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LAUREN
Los días pasaban tan lento mientras yo solo miraba por la ventana, por el día sólo despertaba para mirar el amanecer, salía a correr un poco y regresaba a casa para comer, escribir y mirar el teléfono por horas. Dormir no era algo que se me daba muy bien, odiaba soñar con Camila y luego despertar sin ella, así que estaba muy cansada, con las mismas marcas bajo los ojos.
En cuanto a las cosas con mis padres marchaban mucho mejor, apenas ayer había acompañado a mi mamá a su revisión mensual al doctor. La lesión ya casi desaparecía así que el reposo ya no era tan necesario, por ese motivo ella discutía por la idea de pasar más tiempo a cargo de algunas tareas domésticas, papá renegada por eso pero finalmente cedía. Aunque para ello permanecía sentada o recargada en algo que le sirviera de apoyo. Las pláticas entre el acontecer del día eran un poco más cómodas y ellos ahora estaban enterados de la situación que había pasado con Camila, por un instante mi padre había estado enfadado pero sorprendentemente gracias a mamá había entendido que yo ya estaba lo suficiente mayor como para saber a quién amar y sobre todo con quien estar sin importar lo que el resto opinaba. Mi madre me recomendó que lo mejor era que dejara a Camila solucionar su situación y luego me afirmó que ella misma me buscaría, tal vez una llamada o algún recado con Amy. Entre llamadas a Amy ella sabía un poco de cómo estaba todo con Camila y Kilian, ella me decía que bien pero no me daba detalles y la verdad aunque muriera por hablar con Cami directamente sabía que no debía, estaba sentida con ella. Así que mi gran ego y demás estupidez me lo impedían.
Y aquí estaba de nuevo mirando el teléfono, por instantes lo tomé y luego cuando estuve a punto de marcar terminé aventándolo al otro sofá.
El alcohol había quedado olvidado y ahora el ejercicio y la televisión eran un buen distractor cuando pensaba en ella y las ganas de volver sin medir consecuencias. Ahora no sólo era la necesidad de distanciamiento lo que me impedía volver sino también el lanzamiento del segundo libro.
Alguien tocó el timbre del departamento obligandome a ponerme de pie y ver por la mirilla a una chica. Al abrir la chica me sonrió. Era linda, piel morena y un cabello castaño claro y largo, su sonrisa la hacia ver mucho más guapa, delgada y con un aspecto realmente sexy.
-Hola. Saludó.
-Que tal ¿Nos conocemos? Le pregunté extrañada.~ Tal vez sea un vecina~ pensé.
-Soy Emily Williams. Ella extendió su mano para saludarme, yo respondí al saludo.
-Lauren...
-Jauregui lo sé, eres escritora y tu amigo Marcus me ha dicho que necesitabas un asesor de imagen por lo de tu próximo lanzamiento, me contrato hace apenas unas horas así que aqui estoy.
Por fin solté su mano cuando ella se mostró incómoda y dejo de sonreír.
-Claro, claro, pasa. Le dije haciéndome a un lado y mirarla caminar hacia la sala. Yo aproveché y la miré de arriba a abajo, de verdad que era muy guapa. Ella se detuvo y se giró para verme yo había caminado tras de ella.
-Lo siento, lo que pasa es que no sabía que Marcus lo iba hacer, me refiero a la editorial, siempre me avisan antes que a Marcus tal vez estoy demasiado distraída últimamente.
-No hay problema Lauren, por eso estoy aquí para presentarme y comenzar a trabajar.
Yo asentí sin saber que decir, la miré como iba vestida demasiado arreglada y luego miré hacia mis pies, no tenía zapatos, recordé tambien que aún llevaba ropa para estar en casa.
-Dios, que pena debo ir a cambiarme por favor toma asiento y ¿Quieres tomar algo? ¿Café, té, agua?
-Café estaría bien.
-Lo traeré. Le dije antes de ir a la cocina y encender la cafetera, no espere más y corrí casi hacia mi habitación y al baño, tarde 20 minutos entre la ducha y en decidír que vestir.
Cuando regrese ella misma había servido dos tazas de café.
-Me tomé la libertad ya que tu desapareciste. Dijo con una voz que parecía seductora, ella me miró fijamente y sonrió.
-Lo siento. Yo dije poniéndome un poco nerviosa, tenía tanto tiempo sin intentar hablar con una mujer que me hacía sentir así. Ella además eres muy guapa.
-No importa, ahora siéntate, debemos hablar un poco y conocernos claro. Dijo ella como si se tratara de su casa y yo fuera la invitada.
Ambas sonreímos, dos horas después habíamos hablado sobre los eventos próximos que se venían por el lanzamiento del libro, no pasaba de sesiones de fotografías y las entrevistas para televisión, sólo en locales y el gran día, la firma de obra en una de las librerías más grandes de la ciudad.
-Será increíble yo se lo que te digo.
-Eso espero.
-Bien, ahora que ya tenemos todo el asunto del trabajo me gustaría saber un poco más de ti, sólo digo para llevarnos un poco mejor y evitar problemas este tiempo que trabajaremos contigo. Pidió sin dejar la sonrisa y un pequeño encantó al mostrarse interesada en mi.
-Claro. Aclaré mi garganta.
