Cuando el mundo de luz se suma en la oscuridad reinante y los corazones puros cambien, la esperanza en los vivos se esfumará y los sueños se convertirán en penumbrosas pesadillas interminables, el destino se cerrará a la vista y el último rastro de...
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Bajo la luz de la luna.
La conmoción se había apoderado del castillo ante la desaparición de uno de sus más grandes caballeros designado como cuidador de una desconocida joven que había arribado al reino de manera repentina pero a la vez dictada.
--¿Y ahora qué?.-- Interrogó la joven con cierta duda y cansancio por haber apresurado el paso.
--Ya saben que estamos fuera.-- Respondió él de manera seca.
--¿Qué hacemos entonces.?-- Ella volvió a dudar.
--Entrar, por supuesto.. aunque debo decir que al igual que tú, también me siento dudoso, es obvio que nos recibirán pero ese es el problema, ellos sabrán que fallaron en su misión y por ello podrían volver a intentarlo, no podemos permitir que algo como eso vuelva a pasar.. tuvimos.. suerte.-- Respondió el caballero entre jadeos.
--...--
--Tengo una idea, ellos deben creer que lo consiguieron y que los otros nos perdieron, entraremos sin llamar la atención por una entrada secreta y nos ocultaremos hasta que todo se calme, seguidme, nadie más aparte de mi padre la conoce, lleva justo a la habitación de Aria, ahí podremos ocultarnos.-- Agregó el albino en voz baja.
Sin respuesta.
El caballero había reanudado lentamente el paso, en medio del oscuro bosque donde una densa niebla había comenzado a formarse aumentando el frío nocturno, justo en medio se hallaba un gran claro y en ese lugar se alzaba imponente aquél castillo rodeado de plantas trepadoras que se alzaban por las murallas dándole un aspecto medieval.
Avanzando de manera lenta, el albino comenzaba a acercarse al castillo por detrás, había decidido rodearlo para de ésta manera escapar de la vista de los centinelas quiénes estarían más que activos a esa hora, la entrada escondida se hallaría en el lugar donde la maleza se hacía cada vez más abundante y el olor a humedad aumentara sin embargo en medio de la oscuridad y el silencio sepulcral el caballero albino había hecho un descubrimiento inesperado, la joven no lo seguía.
El silencio nuevamente se había apoderado del lugar y la niebla comenzaba a hacerse más espesa como si el tiempo mismo que antes los había favorecido ahora se había revelado en su contra, nublando la vista de él otorgándole sólo un corto campo de vista, sin embargo bajo la luz de la luna y de las antorchas como pequeños medios de luz continuos, él había conseguido distinguir una silueta negra que se mantenía inmóvil sobre el césped como si se tratara de una estatua de piedra.
--Vio, ¿qué os pasa?, os he dicho que me sigáis.-- El albino alzó la voz con cierto tono de molestia.
Sin respuesta.
La delgada figura de la joven se mantenía inmóvil y en silencio como si aguardara algún acontecimiento sin conocimiento, preso de la curiosidad, el caballero nuevamente había fijado el rumbo hacia ella, guiado por el brillo inusual que emitía la mano anormal de la joven, ella se hallaba en calma observando la luna como si estuviera petrificada.
