Capítulo XXXIV

19 3 3
                                    

Lluvia imparable

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Lluvia imparable.

-¿Has vuelto con las manos vacías?- Interrogó una voz.

Y en ese momento, en aquella oscura sala iluminada sólo por la pálida luz de una antorcha en extinción que ya no conseguía esclarecer el ambiente, una figura sombría pronto denotaba su presencia en el lugar, siendo la segunda alma que se hallaba latente.

La sombra avanzaba lentamente hacia el hombre que había emitido esa voz, mientras formaba pequeños charcos de agua tras él pues lo cierto era que la intensa lluvia exterior se había encargado de empaparlo completamente, de la cabeza hasta los pies.

-Mi señor, se me ha salido de control, no esperaba que el Trueno Blanco pudiese entrar en fase durante el ataque.- Respondió aquella sombra.

-¿De qué estás hablando?, ¡Sólo es una niña!, ¿Cómo es que no hayáis sido capaz de traerla?- La primera voz pareció ponerse más tensa.

-Mi señor, el Trueno Blanco ya no es esa niña, ha demostrado su verdadera forma y ha huído llevándose a sus amigos y, permitidme que se lo diga, pero aquella sombra que lucha como Quimera ahora los acompaña.- La siguiente voz nuevamente habló.

Mostrando su sombría forma humana, la misma criatura que en transformación era capaz de envenenar el ambiente entero sólo con su aliento púrpura.

-Con que es así... escucha bien, tráeme a ese traidor y también al Trueno Blanco, los quiero vivos, tengo grandes planes que atribuirles y para ello los necesito ilesos por ahora.- Sentenció la voz, que resultó ser la de aquél falso Rey cuya mentira al final fué descubierta.

-Permítame preguntarle pero... ¿Por qué desea al Trueno Blanco aquí?, en esas condiciones es ahora alguien peligroso, no creo que pueda controlar a esa criatura, mi señor.- Respondió aquella Hidra con forma humana.

-Obedece y no hagas preguntas.- Sentenció el Rey.

-Espera, tengo una mejor idea, si dices que el Trueno Blanco ahora se ha puesto más peligroso y, con esa criatura de su lado es obvio que todos esos esclavos atacarán, tu misión es ahora infiltrarte en sus tropas y averiguar sus planes para mantenerme informado, también os digo que busquéis la forma de acercaros a esa leyenda para apartarla del lado de ellos, ese será tu trabajo desde ahora y no me falles.- Interrumpió de nuevo.

Y ante aquellas palabras, la sombra palideció de la impresión y precipitada orden que se le había impuesto.

-¿Infiltrarme?.. ah, deseas saber todo acerca de sus movimientos, y aunque me costará gran trabajo no matarlos a todos en el primer contacto, aceptaré gustosamente vuestra orden, sin embargo tengo mis condiciones.- Respondió la Hidra humana.

-Las escucho..- Agregó el Rey.

-Quiero matar al Trueno Blanco yo mismo.- Finalizó aquél ser, sin revelar todas sus intenciones.

-Es un trato.- Agregó el hombre con el don de la mentira.

Mientras la oscura capa ondulante del Rey nuevamente se alzó por obra del viento artificial y el suelo comenzó a ganar ecos metálicos en su avance contínuo denotando que el hombre se retiraba de vuelta a su trono viendo a aquella bestia humana acatar su pedido con obediencia aún sin conocer las verdaderas razones de su mandato.

-Con esa Hidra y el legendario Trueno Blanco bajo mi control, nadie más podrá revelarse en mi contra, jamás.- Finalmente murmuró, con una sonrisa macabra, reposando en su trono.

Mientras la sombra se marchaba hasta abandonar el castillo al final pues le fué dada una orden que ponía en juego sus instintos y ganas de saciar su sed carmesí.

Pero estando en aquella forma conocida para la joven leyenda, él sin duda sería descubierto.

Y lo sabía perfectamente.

Así que su trabajo comenzaba en una nueva forma pues, al igual que la Quimera, él podía imitar a cualquier criatura más la de una persona humana diferente a la que él llevaba, le sería muy difícil.

Pero no imposible.

Pelo rubio, ojos verdes, piel blanca, estatura normal.

La sombra que antes conformaba aquél caballero de brillante armadura y leal protector de la joven, repetía fielmente los detalles a medida que iniciaba con su trabajo de transformación.

Hasta que..

Cada parte de él pronto cambió, desde la cabeza a los pies, sin embargo, no todo fué perfecto pues su lado peligroso no había sido capaz de ocultarse del todo y él lo había averiguado en ese mismo momento al hablar, la perfección a veces jugaba una mala broma pues su nueva forma no parecía tener fallas físicas sin embargo, cuanto más hablaba, una capa de aire púrpura abandonaba su boca.

Era el mismo veneno que podía expulsar como Hidra, aquél letal aire púrpura que podría ser capaz de estropear sus planes.

Esa era la falla en su cambio sin embargo, con más control en su habla, no tendría problemas en pasar desapercibido entre la muchedumbre humana y animal.

Pero por otra parte, las probabilidades de ser detectado por el Trueno Blanco eran muy elevadas aún con aquella afinidad pues la joven leyenda podría reconocerlo fácilmente por sus costumbres o personalidad.

Y sin más dudas que surcaran su mente, el antes caballero finalmente emprendió su viaje, montado sobre el mismo negro caballo que una vez, Vio había conocido, confiado en que su nueva apariencia ocultaría su mentira innata a la vista del enemigo.

Y sin más dudas que surcaran su mente, el antes caballero finalmente emprendió su viaje, montado sobre el mismo negro caballo que una vez, Vio había conocido, confiado en que su nueva apariencia ocultaría su mentira innata a la vista del enemigo

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
El Trueno Blanco.Where stories live. Discover now