-¿Que edad tienes escritora? Preguntó ella con una sonrisa divertida en su rostro. En los últimos minutos habíamos logrado tener una clase de confianza que sólo sucedía en casos muy extraños, ella me llamaba escritora en vez de por mi nombre.
-Tengo 30.
-Wow te miras mucho más joven, aunque ya sabía tu edad.
-Lo supuse ¿Tu cuantos años tienes?
-25, aún soy joven. Dijo riendo, yo la seguí cuando entendí la broma.
-Yo también lo soy y nadie me hace sentir anciana. Le dije.
-Ya lo sé sólo juego, eres muy joven como para ya lanzar tu segundo libro y que el primero haya sido un éxito.
-¿Lo leíste?
-Claro que si. Dijo al instante, hasta ese momento me había enterado de que Marcus la conocía de otra parte, una fiesta en que ambos habían asistido con diferentes parejas y se conocieron, al instante se cayeron bien así que ahora eran amigos. Marcus jamás me lo había contado. Tenía 25 años y era muy buena en su trabajo. También descubrimos que vivíamos relativamente cerca. Ella vivía en un edificio apenas a unas cuadras del mío.
-Bien, podríamos organizar algo un día de estos.
-Lo sé, tu solo avísame.
-¿Llevas una vida muy ocupada? Preguntó yo reí, era la primera risa sincera desde hace semanas. -No para nada, sólo mis dedos la llevan.
Ella pusó su mano en su boca tratando de ocultar una cara de sorpresa. Pensé un poco lo que dije y capté la forma en que ella lo había tomado. Tenía una mente pervertida también. ~Espera un momento eso solo lo entiende una chica que gusta de chicas :b~. Me dije en la mente. Sonreí después de que ella dejó de reír.
-Ya te he descubierto. Le dije, ella se pusó sería.
-¿Te molesta? Me preguntó.
-No. Le dije sin más. -Pero tal vez a mi exnovia si. Completé.
Ella abrió más los ojos y luego soltamos ambas una carcajada. Ella se recargó más en el sofá.
-Vaya ahora si es todo difícil.
-¿Porqué?
-Eres muy guapa. Ella dijo sacándome de órbita.
Genial, ahora estaba coqueteando conmigo, en serio que el mundo era tan pequeño o la vida me estaba dando una oportunidad para olvidar mi depresión. Mandarme a una chica guapa, tal vez soltera y que estaría cerca mío por unas semanas, era increíble, una oportunidad única. Hasta hace unos meses no lo hubiera pensado y tal vez a estas alturas ya la habría llevado a mi habitación, pero no podía. En vez de concentrarme en eso, pensé en lo que realmente pensaría Camila al enterarse de que coqueteaba con otra chica. Por Dios, no estaba segura ni siquiera de que era mi ex novia, no sabía que pensar acerca de ello o quizá me negaba.
Emily pasó sus dedos por mi pierna. Tal vez sólo se apoyaba en mi pensé al instante. Pero cuando se fue acercando y sentí su respiración en mi mejilla me retiré.
-Emily. Dije cuando ella sólo retomó su lugar.
-Oh Dios, lo siento de verdad, yo pensé que...
-Esta bien. Traté de detener su disculpa.
-No lo está debes pensar que soy una...
-Ya, si te conociera apenas y pudiera también te habría intentado besar, eres muy guapa pero ahora yo...estoy con alguien. Declaré.
-Claro. Dijo apenada, sus mejillas se enrojecieron y se pusó de pie.
-¿No te sentirás ofendida verdad? Le pregunté, esto había sido demasiado incómodo y además rápido, sin duda si no pensará en Camila constantemente le habría respondido sin dudar pero no debía.
-No, lo que pasa es que eres muy guapa y creo que tengo un Crush contigo.
Ella se río aún apenada. -Me deje llevar, me disculpo.
-Esta bien, sientate, estamos llevándonos bien debemos continuar así.
-¿Quieres que te diga la verdad? Me preguntó.
-Si. Casi adivinando quien estaba atrás de esto.
-Marcus me ha pedido que viniera hasta aquí, me ha platicado de ti y por fotos te conocía, leí tu libro y me he expresado fascinada por ti con el, le dije de mi Crush. Yo asentí mientras tomé su mano y la invite a sentarse.
-Me pidió que intentará tu sabes...seducirte. Soltó en tono bajo.
-Lo supuse y no debes disculparte tu, yo hablaré con ese idiota.
-Lo siento.
-Ya basta, hablemos de otra cosa y para terminar con el tema si el te pregunta que pasó dile que terminamos en la cama. Le guiñé un ojo divertida. Esta me la pagaría Marcus.
Emily salió del departamento algo tarde, entre bromas ella había sido clara al decir que intentaría conquistarme pero que está vez sería sin soborno y de forma más lenta. Me invitó a un café cercano para el próximo viernes así que acepte, contaba como distracción y necesitaba convivir con ella por el asunto del trabajo, parecía una buena chica y era divertida, además de guapa.
Ahora lo único que haría era lamentarme y esperar a que el idiota de mi amigo apareciera, me iba a conocer esta vez y terminaría por aceptar que no podía meterse así en mi vida sin salir lastimado. Me reí cuando imaginé su cara el momento en que Emily le diga que nos acostamos, finalmente era una buena broma.

Lo que no se ve Donde viven las historias. Descúbrelo ahora