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LAUREN
Camila salió apresurada de la casa olvidando despedirse de mi, había pasado la mayoría de la mañana dándome indicaciones acerca de Kilian y su cuidado.
El pequeño estaba aún dormido y como ella no había obtenido el permiso en la oficina yo me encargaría de el.
Segundos después entró buscandome.
-¿Lauren? Gritó en la entrada, yo estaba justo atrás de ella escondida, cuando se dió media vuelta se asustó al verme de frente.
-Dios. Cubrió su cara con ambas manos y yo la abracé.
-¿Que pasó cariño? Le dije riendo, ella me golpeó en el brazo a modo de juego.
-Debo irme. Se acercó a mí para besarme. Sus labios tenían el sabor del café que acababa de tomarse. Se separó con una sonrisa dulce en los labios.
-Ten un buen día amor, ve a conseguir dinero, yo cuidaré a los niños.
Dije bromeado y ambas nos reímos de forma incómoda. Finalmente salió en el auto a toda velocidad, se le hizo tarde.
Mi mente vago por un buen rato en las últimas palabras que utilice para despedirme y por la cara que ella hizo imaginé que también lo había o estaba pensando.
Mientras ella trabaja yo cuidaría al niño, lo único que quedaba fuera de contexto era que Kilian no era mi hijo.
El pequeño despertó unas horas después con un ataque de hiperactividad, había tomado el desayuno y caminaba a todas partes de la casa. Lo acompañe a jugar un rato siempre y cuando evitará requerir el movimiento de su brazo, luego miramos televisión y finalmente hasta tomamos una siesta.
-¿Lolo?
Me preguntó mientras miraba algo distraída en la televisión.
-Dime Kilian.
-¿Tu eres feliz aquí en la casa? Su voz aún infantil parecía pidiendo a gritos que dijera que si, que era plenamente feliz junto a ellos independiente del sitio donde estuviéramos.
-Claro que si Ki, tu y mamá son la mejor compañía y además tengo comida gratis. Dije guiñandole, el solo río.
-Mamá cocina delicioso.
-Bastante y bueno a mi me encanta jugar contigo todo el día, leer y molestar a tu mamá juntos ¿A ti no? El asintió entusiasmado.
-Si, mamá es chistosa cuando se molesta.
Los dos comenzamos a reír. De pronto el trató de obtener una mejor posición en el sofá y sin querer se lastimó el brazo. El grito que se escuchó en la sala fue muy alto y me puso en alerta. Conseguí llegar a su sitio lo más pronto que pude y juraba haber sentido el dolor que el sintió.
-Ki ¿Estas bien cariño?
Una lágrima corría por su mejilla y no dude en limpiarla, después con cuidado lo atraje a mi regazo para consolarlo.
-Aún no estás bien Ki, tu mamá tenía razón en mantenerte todo el día en la cama pero tú me haz logrado convencer.
El clima ahora en la ciudad estaba siendo un poco más fresco así que después de ayudarlo a ir a su habitación cerré la ventana y nos cubrí con una sábana sobre la cama.
Ambos sentados conseguimos leer un poco sobre cuentos fantásticos y jugar con el celular.

CAMILA
La televisión en la sala estaba prendida asi que lo primero que hice fue apagarla.
Llamé a Lauren y luego a Ki pero ninguno contesto.
Me quité los zapatos que me cansaban y agarre mi cabello en una coleta.
Caminé al primer sitio donde podía encontrarlos y así fue.
Al entrar y mirar hacia la cama me topé con una imagen tierna.
Lauren se había quedado dormida sólo recargada en el respaldo de la cama de Ki y mi hijo apoyó su cabeza en las piernas de ella.
Un libro estaba tirado en el piso y el brazo de Ki estaba acomodado sobre una almohada hacia un costado.
Ninguno de los dos se dió cuenta de que había llegado pero aún así quise despertar a Lauren antes de que sufriera algún daño por la forma tan extraña en que había dormido.
