Cuando el mundo de luz se suma en la oscuridad reinante y los corazones puros cambien, la esperanza en los vivos se esfumará y los sueños se convertirán en penumbrosas pesadillas interminables, el destino se cerrará a la vista y el último rastro de...
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Sueño real.
Y con las fauces abiertas, aquella brillante criatura desconocida se había aproximado a la joven en sueños y en una fracción de segundo la había "devorado" arracándola de aquella distracción provocando que ella despertase súbitamente mientras enfocaba la vista en su alrededor.
Se hallaba nuevamente en aquella cómoda cama de una de las habitaciones contiguas del hogar del líder sin embargo nadie más se hallaba ahí, el sol que ingresaba lentamente por las ventanas cerradas habían dado la noción de que el día se hallaría en su medio antes de la noche, con el recuerdo de aquél sueño fugaz, la joven se había puesto de pié mientras sacudía sus ropas fijando la vista a su alrededor, poco bastó para que ella nuevamente se encaminara al exterior cruzando a través de aquella gran sala y abriendo las puertas de par sólo para hallarse con un gran vacío en las calles, aquella multitud presente en la mañana ahora no era más que un canto al vacío siendo los únicos rastros de vida el relinche de algunos caballos en el establo contiguo a la casa del líder y el canto de las aves diurnas sobre los techos de las casas.
--¿Dónde estarán..?-- Murmuró la joven para sí.
Sin respuesta.
La ausencia de las personas habían sido el gatillo que disparó el avance de la joven mientras una ligera brisa golpeaba su pelo y ropas meciéndolos de lado a lado mientras ella caminaba en calma, de casa en casa, no se había hallado con nadie, ni el líder, ni la misma sombra que le había salvado la vida.
--Ven..-- Susurró una voz.
Inconscientemente la joven había girado la cabeza en dirección a la voz más nada había conseguido ver por lo que había fijado el rumbo nuevamente en donde creía se hallaría el propietario.
--Ven..-- Susurró la misma voz.
--Viene de los establos..-- Murmuró Vio.
Con la duda puesta en su cabeza y en su corazón, ella había comenzado a caminar hacia los establos de los cuales, las puertas de entradas se hallaban abiertas de par en par.
Avanzando de manera lenta había llegado hasta las puertas desde donde había divisado a un blanco caballo amarrado a un poste el cuál, al notar la presencia de ella, se había puesto de manera erguida mientras levantaba la cabeza en señal de atención.
--¿Tú me llamaste?.-- Interrogó ella.
Silencio en respuesta.
El animal no había movido un sólo músculo mientras se hallaba en aquél lugar como si estuviera fuertemente conectado con la joven de apariencia híbrida, ella, al notar aquella conexión se había aproximado al caballo colocando la mano derecha sobre la cabeza del animal sin embargo en aquél momento su vista fué inesperadamente nublada por un par de manos, ante la sorpresa ella había llevado su mano izquierda hacia su rostro y había llevado la mano blanca hacia la espalda en señal de que haría uso de aquellas afiladas garras que ya se había acostumbrado a llevar desde aquél día.
