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CAMILA
-Por favor Camila.
-Ya te dije que no. Lauren llevaba más de 12 horas rogando, el motivo era que Ki y yo viajaramos con ella a Vancouver. Una semana completa. Justamente cuando tenía mucho trabajo y Ki tenía que ir colegio.
-Cami, por favor puedes pedir un permiso en el colegio para el niño y tu puedes adelantar tus vacaciones, además ya compre sus boletos.
Esta vez llegó más lejos y logró engancharse en mi cintura. Ki reía divertido mirando todo desde el comedor. -¡Lauren! La reprendí.
-Por favor. Pidió soltandome y uniendo sus manos como suplica.
Bufé algo fastidiada y logre esquivar sus brazos. Aunque le costará entenderlo no se iba a poder. No podía sacrificar esas horas de escuela para Ki y yo temia que mi jefe se molestara por cambiar mi período de vacaciones.
Lauren se puso de pie y se sacudió la ropa. Había llegado lejos y cuando hizo la suplica estaba hincada en el piso.
Gruñó algo y salió de la cocina de forma precipitada. Estaba en medio del desayuno así que no podía hacer nada ahora para contentarla.
Los sonidos que venían de la habitación llamaron nuestra atención y algo angustiada mire a Kilian el solo se encogió de hombros y siguió comiendo.
Quise mirar que estaba pasando y cuando entre a donde Lauren, una maleta estaba siendo empacada con enfado.
Lauren ni siquiera me miró, sólo trataba de hacer caber toda su ropa. A pesar de que estaba de mal humor aún así me parecía muy tierna, todo estaba pasando por que no quería irse a Vancouver y dejar de vernos. Me acerqué a la puerta del armario esperando a que saliera y cuando lo hice me abrace a su espalda tratando de detener sus movimientos. Ella se tenso y trato de alejarme pero yo la tomé con más fuerza. Besé su espalda un par de veces hasta que dejó de resistirse.
-Lau, ya basta.
No dijo nada por un buen rato.
-¿Puedes soltarme? Debo organizar mi equipaje.
-Tu vuelo sale mañana, por que tanta prisa. Le dije con voz tierna.
-Por que quiero tenerla lista y además no pienso dormir aquí.
La solté por instinto cuando entendí que iba a irse a su casa.
-¿En serio?
-Si.
-Entonces perfecto. Salí de la habitación sin despedirme y tomando a Ki nos fuimos de la casa.
Sabía que no despedirme tendría sus consecuencias, probablemente ya no iba a verla hasta que regresará de su viaje. Pero también era molesto que insistiera tanto sin tratar de entender que era casi imposible acompañarla.
Horas después en la oficina me debatia entre tomar o no el teléfono y llamar a su móvil.
-Venga, si vas a llamar sólo hazlo.
Me dijo Amy al pasar detrás mío.
Trate de hablar pero me detuvo. -Ya se que es Lauren, tu cara es obvia cuando piensas en ella.
-Esta insoportable.
-¿Que ocurrió ahora?
-Insiste en que la acompañemos a Vancouver y hoy me rogó literalmente.
-¿Que le has dicho?
-Que no podíamos, Ki está en el colegio y yo no pienso que sea buena idea pedir vacaciones.
-¿Porque no Camila? Llevas más de 5 años trabajando duro en la empresa, tienes una semana de vacaciones al año ¿No crees que es tiempo que pidas otra más?
-¿Y que hago con Kilian? No puede perder clases.
-Si puede y la verdad es que una semana no es mucho tiempo, piénsalo, Lauren prácticamente te lo suplico así como me cuentas.
Treinta minutos después estaba tocando la puerta de mi jefe. Tome el consejo de Amy de sólo intentarlo para ver qué pasaba.
Más tarde luego de que mi jefe accediera a darme una semana de descanso con la condición de no pedir ni una más hasta las programadas llame al colegio de mi hijo para avisar que iba a ausentarse de clase por una semana.
Todo estaba listo y mi entusiasmo se expandió cuando imaginé la cara que iba a poner Lauren cuando se lo anunciará.
La hora de salida del trabajo fue demasiado rápida, me comprometí a enviar por correo algunos reportes y salí con Ki hacia la casa.
Al llegar Lauren no estaba. Era obvio que estaba en la casa de lado lidiando con su mal genio.
Ki se puso extremadamente feliz cuando le conté que tendríamos una vacaciones y comenzó a empacar todo lo que podía, le ayudé un poco cuando termine con lo mío.
Después de cenar fue el tiempo para darle la sorpresa a mi novia, así que sólo le envié un mensaje de texto.
---¡Lauren, ven a la casa pronto!---
Intente ser breve y además hacerla venir aún en contra de su voluntad haciéndole creer que era una emergencia.
