Capítulo XII

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Aria

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Aria.

--Eso.. no es posible...-- Agregó Shiro de manera entrecortada.

El chico albino no conseguía ocultar la expresión de sorpresa que se había dibujado en su rostro ante aquella emocionante pero a la vez extraña escena del que la joven había salido totalmente ilesa de lo que sería un golpe seguro a manos de una poderosa bestia oscura.

--Yo no sé cómo dirigir un caballo y menos uno de ese calibre, así que me pareció buena idea decirle no me que tirara.-- Mencionó la joven.

--P..pero es imposible que te obedeciera..-- Cortó el caballero blanco si poder recuperarse.

Antes de que ella pudiera cuestionar el pensamiento del albino, éste nuevamente tomó la mano de la chica, llevándosela consigo, a medida que se alejaban de la multitud que observaba atónita aquella fugaz escena de fantasía, el chico parecía comenzar a asimilar la situación a medida que transcurría el tiempo mientras que una fuerte emoción se arraigaba en su corazón.

--¿Os habéis comunicado con el animal?, es un Pegaso, el único que se ha visto hasta ahora, Vio, tenéis que contarme todo..-- Comentó el caballero blanco.

Nuevamente, y tras varios minutos de ser prácticamente arrastrada por la inestable emoción del caballero, en el interior de aquél gran castillo blanco, el albino la conducía hasta el comedor a través de extensos pasillos únicamente iluminados por obra de la luz que emergía de las distanciadas antorchas, fuera de las principales horas del día, el lugar se hallaba completamente frío y vacío por lo que ambos contarían con cierta privacidad para conversar sobre lo ocurrido.

--Sólo le he dicho lo que debía hacer, a parte de eso no le he hablado, no lograría entenderle después de todo.-- Mencionó la joven.

--Pero es un caballo alado salvaje.. de ninguna manera habría permitido que alguien se montara sobre él sin antes hacer lo posible por tirarlo, Vio, un caballo así jamás aceptaría ordenes de nadie, su espíritu de lucha es muy poderoso, comprendes lo que ésto significa?.-- Cuestionó Shiro con emoción.

--Pues... quizás, sí pero, en ese momento creí que fué buena idea hacerlo o mejor dicho, lo sentí como si estuviera conectada al animal por alguna razón.-- Agregó ella con calma.

--Creí haberos dicho que me informaras de cualquier cambio.-- La expresión en el rostro de Shiro cambió.

--¿Vas a empezar con eso de nuevo? Además, yo no lo sabía sino hasta hace unas horas, como no conseguía dormir, decidí salir a dar un paseo y la verdad, en ese momento me sentí atraída por el establo, cuando entré, vi a los caballos y éstos se fijaron en mí, como si esperaran que les dijera algo, sin mencionar que nunca me contaste nada sobre un animal así, no sabía que realmente existían.-- Mencionó Vio.

--Entonces.. ¿les dices qué hacer y ellos simplemente obedecen?.-- Interrogó el caballero.

--Eso creo, al menos ese caballo sí lo hizo.-- Respondió la joven.

El Trueno Blanco.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora