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CAMILA
Lauren salió sin decir más de la habitación y no regresó en un buen rato. Ella tenía razón Chris sólo buscaba la forma de fastidiar mi felicidad y la de Ki. No lo entendía, tuvo su tiempo para ser alguien bueno en la vida de nuestro hijo pero no lo hizo, en cambio insistió en tenerme a la fuerza y pensó que en base a amenazas regresaría desprotegida a su lado. Pero se equivocaba ahora Lauren estaba conmigo y ella jamás lo dejaría acercarse a menos que yo le dijera que se apartará, yo no deseaba eso, yo necesitaba a Lauren a mi lado. Ahora más que nunca por que la amaba y ella me brindaba una seguridad enorme.
Saqué del armario una bata ligera y salí para buscar a Lauren, la encontré sentada en la barra con la cabeza recargada en ella, la cafetera estaba encendida.
-Mi amor. Dije en un tono débil para no asustarla y sonar arrepentida, tal cual me sentía. Yo no deseaba pelear con ella.
-¿Lauren?
-mmmh. Respondió aún escondida.
-¿Estabas dormida? Pregunté sorprendida.
-Algo así, estoy solo pensando.
-Yo quiero disculparme por haber actuado así.
-No deberías, en realidad soy yo quien se está metiendo donde no le corresponde.
Soltó y sus palabras inundaron de dolor mi pecho, claro que le correspondía era mi novia y la mejor amiga de mi hijo, casi su madre adoptiva.
Una lágrima escapó de mis ojos.
-Lauren, claro que te corresponde, sólo que no estoy acostumbrada a que alguien nos cuide así, tu eres parte de nosotros ahora ¿Puedes mirarme?
Ella se levantó de la silla giratoria y me miró, sus ojos estaban enrojecidos y me miraba triste.
Me lancé a sus brazos, ambas derramamos lágrimas. -Me siento muy estúpida, te estoy metiendo en problemas corazón, yo no quiero que alejen a Kilian de ti pero tampoco quiero que lo alejen de mi.
- Y yo lo entiendo, tampoco quiero eso, sufririamos todos demasiado, perdón, eres la persona que amo así que te dejaré intervenir en mi vida de ahora en adelante, si quieres cuidarnos no puedo impedirlo y menos cuando se que nace de tu corazón.
-Son importantes para mí. Yo asentí limpiando los lágrimas de ambas y la besé.
-Te amo. Dijo en medio del beso para hacerme sonreír. -Quiero hacerte el amor otra vez pero no quiero meterme en problemas con Ki, ya miré como se pone. Término de besarme para mirarme fijo a los ojos.
-Esta entretenido con su amigo ahora, no creo que se preocupe por mi. Le contesté honesta.
-¿Eso que significa? Dijo divertida mientras desabrochaba mi bata.
-Que quiero tomar una duchar contigo.
-Vaya una deliciosa ducha ¿Quisiste decir?
Yo asentí mientras la tomé de la mano y ambas nos dirigimos al baño. Ahí entre caricias y besos, nos prometimos cuidarnos una a la otra, confiar en nuestro y proteger a mi pequeño a toda costa.

LAUREN
Caminé complacida hacia mi casa, luego de la ducha desayunamos tranquilamente, ahora aproveché la llamada de Camila con la mamá de Nick para cambiarme de ropa y acompañarla por el pequeño Kilian.
Cuando entre sentí que algo extraño pasaba. Una de las ventanas de la casa estaba abierta, esa ventana siempre la mantenía cerrada en todo momento.
Revisé con precaución la sala para luego caminar en silencio por el resto del pasillo para averiguar si alguien estaba dentro o sólo se trataba del viento. Di vuelta frente a mi habitación.
-¿Apenas llegas perra?
Dijo una voz gruesa tras de mí. Lo siguiente que sentí fueron unos brazos sobre mi cuerpo, me sacudían de forma brusca.
-¡Malditamente me asustaste Marcus! Le grité en la cara y lo empujé para que me soltara.
