Capítulo XIV

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En las garras del enemigo

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En las garras del enemigo.

Las llamas ardiendo en las antorchas pegadas a las paredes como único recurso luminoso terminaban por revelar una sombra inmóvil, una sombra que aguardaba el momento exacto, una sombra lista para atacar.

El seco sonido de la gran puerta al abrirse había sido callado por esa misma sombra, la sombra que había invadido aquél campo de batalla contra el sueño en el que los perdedores habían sido vistos a simple vista, un joven de cabellera albina recostado en uno de los sillones que adornaban la habitación de la joven y ésta templada en el lecho cubierta por cálidas mantas.

Pasos por la habitación, pasos que se acercaban, la sombra había pasado frente al albino dormido, se acercaba a la joven.

Eco metálico que invadió el ambiente y el sonido que producía una espada al chocar con otra pronto fué audible en el interior, las llamas de la antorcha cercana vibraron ante una ráfaga de aire, el albino se hallaba fuera de su sueño sosteniendo la espada que había chocado contra la otra que manejaba aquella sombra, la chica también despertó.

--.....--

Las palabras no fueron audibles más la llama que emanaba una tenue luz en la habitación se extinguió y el sonido metálico de una espada al chocar contra otra fué reemplazado por el sonido de un cuerpo cayendo al suelo, el mal estaba hecho.

La sombra que había aguardado el momento oportuno para atacar se había retirado de la misma forma mientras la penumbra cubría sus incesantes pasos hasta su escondite, había logrado con su cometido.

......

Bajo la última luz de la luna en retirada, el movimiento y el quejido se hizo presente en la oscuridad falsa, rechinar de madera, golpes de metal, relinchar animal eran los únicos sonidos audibles en el interior de aquella falsa oscuridad cubierta donde un nuevo quejido de dolor se hizo presente y un suspiro cansado lo siguió, una cabellera albina se agitó y el cielo reflejado en azules ojos fueron abiertos, el caballero albino despertó de su sueño provocado.

--Dónde... estamos.. argh..-- Interrogó el albino con voz débil.

--Tal vez hace unas horas pude haberte dicho que en el castillo pero ahora no lo sé, llevamos moviéndonos desde hace un buen tiempo y si yo fuera tú no lo haría.-- Respondió ella.

--¿Hacer que?-- El nuevamente interrogó.

--Moverte mucho, mientras andabas quejándote por el dolor estando dormido nos amarraron y no me agrada que te recuestes sobre mí así que quítate.-- Respondió ella.

--¿Ama...rrados...?-- El albino habló.

--Maldición!!! En la noche fuimos atacados!! ¿Qué rayos estáis haciendo? ¿Acaso no sabéis en lo que os estáis metiendo?.-- El caballero alzó la voz.

El Trueno Blanco.Where stories live. Discover now