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CAMILA
Amy alargó su estancia en casa y nos acompañó a cenar, durante la misma no paraba de molestar a Lauren, sobre todo para dejar en evidencia que no sabía nada sobre mi estado.
Lauren se volvía loca cuando no entendía que me pasaba.
-¿Segura que estás bien cariño? Te ves demasiado pálida.
Acababa de devolver la cena.
-No, claro que no.
Le dije molesta. Aquí venían mis cambios de humor.
-Vale, mejor ve a descansar.
Me ayudó a levantarme, estaba hincada frente al inodoro. Algo débil logré seguirla para lavar mi boca, odiaba tener que vomitar casi todo.
Recordé los primeros meses cuando Kilian habían sido mucho peores, por que estaba sola. Me abracé a Lauren con muchas emociones instaladas en mi pecho.
-Hey esta bien corazón.
Sus manos acariciaron mis hombros mientras me rendía al llanto. -¿Pronto pasaran estos síntomas?
Asentí, solo la estaba asustando.
Amy tocó la puerta del baño.
-¿Ambas están bien o están ocupadas? Dijo con voz de insinuación.
Lauren rodó los ojos fastidiada y abrió, mientras me miraba al espejo ellas discutían en el pasillo. No lograba entender como habían pasado a ser enemigas a amigas que discutían por todo. En un inicio Lauren estaba celosa de Amy por que pasaba demasiado tiempo junto a mi pero pronto la convenció de vigilar mis movimientos en la oficina.
La risa de Lauren resonó en el pasillo, salí y sonreí a ambas.
-Mila, ya me voy así podrán descansar, te ves terrible amiga.
Gruñí. Se fue luego de besar mi mejilla y la de Lauren.
Mi hijo continuó hasta su recámara donde veía la televisión.
-¿Camila?
La cama era muy cómoda y más cuando estaba entre los brazos de mi prometida. Aún así insistía en no dejarme dormir.
-hmmm...
-Amor, estaba pensando mucho en estos meses ¿No te parece buena idea retrasar un poco la boda?
Abrí los ojos asustada.
-¿Ya no quieres casarte conmigo?
-Por dios Cami, claro que sí solo que...
-Genio, tu lo propusiste y luego ya no quieres. Reclamé muy enfadada.
-No espera, lo que yo quiero es que tu te encuentres mejor y así disfrutes más la boda cariño.
-No quiero estar gorda, se queda como al inicio y ya.
Me separé de los brazos más enfadada. Apenas y creía sus palabras. Si la retrasaba estaría de 4 meses o más, mí cuerpo no estaría para nada en forma y el vestido jamás entraría en mi.
-No lo estarás pero ya entendí mejor a dormir. Dijo insegura.
Sus brazos intentaron sujetarme de nuevo pero yo me retiré.
-Dejame. Le dije. -Sabes me encantaría dormir aquí sola. Estaba de un humor pésimo y casi todo lo que decía salía sin querer.
-¿Que?
-Lo que escuchaste.
Se llevó una almohada y una cobija, sus pasos continuaron hacía la sala. Estaba enfadada y yo también.
Algunas horas después durante la madrugada no pude más y la fui a buscar. Era tan extraño ese vacío cuando no dormía a mi lado, sobre o abajo de mi. Mi corazón dolía al no tenerla cerca y abrazarla. Con cuidado de no hacer ruido la encontré en el sofá grande y me deje caer sin pensar. No se quejó pero peleo un buen rato por la cobija. Un rato después me abrazó por la cintura y nos cobijo a ambas.