-Lau. Dije besando su mejilla. -Lau. Esta vez coloque el beso en la comisura de sus labios.
Ella gruño de forma extraña. -Lau.
-Yo no lo hice. Dijo entre sueños, quise reír por su frase pero me aguante.
-Lau...bebé, amor. Toqué con mi nariz su mejilla. -Lauren. Pellizque su mejilla con cariño.
Ella se sacudió un poco pero al notar el peso de Ki sobre su regazo se detuvo.
Yo sonreí después de que me miró fijo.
-Hola Cami. Acarició mi cara algo torpe por la pereza.
-Hola. Sonreí como tonta por unos instantes.
-Acomodate mejor, yo te ayudo con Kilian . Le pedí.
-No quiero dormir, quiero pasar un tiempo contigo.
Cuando decía cosas como esas mi corazón latía fuerte contra mi pecho, lo único que me hacía desear era abrazarme a ella y unir nuestras manos.
Con un poco de ayuda acomodamos a Ki en su cama y lo arropamos juntas.
Al salir al pasillo Lauren me tomó por la cintura y junto nuestras frentes.
-Te extrañe todo el día. Me susurró rozando mis labios.
Sonreí como tonta y la estiré para entrar a mi habitación, que actualmente ya era de las dos, Lauren pasaba todo el día completo en mi casa y por extraños momentos iba a la suya pero no tardaba ni 5 minutos en volver. Así que era también su casa.
-Llegue más tarde. Hice un puchero mientras nos sentamos en la orilla de la cama, yo en su regazo.
-Si, te tardaste ¿Porque?
Lauren imitó mi puchero y además cruzó los brazos como una niña en medio de un berrinche. No pude evitar reírme, a lo que ella me siguió, descruzo los brazos y me sostuvo más cerca.
-Por el trabajo y además no he venido en el auto.
-¿Como? ¿No llegaste sola?
Negué tomando sus mejillas y le di un beso.
-Hey no trates de distraerme. Reclamó.
-¿Que fue lo que pasó?
-El auto no arrancó y se quedó en el estacionamiento de la empresa, como ya era tarde y era obvio que Ki no podía salir de casa, acepte el aventón antes de llamarte a ti, pero aquí estoy.
-¿Quien te trajo?
La pregunta menos esperada surgió, no sabía cómo sería su reacción al decirle quien exactamente me había traído a casa. Carraspié la garganta y me moví incómoda sobre ella.
Su ceño se frunció de pronto al notar que no contestaria rápido a su pregunta y sobre todo que quizá no le iba a gustar la respuesta.
-¿Camila? Esta vez su tono era diferente.
-Me trajo Daniel. Le contesté algo temerosa.
De inmediato sentí como su cuerpo se tensó bajo el mío y trato de quitarme de encima. Yo se lo impedí abrazándome a su cuello y colocando un beso en la piel sensible.
-No lograrás que lo olvidé así.
Sin previo aviso y usando la fuerza que yo no tenía me bajo de su regazo y se puso de pie, segundos después de mirarme sólo salió de la habitación.
Era de esperar que respondiera así, aunque me molestaba en un principio también me hacía entender que de verdad me quería, además Lauren con ese rostro sexy y con el ceño marcado era una bomba de atracción.
Miré la puerta esperando a que regresará y cuando no lo hizo, la busqué.
Ella se encontraba sentada en el jardín trasero sobre el pasto y tratando de controlar su respiración.
-Lau.
-Ahora no Camila, es un asunto en mi cabeza.
-Es mío también, no creo que sea para tanto, Daniel sólo me ha traído y ya, el sabe que estoy con alguien y bueno para tu fortuna, ese alguien eres tú. Le confesé tratando de arreglar el enfado, quizá si bromeaba o coquetear funcionaría.
-Lo entiendo en seguida voy. Sólo mencionó y evitó mirarme.
