Cuando el mundo de luz se suma en la oscuridad reinante y los corazones puros cambien, la esperanza en los vivos se esfumará y los sueños se convertirán en penumbrosas pesadillas interminables, el destino se cerrará a la vista y el último rastro de...
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El más allá.
"El peor enemigo del hombre aunque esté bajo las alas de la calma, es siempre la monotonía."
"Excursión", fueron las únicas palabras que cierta joven de pelo largo color castaño cuyo nombre era Vio, pudo oír del maestro de la institución, aquellas palabras la habían "despertado" de sus sueños, seguido del grito de aprobación de sus compañeros, quizá, una salida en grupo podría quebrar con la monotonía de las largas clases matutinas sumergiéndolos en un mundo aparte que podría considerarse, una pequeña aventura.
Sin embargo las siguentes palabras del maestro volvieron a sacarla de su trance.
-Bien chicos, mañana mismo partiremos, asegúrense de llevar todo lo necesario, no olviden llevar comestibles y cámaras fotográficas, y por cierto, tampoco olviden llevar sus apuntes del día de hoy.- Mencionó el maestro encargado.
"¿Llevar los apuntes de hoy?"
Eso mismo era lo que ella pensaba, Qué sentido tendría llevar anotaciones, si después de todo no sería como un día normal de clases.
Después de aquél aviso, el maestro se había retirado de la sala, dejando por concluída las clases del día, sin perder tiempo, los alumnos abandonaban las salas por igual, dispuestos a regresar a sus casas, su partida estaba programada para el siguiente amanecer, debían preparar todo lo necesario para, posteriormente, dirigirse a la cama.
Esa misma noche, Vio no conseguía conciliar el sueño, siempre, como cada noche y al cerrar los ojos, aquellos extraños sueños llegaban a su mente, sumergiéndola en un maravilloso mundo de fantasía del cuál no conseguía huír.
Un mundo desconocido que se alzaba frente a ella habitado por criaturas desconocidas, criaturas, que sólo se creían un mito se hallaban en un cruce perfecto entre sueños y realidad.
Sin embargo..
Su sueño no era tranquilo, no era feliz.
Los muros que se alzaban en un territorio eran atacados por criaturas híbridas e indescriptibles para ella, a un lado se hallaban los defensores de aquél territorio, hombres valerosos con resplandecientes armaduras y afiladas armas protegían ferozmente el muro desde el suelo, en el aire, más hombres con armadura se desplazaban sobre pardas criaturas aladas de gran tamaño similares en forma a las Águilas pero que éstos de alguna forma poseían cuatro patas y cola felina.
No eran aves comunes.
No era una escena feliz.
Era un campo de batalla.
La luz en los corazones de aquellos hombres era apagada lentamente mientras la muerte parecía sonreírles frente a las más feroces bestias que los atacaban, uno a uno iban cayendo.
