchar y por el cual la obligue a levantarse para verificar de que se trataba.
Parecían uñas y quejidos cansados.
-Ayer cuando fui a las compras me encontré con algo, bueno más bien con alguien. Aclaró la garganta nerviosa. - Te lo iba a decir de inmediato pero Kilian estaba con nosotras y posiblemente no nos dejaría hablar sobre el tema y querría otra cosa.
La miré sospechosa y me crucé de brazos. -Promete que no te enfadaras.
Sin saber que hacer solo asentí.
Llendo a un extremo de la habitación destapó un pequeña caja de cartón y de ahí salió un perro, de momento corría a todos lados sin detenerse parecía feliz de por fin correr libre.
-El señor del taxi casi lo atropella y sin saber de quien era y que hacer la única idea que tuve fue traerlo a casa para luego pensar con más tranquilidad, lo fotografié ayer y subí su foto a una página web de mascotas pérdidas pero no obtuve respuestas aún y mientras te besaba me sentí mal por ocultarlo.
Me reí a carcajadas por su declaración. Era muy divertido verla nerviosa y con esa carita de arrepentimiento.
-No es gracioso. Frunció el ceño.
Agarrando mi abdomen pude controlarme, el pequeño perro jugaba con los pies de Lauren.
-Si lo es, has pensado que me enfadaría por esto y además aceptaste que mientras me besabas pensaste en un perro.
Respiró más tranquila pero aun así esperaba otra respuesta de mi parte.
-Tenemos a Lolito aquí y creo que le vendrá bien compañía y bueno Ki no creo que se quejé ¿Tu lo quieres?
-Es lindo. Sonrió mientras el perro se sentó a mis pies sacando la lengua algo cansado por correr.
-Pues si no aparece el dueño podemos quedarnos con el.
Me agaché para tocar su melena color café y el perro movía la cola estusiasmado.
Lo miré andar por un rato y sin duda mirar un brillo especial en los ojos de Lauren me hicieron feliz, ella lo quería y si para eso teníamos que adaptarnos a tener otro perro en casa valía la pena.
-Debemos nombrarlo. La abracé por la espalda cuando encerró al cachorro de nuevo en la caja, así estaría mientras conseguíamos otra casita y adecuar alguna parte del patio.
-Ki estará feliz si lo dejamos elegir a el, oye ¿te das cuenta?
Preguntó girandose hacia mi.
-¿De?
Me besó.
-Es otro paso en la relación, tenemos otro miembro en la familia ahora y solo falta casarnos.
Mi novia me presionaba para que aceptará hacer una boda improvisada y solo invitar a mis familia y a la suya lo antes posible. Pero yo quería algo menos íntimo y sobre todo en alguna fecha especial.
-Lau ya hablamos sobre eso ¿Porqué eres tan impaciente?
Bufo enfadada.
-Por que quiero que seas mi esposa y poder llamarte así, agrandar la familia y saber que jamás serás de alguien más.
Algo divertida me sacó de su santuario de escritura para luego dirigirme a nuestra habitación. No le bastaba con vivir en mí casa, dormir conmigo, ser la mamá de Ki y además besarme todo el tiempo posible, aún le faltaba asegurarse de que jamás la dejaría, aunque no nos casaramos jamás me alejaría de ella, eso debía de entender. Lauren terminó por resignarse a cuidar la casa de a lado para sus padres, en caso de que quisieran volver algún día o pasar algunas vacaciones ahí. Vivía de lleno con nosotros.
-Que posesiva eres. Su piel se erizó al hablarle al oído.
Sin hablar más se dedicó a quitar cada prenda de ropa de nuestros cuerpos. Con una tranquilidad suficiente como para tentarme demás.
Minutos después descanse mi cabeza sobre su pecho como antes en el patio, era diferente ahora por que ella estaba agitada y su pecho subía con rapidez y estaba completamente desnuda.
-Creo que estamos mejorando cada día más. Susurró mientras yo hice círculos en su abdomen con mi dedo
-Imagínate cuando estemos casadas. Dijo con su voz ronca.
Reí sobre su piel. Esta vez ella se rió fuerte de su propio chiste.
-Bien bien, quiero casarme contigo en unos meses exactamente el día en que nos volvimos a ver. Solté por fin cansada de sus indirectas.
Ella se levantó un poco para mirarme era raro lo sabia pero también era importante para mi. Recordar el funeral de judith era doloroso pero a la vez me hacía sentir fuerte.
Ella quizá estaría muy feliz de vernos a ambas juntas y sobre todo saber que yo salía adelante como se lo había prometido.
- ¿Cami, estas segura?
Asentí sentada sobre su regazo luego bajé mi cabeza sin saber que más decir. -No digo que no esté bien solo que me sorprende, pensé que esa fecha representaba algo difícil para ti...yo...
No la deje hablar mas quería contarle mis motivos.
-Lo es pero aun así siento que debemos nublarla con algo importante para ambas, no es que quiera olvidar a Judith sino que quiero que se sienta orgullosa de mi y no quiero sentirme triste ese día todos los años, me gusta más recordarla en sus cumpleaños, mientras cuidaba de Kilian sobre el sofá y hacia galletas, mientras me daba consejos y yo me abrazaba a ella ¿Si me comprendes verdad?
Termine mi discurso esperanzada a que ella aceptará mi propuesta.

LAUREN
Me encantaba que por fin pusiera una fecha exacta para la boda pero el día era tan diferente, no me sentía segura de que estuviera bien para ella.
Es decir ¿que pasaría si durante la ceremonia no dejará de pensar en Judith? Si se sintiera triste o nostálgica, lo único que quería era verla sonreír. Y además faltaba la opinión de Ki.
La miré insegura, aunque ella dijera sentí que no era lo más correcto.
-Confía en mí Lau, estaré bien.
Sonreí y luego la besé.
Poco a poco se había recuperado esa relación relajada, mi problema de la vista estaba resuelto a un nivel medio pero por lo menos la tensión había desaparecido. El doctor me dijo que en adelante todo estaría más que bien que no debía preocuparme por complicaciones.
Así que lo único que hacía era disfrutar de que aún podía verla despertar todas las mañanas.
Acaricié sus manos.
-Ok, será cuando tu quieras amor.
Como si le hubiera dado la mejor noticia de todas se lanzó contra mi cuerpo hasta hacernos caer otra vez sobre la cama.
-Me haces feliz Lau.
-Y tu a mi.
Cuando me incliné para iniciar otro juego entre las sábanas alguien decidió interrumpirnos como era costumbre.
-Ya regresé mamá y me encontré un perro en medio de la sala.
De forma rápida nos vestimos para salir a verificar que ninguno de los dos había roto algo en la casa. Desde la habitación escuchamos la risas de Kilian jugando con el cachorro. Se había escapado de la caja.
Una vez en la sala Ki se detuvo con el perro entre brazos. -Mira esto, parece muy travieso ¿Porqué esta aquí?
-Te tengo una noticia cariño. Depeine un poco su cabello. -Tu mamá acepto que podíamos adoptarlo.
Kilian miró del perro hacia mi y luego hacia Camila.
-¿Es de verdad? Preguntó sin creer con una enorme y contagiosa sonrisa.
-Si amor, todo tuyo y de Lau, pero eso si no quiero que ensucie la casa como el otro y esta prohibido correr con el dentro, debes entrenarlo y poner un nombre.
Camila le dijo y sacó la lengua hacia mi. Todo había estado bien hasta que pusó reglas.

Lo que no se ve Donde viven las historias. Descúbrelo ahora