Capítulo XXIX

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Duda y valor

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Duda y valor.

La blanca espuma que caía de la boca de aquella bestia salvaje pronto fué succionada por la misma al alzar la cabeza emitiendo un sonoro aullido que había forzado severamente a su manada entera a reunirse y lanzarse al ataque calculado.

Eco metálico.

La boca del primer lobo negro en atacar había emitido un sonoro crujido al chocar contra el brazo derecho de la joven rozando las afiladas garras que lo habían hecho chillar mientras caía al suelo arrastrándose, ante el sonido de aquél chillido, un segundo lobo se había lanzado sobre la joven de manera inesperada y había mordido con fuerza su hombro derecho provocando que ella soltara un grito de dolor mientras tomaba nuevamente distancia llevando su mano derecha sobre la herida que no había tardado en dejar salir aquél característico carmesí vital.

Como si un premio se hallara frente y listo para ser tomado, los demás lobos, cinco en total, se habían lanzado sobre la chica uno seguido de otro siendo dos de ellos desviados por un rápido movimiento de ella misma mientras que el tercero había probado nuevamente el amargo sabor de las afiladas garras sobre el interior de su boca mientras caía al suelo escupiendo sangre y rodando por el dolor.

Presos del susto ante la caída de su compañero, los restantes lobos habían comenzado a dudar mientras daban pasos hacia atrás en un intento de reagruparse nuevamente, cerca estuvieron de retirarse de la escena y abandonar a su presa sin embargo el hambre de días había sido su nueva motivación para arriesgar sus vidas en busca del preciado alimento de vida.

Un siguiente lobo gris de gran tamaño y con la boca espumosa no tardó en lanzarse sobre ella mientras Vio había retrocedido instintivamente evitando el ataque sólo para ser sorprendida por un siguiente canino flaco que le había propinado una feroz mordida en la pierna derecha otorgando tiempo suficiente a sus compañeros como para que éstos nuevamente se lanzaran sobre ella a gran velocidad en busca de morder cada parte móvil de su presa antes de matarla y devorarla.

Desafortunadamente para aquél lobo guía que no había tardado en incorporarse nuevamente al ataque, el costo por tal riesgo había sido tal que el crujido de un hueso al romperse pronto había emitido el chillido de su manada quiénes habían retrocedido instintivamente al ver a su líder caer al suelo mientras la sangre emergía de su boca a borbotones.

Segundos atrás, la joven había aguardado el momento exacto en el que la bestia se lanzara sobre ella para alcanzar la boca del lobo con sus afiladas garras provocando que ésta vez el precio por su osadía fuera nada menos que una mandíbula hecha añicos.

El chillido del animal herido pronto había hecho que los demás comenzaran a retirarse nuevamente abandonando a aquél que los había guiado toda la vida a su suerte mientras la presa ahora se hallaba en las cercanías de su botín grisáceo el cuál aún yacía en el suelo emitiendo chillidos de dolor mientras la sangre brotaba de la boca que le había quedado abierta.

El Trueno Blanco.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora