Capítulo VI

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Regreso al castillo

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Regreso al castillo.

El resto de la noche fue bastante tranquila para ambos chicos, mientras el albino descansaba, Vio se encargaba de cuidar al equino herido, hasta que los primeros rayos del sol se hacían presentes en el horizonte, aclarando la vista del lugar, minutos después, Shiro comenzaba a despertar, viendo a la chica y a su caballo cerca de él.

--Buenos días.-- Saludó el caballero.

--¿Veo que ya despertaste, como te sientes?-- Interrogó la joven.

--Ya no estoy cansado, asi que ahora debemos irnos.-- Agregó el albino con prisa.

--¿No te estás apresurado demasiado?.-- Cuestionó ella.

--Ya deben estar preocupados por nosotros, debemos regresar..-- Aclaró Shiro

--Pues vamos a tener que caminar, tu caballo aún no puede apoyar su pata herida sin tambalearse..-- Señaló Vio.

Luego de aquellas palabras, ambos chicos se ponían en marcha nuevamente, al parecer la herida del equino había mejorado, sin embargo aún le impediría llevar a alguien sobre su espalda, por lo que ambos chicos tendrían que caminar, afortunadamente el castillo no se encontraba muy lejos, aproximadamente unos 120 minutos a pie, por lo que el resto del camino, ambos avanzaron en silencio entre la maleza, en compañía de las aves y diversos animales salvajes de pequeño tamaño, atentos a cualquier amenaza que pudiera surgir de la arboleda, minutos más bastaron para distinguir el final del bosque, y poder divisar la figura del castillo que se alzaba majestuosamente sobre el horizonte, puesto a que no habían regresado el día anterior, ahora habían varios centinelas en una de las torres, tratando de ubicarlos, hasta que uno lo consiguió, dando señales para que la gran puerta volviera a emitir aquellos estruendos de sus engranajes al abrirse.

Un soldado se acercaba a recibirlos, sin poder ocultar la felicidad que sentía de ver al preciado "hijo" del rey, y a la chica que los ayudaría a vencer ya que bien sabían que no podrían ocultarse todo el tiempo, y ella podría ser una pieza clave en su plan.

--Nos habíamos preocupado bastante, ¿ambos estáis bien?..-- Interrogó el hombre.

Ante la interpelación, los dos chicos asintieron levemente como respuesta, sin embargo no bastó mas de dos segundos para que el soldado viera al caballo herido de Shiro, el cuál se tambaleaba por la herida, por lo que el hombre rápidamente lo tomó, llevándolo en dirección a los establos, desde donde sería atendido por uno de los cuidadores.

--Ya debe ser hora del desayuno, estoy hambriento, será mejor que vayamos hasta el comedor.-- Aconsejó el caballero albino.

--Y que lo digas, yo estoy igual, pero parece que realmente se preocuparon por nuestra ausencia.-- Respondió la joven.

--Es normal.-- Finalizó él.

Después de eso, ambos chicos avanzaron hacia el comedor, el cuál ya se encontraba completamente vacío, tomaron asiento en una de las endebles y viejas mesas de madera, mientras los cocineros de encargaban de servirles el desayuno, el cuál consistía en huevos fritos, jamón y algunas frutas.

El Trueno Blanco.Where stories live. Discover now