Capítulo XL

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Presintiendo el peligro

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Presintiendo el peligro.

La escalofriante criatura con hedor a carne putrefacta huyó, dejando a la joven leyenda y a su amigo en un completo silencio.

Mientras la tarde iba cayendo.

La joven comprendió que debido al estado de su compañero, éste moriría si no era atendido con prisa de manera a que, tan pronto como pudo, la chica rasgó parte de su ropa mientras la colocaba sobre la herida, en ese momento ella pudo ver cómo Shadow regresaba lentamente a su forma humana aún estando inconsciente y aquello sin duda era una buena noticia pues, con el cuerpo despellejado y a la luz de lo que una vez fué aquél toro salvaje, cualquier depredador carnívoro notaría el aroma y rápidamente vendría en su busca y no tardaría en hallarse de nuevo a la joven y a su herido compañero como un premio doble de cena.

Como pudo, Vio amarró la tela fuertemente al vientre de su compañero por sobre aquella capa que portaba, sin duda la presión de la tela sobre la herida abierta causaría que la hemorragia se detuviese, sin embargo aún quedaba el problema de moverlo de allí, lejos del peligro que aquellas carnes de regalo atraerían.

Y bajo un suspiro pesado, ella colocó ambas manos sobre los brazos de su amigo tirando con fuerza.

Shadow quizá no era la pesada Quimera de antes y su cuerpo humano no era como el de un excesivamente muscoloso hombre pero aún así resultaba ser lo suficientemente pesado como para que una joven como ella soportara el peso encima de sus hombros.

Así que no le quedó mas opción que colocar sus manos sobre ambos brazos de su compañero, tirando cuidadosamente de ellos, de manera a que podía arrastrarlo lentamente hacia un lugar más seguro o al menos, alguno libre donde ella pudiese transformarse.

Con jadeos de agotamiento, la joven leyenda arrastraba a su compañero alejándolo lentamente de aquella escena donde se había producido el incidente, sin embargo por más que avanzaba, los árboles continuaban apareciendo como si se tratase de un bosque sin fin.

Hasta que finalmente, no pudo más.

Y recostando cuidadosamente a la sombra sobre el tronco de un alto árbol de pino, ella se permitió descansar.

Pero el tiempo no se hallaba a su favor pues el sol comenzaba a ocultarse y sólo algunos escasos rayos de luz ingresaban entre la densa arboleda mientras las temperaturas bajaban cada vez más.

Y como antes se había hecho notar, el olvidado estómago de la joven volvió a dar señales de necesidad, provocando que ella tomase asiento alzando la vista hacia la copa de los árboles tratando de pensar.

No sabía cazar, no podía transformarse en aquél corto espacio y el único que podía hacer ambas cosas, se hallaba no sólo inconsciente sino que también herido.

-Sólo espero que mejores.- Murmuró ella al posar de vuelta la vista hacia su compañero.

Y poniéndose de pié nuevamente, se había acercado a él, retirando aquella capucha que mantenía oculta su dormido rostro sólo para que ella posase la manos sobre la mejilla y la frente de él, trataba de buscar algún signo que delatase fiebre.

El Trueno Blanco.Where stories live. Discover now