Le regalé el tiempo necesario para que se le pasará su episodio de celos y aproveché para llamar a mis padres. Aún estaban preocupados por Kilian y me pidieron que les llamará diario para contarles su recuperación por que no tenían mucho tiempo libre para venir, quizá hasta el fin de semana. También revise el buzón encontrando las cuentas que debía pagar para el mes.
La desesperación se adueño de mi cuando Lauren no regresó rápido a mi lado, aún seguía en el mismo sitio, sólo que ahora con un reflejo de tranquilidad.
Ki despertó pidiendo algo de comida, ambos nos reímos cuando me contó que Lauren era terrible en algunas cosas de la cocina.
-Ki, no te rías quizá en un tiempo lo aprenda.
-Seria algo muy bueno mamá.
Comimos algo y Lauren nada que venía, el programa favorito de Ki en la televisión me distrajo un rato pero aún así moría por ir a donde Lauren.
Cuando se hizo muy tarde no pude conseguir controlar el sueño decidí irme a la cama sin ella, ya no estaba en el jardín, era probable que haya ido a su casa.
Di vueltas en la cama sin poder conciliar el sueño y miré el reloj aún esperando a Lauren, para ese momento ya estaba enfadada, había hecho un drama enorme sin necesidad. Sólo por que Daniel me trajo a casa. Para empezar no hubo nada con el durante el camino, sólo discusiones sobre la empresa y al salir de su auto le di la mano. ¿Que había de malo en eso? En segundo me parecía de mal gusto que no me dejara explicarle.
Desperté al escuchar que alguien abrió la puerta de la habitación, no quise moverme y fingí estar dormida. Mientras con los ojos entreabiertos la miré.
Ella llegó y de forma lenta se quitó la ropa, sólo dejando la interior, era realmente hermosa. Se metió bajo la sabanas. Me abrazó por la cintura y para mi sorpresa comenzó a hablar.
-Cami, lo siento por actuar así, pero es que no me gusta pensar que cualquier otra persona este cerca tuyo, son mis problemas de inseguridad yo nunca estuve en una relación y ahora que me siento parte de algo me da miedo perderlo, te amo tanto.
Besó mi mejilla. Desde luego que ella pensaba que dormía. -Eres tan bella que todos te miran y yo no quiero que lo hagan, te quiero sólo para mí.
Respiró por un momento y trato de acercarse más a mi sin despertarme.
-Y opino que deberías dejar de fingir estar dormida.
En cuanto lo dijo yo abrí los ojos. Haciéndole reírse de mí. Yo me moví y la miré incómoda. Sin embargo, fue rápida y me beso.
Sus labios se movian de una forma sensual y metiendo su lengua me robó algunos suspiros. Estábamos de frente y eso ayudó a que le fuera más fácil seducirme acarició mis caderas hasta colocar sus manos en mis nalgas y rozarme con su cuerpo.
-Lo siento bebé. Dijo.
Mis manos se fueron a su nuca y respondí al beso tanto como lo exigió, sus besos me hicieron enloquecer y la noche fue testigo de eso por que no más de cinco minutos pasaron y ninguna de las dos tenía ropa. Por un compás lento nos movimos sobre la otra, acariciando las partes del cuerpo que deseaban ser tocadas. Robó algunos suspiros de mi boca y yo hice lo mismo.
Me encantaba hacer el amor con Lauren, amaba como me sentía era demasiado buena en su trabajo y amaba como sus lindos ojos verdes se dilataban y me miraban fijo beso tras beso. Susurraba en mi oído hasta hacerme llegar.
-Te amo Camila. El momento del orgasmo se volvía mi parte favorita, ambas terminamos confesando nuestro amor. -Te amo tanto. Le dije antes de caer dormida sobre las sábanas sintiendo el latido de su corazón en mi espalda.

Lo que no se ve Donde viven las historias. Descúbrelo ahora