Minutos después la miré caminar apresurada por el jardín, abrió la puerta con prisa y miró hacia todos lados tratando de descifrar que ocurría. Su cabello estaba desordenado y su pijama azul de unicornio la hacia ver muy graciosa.
-¿Camila?
Ki y yo estábamos ocultos tras de la puerta.
-¡Lolo! Gritamos al mismo tiempo haciendo que pegara un salto en su lugar, se giró de forma precipitada haciéndola tropezar hacia atrás y al final mantener el equilibrio. Sus ojos se abrieron más de lo normal y mordía su labio ansiosa.
Ki y yo soltamos una carcajada.
-Que gracioso. Dijo después de recuperarse. -¿Que demonios ocurre?
Mi risa se detuvo pero Ki continuo, no me gustaba que dijera esas palabras delante de él así que la mire de forma intensa. Se dió cuenta y trato de corregir.
-Ya ¿Que fue esto?
No le dije nada pero le indique que mirara hacia mi lado.
Sus ojos algo interrogantes se percataron de las maletas junto a la puerta.
-Sorpresa Lolo. Dijo Kilian parando de reír y abrazándose a Lauren.
Mi novia le respondió y sonrió como nunca.
-¿Es de verdad Cami? Yo asentí y me acerqué a ella. -Wow, si que...
Me apretó contra ella en un abrazo y logrando aplastar a Kilian en medio de las dos. -Auch. Se quejó.
-Es increíble si que me han sorprendido. Comenzó a saltar como una niña pequeña llevándonos a nosotros en sus saltos, por supuesto Ki la siguió feliz.
-Ya, ya. Le pedí entre risas.
-Van a ir conmigo. Dijo para luego besar mi mejilla y la de Ki.
-Así es bebé. Le dije en el oído.
Ki salió de en medio de las dos y corrió hacia el pasillo justificando que olvidó empacar algunas cosas.
-Te ves muy linda. Confesé cuando estuvimos a solas. Ella se río y miró su aspecto.
-Dios, me asustaste con el mensaje.
-Ya lo sé, pero si no te obligaba a venir no lo ibas a hacer.
-Me encantó, no sabes las tardes que tengo libres ya hice planes para los tres, vamos a ir a pasear, esquiar y luego....
Besé sus labios sin poder evitarlo. -Y vam...
Entre besos intento contarmeme todo lo que haríamos juntos.
-Mis padres pueden cuidar a Kilian mientras tú y yo salimos a algún sitio.
Deje de besarla para mirar sus ojos fijamente.
-¿Tus padres?
-Si, mis padres, ya les conté de ti y quieren conocerte.
-Eso no lo esperaba ¿No quieres llevarte sólo a niño?
Le dije algo nerviosa, su risa invadió la habitación.
-Muy graciosa Cami, pero no, tu vas a ir conmigo y la pasaremos en grande, tal vez puedan acompañarme a las firmas.
Yo asentí insegura y me abrace a su cuello.
-Te amo Lauren.
-Yo más bebé. Me hizo cariñitos en la mejilla y luego me soltó para poder caminar a la habitación. Le platiqué como había solucionado con respecto al trabajo y las clases de Kilian mientras camine tomando su mano.
Nos encontramos a Kilian en medio del pasillo.
-Olvide llevar esto. Entre sus brazos llevaba el Skate.
-Mi amor eso...
Lauren detuvo mis palabras con sus dedos.
-¡No olvides lavar tus dientes antes de dormir, temprano te hablaremos para ir al aeropuerto! Gritó Lauren cuando Kilian se alejó corriendo hacia su maleta.
Lauren me levanto en el aire y me metió a la habitación.
-Vamos a festejar. Dijo con voz seductora mientras yo reía. Pensé que sólo estaba jugando pero luego comenzó a besar mi cuello con desesperación mientras trataba de sacar mi blusa.
Gemi cuando nos llevó hasta la pared y me atrapó ahí.
-Lau.
Susurré cuando no pude pronunciar palabra.
Sus labios seguían rozando mi cuello, mordía y lamía algunos sitios sensibles, apretadas contra la pared fue imposible no sentir nuestros cuerpos tratando de lograr un contacto superior. Sus manos subieron hasta mi cuello cuando atrapó mi labio inferior entre los suyos.
-Vamos a la cama. Dijo con autoridad.
Sin pensarlo camine a la cama donde me dejo caer, ella amoldo su cuerpo al mío y continúo con su tarea.
Cuando me di cuenta de lo que estábamos haciendo y sobre todo con Kilian cerca intente separarme pero me lo impidió.
-¿A donde vas? Dejo de besar mi abdomen.