LAUREN
Después de esa pequeña discusión el día siguiente fue peor. Por la madrugada cuando la sentí dormir a mi lado pensé que su enfado por la boda había pasado pero no fue así.
Su humor empeoró y no me dejó ni llevarla al trabajo.
A pesar de sus síntomas no pidió tampoco permiso para descansar.
Desesperada por no encontrar una buena fuente de inspiración apagué mi ordenador.
Di varias vueltas a la casa e intenté hacer un espagueti para comer. Miré el reloj por mucho tiempo.
A medio día no resistí y llamé a su oficina.
-¿Porque hablas aquí?
No hubo ni siquiera un saludo decente. Solo su tono de voz agresivo.
-Por que sabía que si marcaba a tu número todo sería peor ¿Como va el día?
Silencio, estaba pensando en colgarme era lo más seguro. Mordí mi labio sin saber que más decir.
-Debo cortar.
Aclaré la garganta. -Muy bien amor, yo...te veo más tarde.
Dije por fin. Luego otro silencio de su parte.
-No iré directo a casa al salir Lauren.
¿Que? Quise gritar, ya no era Lolo o amor, solo Lauren.
-¿A donde vas? Me estaba cansando. -Con mis padres, quiero pasar un rato y Kilian parecía entusiasmado en la mañana, así que te veo en la noche.
Suspiré profundo, contentarla iba a ser difícil. Mi mejor opción era esperar a que se le pasara.
-Con cuidado amor. Dije finalmente. El sonido de que había colgado se hizo obvio. Permanecí mirando el aparato por un buen tiempo. En blanco. ¿Debia ir a casa de sus padres? O eso solo era un "déjame en paz un rato".
Salí a correr y llevé a Maní conmigo. Era bastante ligero y juguetón así que me obligo a correr rápido. Ni siquiera medí el tiempo y cuando menos me dí cuenta ya era de noche. Varias cuadras antes de llegar a casa tuve que cargar a Maní en los brazos estaba agotado.
Lo único que deseaba era por fin ver a Camila en casa.
Las luces estaban encendidas y su auto estacionado fuera.
Subí los escalones del porche, justo cuando iba a meter la llave en la puerta, alguien más la abrió.
-¿Donde mierda estabas?
Cami una vez más me gritaba. Dejé al cachorro en el piso y la miré. Parecía cansada y muy muy molesta. -Fui a correr un poco.
-¿Un poco? Preguntó entrecerrando los ojos.
-Si...f...
-Lauren, tengo aquí más de tres horas y no es un rato.
Wow, si que estaba molesta.
-Cami, fui a correr por que no podía pasar un minuto más aquí en la casa, además me dijiste que estarías con tus padres.
-Pues no fue así. Reclamó.
No quería discutir así que me di la vuelta y quité mis zapatos de correr. Con calma desate las agujetas y espere a que su modo agresivo terminara.
Cuando la miré de nuevo Kilian estaba poniendo atención a nuestra discusión desde la sala.
-Hola cariño. Sonreí y el me lanzó un beso.
-¿Y bien?
Estaba cruzada de brazos y me miraba mal.
-Cami estaba haciendo lo que te dije.
Intenté tomar su mejilla pero se alejó. -No quiero que me toques quiero la verdad sobre donde estabas.
-Dios, Cami ya te dije a donde, más bien ¿Porque me mentiste? Me haz dicho que no regresabas temprano.
Tomé dirección hacia el patio trasero. No me gustaba que Kilian viera que discutimos. Sus pasos se escucharon tras de mi.
-Camila, no quiero iniciar otra discusión tonta ¿Bien? Salí a correr y ya.
Me miró por un largo tiempo, luego simplemente asintió llendo a la recámara. El resto de la noche hasta el momento de dormir ninguna de las dos dijo algo. Kilian por supuesto se preocupó y platico conmigo. Yo le había prometido que arreglaria todo para el día siguiente.
Cuando entre más tarde a la habitación ella ya estaba acostada leyendo algo. Ni siquiera me miró. Coloqué mi pijama y subí a la cama. Si reclamaba me iba directo al sofá a dormir.
Subí a la altura de su vientre y sorprendiéndola le besé.
-Te quiero cariño. Susurré.
Sus ojos se desviaron hasta mi sitio. Le había prometido hablar con el bebe así todas las noches y no por una discusión iba a dejarlo pasar.
-Tambien es para ti, hasta mañana. Le dije cuando me amenazó con la mirada.
Quede en mi sitio habitual, me cubrí con la cobija y quedando a distancia considerable de su cuerpo. Le dí la espalda.
Ella no dijo nada como en todo el día, sentí que se removia un poco y gruñía. Las luces se apagaron y solo hubo silencio.
-¿Lauren? Preguntó en la oscuridad. Yo estaba a punto de quedarme dormida.
-¿Hmmm? Le pregunté.
-¿Podrías abrazarme? No puedo dormir.
Era muy tierna al pedirlo pero igual era yo la que estaba dolida por su actitud tan infantil, en primera por que la boda seguía en pie y en segunda por sus gritos en la discusión. Una discusión estúpida.
No respondí aunque me moría por decirle que si.
Ella no dijo nada pero se movió un poco hacía mi cuerpo.
-¿Lau?
Quería que se disculpara o al menos me diera una razón para su actitud.
-¿Lauren? Dijo esta vez enojada o no sabía, tal vez estaba a punto de llorar. Un sollozo se escuchó en la habitación. Me partía el corazón escucharlo pero igual tenía mi orgullo y no me sentía de acuerdo con su forma de pedir disculpas.
Fingí dormir.
-Lo siento mi amor. Dijo en mi oído.
-Lo siento por lo de hoy, yo...no se lo que me pasa, supongo que es parte del embarazo, no quiero que me dejes de querer y...
Sollozó.
-Te amo.
Me gustaba escuchar que lo dijera, de forma apresurada se levantó de la cama. De reojo miré que se ponía la bata y caminaba a la puerta.
Cuando volviera le iba a hablar. Era tonto pero así era yo.
Minutos después entró con un bote de helado y la salsa de tomate.
Quise reír.
Llegó a la cama y se recargó en el respaldo. No dijo nada solo comía.
Hubo un silencio largo y me vi sorprendida. Ella había puesto helado en mi cuello.
-¿Pero que te pasa Camila?
-Yo lo siento cariño, estaba de antojo.
Agachó la mirada triste, sus mejillas se llenaron de más lágrimas.
¿Que mierda le estaba pasando? Me senté junto a ella.
-Oye me preocupas. Solté.
-Lo siento. Su voz era débil y triste, no soporte más.
-Te perdono cariño ven aquí. La llamé a mis brazos y se lanzó sobre mi. Besé sus mejillas y la dejé que comiera el helado en mi cuello. No fue desagradable al contrario me gustó sentir sus labios en ese sitio.
Llegó a mis labios esta vez y no se detuvo. La besé también, con mucho cariño y sobre todo por que había extrañado besarla en todo el día. Hundí mis manos en su cabello y la atraje más.
Sus gemidos empezaban a escucharse hasta que se separó.
-Quiero dormir.
-¿Como?
Era la maldita segunda vez que me calentaba y luego lo olvidaba por completo.
-Tengo sueño ¿me abrazas?
Se acurrucó en mis brazos.
Nos acomodamos en la cama y ella apoyó su cabeza en mi hombro, segundos después su respiración se hizo lenta. Estaba dormida y olía a vainilla. Sentía aun el sabor de el helado en mis labios. La había extrañado y estaba confundida. Tenía que conseguir los malditos libros pero ya. Sus cambios constantes de humor acabarían conmigo.
Pensé en lo linda que se vería en algunos meses y con esa imagen en mi mente me quedé dormida a su lado.

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El siguiente es largo lo prometo 😘

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