El río a carcajadas apartándose y arreglando su ropa.
-Eres tan miedosa.
-Pues ahora tengo mis cinco sentidos alerta ¿Que mierda haces aquí?
-El jefe me ha mandado por el libro, te lo advertí.
Caminé con el tras mis pasos y entre en mi habitación aventando mis zapatos en un rincón, sin pudor comencé a desvestirme y a buscar ropa en el clóset, Marcus me conocía de pies a cabeza así que no había problema, por ser mi compañero conocía mis más íntimos secretos y a veces solíamos andar por ahí con poca ropa uno frente al otro.
-¿A donde vas?
-Saldré. Espete fastidiada.
-¿Y bien donde está el libro?
-Me falta aún el final.
-Que genial, pues quédate y escríbelo.
-No puedo ahora. Entre tropiezos logré meter mis piernas en el pantalón ajustado y tomé una playera blanca ligera, mis Vans negros parecían los correctos así que me los coloque.
El timbre de la casa sonó.
-¿Quien es? Preguntó mi amigo amenazando con ir a abrir el.
-Hey detente ahí, espera aquí al menos unas horas ¿Te parece?
Sonrió divertido y me miró de forma perversa.
-Mierda como no me di cuenta ¿Asi que ya follaste con tu novia? Dijo por fin y sonriendo de oreja a oreja.
-¿Que? Le grité es un cerdo.
-Conozco tu cara después del sexo, justo la que tienes ahora, estas muy relajada y bueno el timbre está anunciando que ella volvió por más.
-Solo calla y quedate aquí.
Caminé hacia la puerta segura de que Marcus me seguía, era un maldito entrometido.
Cuando abrí Camila me sonrió dulcemente.
-¿Estas lista amor? Preguntó para después besarme en los labios, yo la arrastré hacia adentro en medio del beso y la separé para quedar justo frente a Marcus, la tomé por la espalda y recargué la barbilla en su hombro. Ella al principio se estremeció por la sorpresa de ver a alguien más ahí.
-Cami, el es mi amigo Marcus.
El carraspeó la garganta sorprendido, miró a Camila de pies a cabeza, estudiando el material, como el decía. Estaba satisfecho por que sonrió al finalizar el recorrido por su cuerpo, quise golpearlo y sacarlo a patadas de mi casa pero me contuve.
-Hola mucho gusto. Dijo mi novia por fin miré por un costado como sus mejillas se enrojecian.
-No me dijiste que tenías visita. Me dijo sin dejar de sonreírle.
-Apenas llegó supongo, entró a hurtadillas por la ventana ¿No es así?
Le pregunté con la cabeza al idiota.
-Si, quise sorprenderte pero me has sorprendido a mi, tu chica es realmente hermosa. Soltó, sentí como Camila se tensaba bajo mi tacto en la cintura y luego imaginé cuan rojas debían estar sus mejillas ahora.
-Yo...gracias. Contestó tímida.
-Suficiente, ya debemos irnos corazón. Le dije al oído y escuché la risa de mi amigo en burla por la forma en que la llamé, pero a estas alturas ya no me importaba, estaba enamorada y el lo sabía.
-Yo puedo ir sola, es decir quédate con tu amigo. Se dió la vuelta dándome una mirada significativa.
-Te acompañó el sabrá cuidarse un rato sólo.
Tomé su mano con decisión y le guiñé a Marcus quien antes de que saliera me dió una señal de suficiencia, aprobaba totalmente a Camila. Claro que lo haría es tan guapa y dulce, entregada en la cama y suave por todos los malditos lados. Negué divertida por la forma en que me ponía con tan solo pensarla y eso que la tenía tomada de la mano. La detuve antes de entrar al auto para besar sus labios carnosos.
-Me encantas preciosa. Ella me abrazó por el cuello y siguió el beso por un buen rato hasta que decidimos partir.

Lo que no se ve Donde viven las historias. Descúbrelo ahora