-Debemos acabar, Ki esta cruzando el pasillo puede escucharnos o entrar.
Subió hasta mis labios repartiendo muchos besos suaves.
-La puerta está bloqueada.
Me guiño y me beso de forma profunda.
-No Lauren, de verdad que no me siento cómoda.
-Dios, ya debe estar dormido amor.

LAUREN
Ponía tanta resistencia sin motivo cuando sabía que era demasiado tarde para detenernos. De un segundo a otro logre quitar su blusa y aventarla hacia el piso. Sus pechos estaban cubiertos por un sostén blanco bastante sexy. Sonreí y besé la parte de ellos expuesta.
Camila comenzó a moverse bajo de mi de forma extraña me detuve al no entender que estaba haciendo. Su cuerpo tomó fuerza de algún sitio y logró ponerme con la espalda en la cama. Se sentó a horcajadas sobre mi.
-Es mi turno cariño.
Bajo el cierre de mi pijama riendo.
-¿Que es tan gracioso?
Le pregunté divertida mientras la observaba concentrada, tomé su cabello con una mano y acerque su cara para besarla apasionadamente.
-Es que debes mirarte, te vez tan graciosa vestida así y tratando de seducirme.
Me senté para sacarme parte de la pijama y Camila sólo me miró hacerlo.
-Me gusta tu sostén. Susurró.
-A mi el tuyo. Le contesté. -Ven aquí.
Me recosté de nuevo atrayendola conmigo.
Sentí sus pechos sobre los míos aunque existiera la molesta tela entre ambas.
Su respiración era irregular mientras me besaba y mordia mis labios. Cuando casi logre soltar su sostén de la espalda, alguien tocó la puerta.
Casi lanzo a Camila hacia el piso, bajó de mi y busco su blusa en el piso, yo subí mi pijama y la abroche.
-Demonios. Bufé.
-¿Que ocurre cariño?
Le gritó Camila agitada. Mordí mi labio cuando camino a la puerta, en serio que se estaba poniendo tan caliente todo.
-Hola mamá ¿Puedo dormir aquí? Creo que estoy muy inquieto por el viaje.
La voz tierna de Kilian trataba de convencerla. Ese niño siempre lo aplicaba en momentos como éste, deseaba que Camila le dijera que no y así poder continuar con lo nuestro.
-Amm...
~Dile que no~ me dije mentalmente.
-Si, seguro cariño.
~¿Que?~ estuve a punto de gritar, después de la respuesta y el sonido de la puerta abriéndose el pequeño corrió hacia la cama tomando el lugar de mi chica.
-Hola Lolo. Kilian me saludo con una sonrisa encantadora.
-Hola cariño. Besé su frente cuando se acurrucó bajo las sábanas.
Camila regreso hacia la cama mordiendo su labio inferior y dándome una mirada de disculpa.
-Me pondré la pijama. Dijo en voz baja y camino hacia el armario. Ki al parecer callo dormido al instante. Por otra parte no sabía si Camila lo había hecho a propósito pero desde la cama podía ver la puerta entre abierta del baño donde se quitaba la ropa, la interior quedó puesta y despacio deslizo una playera larga sobre su cuerpo. Quería ir ahí y terminar todo en el baño pero sabía que ella me rechazaría. Para mi mala suerte se le ocurrió quitarse el sostén.
~Dios mio~
Molesta salí de la cama y camine decidida hacia ella. Claro qué se dió cuenta de mis intenciones así que extendió sus manos para evitar que me acercara.
-Lauren, por favor Ki esta en la cama. Me suplicó con la mirada que la dejara tranquila.
-Ya lo sé pero no puedo resistirme, vamos a la sala. Pedí inquieta.
-No. Dijo entre dientes y terminó de cepillarse el cabello. -Vamos a dormir ya. Gruñí bajo y abrí la ducha. -¿Que haces?
-Es obvio, me siento muy mal.
Saqué toda mi ropa sin pudor delante de ella y me metí bajo el agua, tras la cortina Camila salió del baño cerrando la puerta.
Cuando regresé a la cama después de una larga ducha y secar mi cabello, Kilian dormía con su pie sobre la espalda de Camila y ella por su parte sólo ocupaba la orilla de la cama. Con cuidado de no despertarlos acomodé a Ki en medio de la cama y trate de enredarlo para que no se moviera el resto de la noche. Arrastre un poco a Cami para evitar una caída y finalmente me acosté del otro lado.
El sueño no tardó en llegar sobre todo cuando pensé en que había recibido horas antes una excelente noticia. No regresaría sola a Vancouver y no tendría que preocuparme de tenerlos lejos. Simplemente iba a pasar increíbles días junto a ellos, o al menos eso pensaba.

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