Capítulo XXVII

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En blanco

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En blanco.

--¡¡Segundo grupo, al aire!!-- Exclamó una potente voz.

Completamente alineados como si se tratase de una fuerte conexión entre los jinetes y sus grifos, aquellas aves golpeaban fuertemente el suelo mientras batían las alas con velocidad separando furiosamente sus cuerpos del suelo surcando los aires con notoria facilidad aún con el peso extra sobre sus espaldas.

Los gritos de aquellas aves en el aire y el relinchar de los caballos en tierra habían estremecido la presencia misma de cada hombre y mujer en la escena colocando en sus corazones la esperanza de una victoria prometida a manos de una leyenda desconocida.

--¡¡Tercer grupo, al aire!!.-- Resonó la misma voz.

Los ojos de la joven yacían fuertemente fijos sobre aquellas criaturas que habían emprendido veloz vuelo mientras que el anterior grupo lanzado ahora regresaba rápidamente a tierra, ella no era la excepción ante aquél profundo sentimiento de vencer pues el recuerdo y la confianza de su amigo perdido se habían arraigado profundamente en su corazón.

Destino.

Inesperadamente un gran murmullo fué audible a la distancia mientras que las filas de caballos montados habían comenzado a voltearse e inquietarse ante la presencia de un ser desconocido en el pueblo, la alteración ante una escena desconocida pronto había invadido las calles mientras un hombre se aproximaba al líder montado sobre su fiel caballo con una expresión de sorpresa plasmada en su rostro.

--¿Qué es lo que os ocurre que armáis tanto alboroto?.-- Interrogó Erold.

--Mis disculpas señor, pero ha aparecido un caballo blanco sin jinete, uno que no pertenece a éste lugar, no sabemos qué hacer con él, lo retuvimos en la entrada, viene con una espada atada a su espalda.-- Respondió el hombre.

--¿Un caballo?.-- Cuestionó el líder.

--Vaya tontería, crear tanto alboroto sólo por un caballo inútil.-- Susurró la sombra tras la joven.

Vio había guardado silencio.

--No sabemos cómo llego aquí señor, no posee un jinete y se niega a ser montado por uno o conducido hacia los establos.-- Agregó el hombre.

--Sólo es un caballo, llévenlo a los establos, más tarde decidiré qué hacer con él.-- Respondió el líder.

--Como ordene.-- Finalizó el hombre.

Estando a punto de acatar las órdenes de su líder y al dar media vuelta en regreso, la expresión del hombre había cambiado bruscamente a una de terror al ver que el mismo caballo desconocido ahora se hallaba tras él, parado en dos patas traseras que permitieron que el cuerpo entero del animal pudiera incorporarse mientras relinchaba de manera salvaje.

El Trueno Blanco.Where stories live. Discover now