Cuando el mundo de luz se suma en la oscuridad reinante y los corazones puros cambien, la esperanza en los vivos se esfumará y los sueños se convertirán en penumbrosas pesadillas interminables, el destino se cerrará a la vista y el último rastro de...
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Emoción fugaz.
Para cuando el sueño de la noche finalmente había liberado la mente de la joven leyenda, ésta comenzaba a revolverse sonmolienta sobre el fino y verde césped que comprendía la parte baja de tierra en el bosque, a los lejos, el cántico de las aves y de algún animal salvaje junto con el sonido de la leña al quebrarse y ser quemada por el fuego la hicieron abrir los ojos, cuando lo hizo, la joven cayó en cuenta de que la luz solar nuevamente ingresaba a través de la densa copa arbórea y justo al lado suyo yacían nuevamente encendidas las brasas del día anterior, alimentadas por nueva leña y hojas.
Para cuando ella levantó parte de su cuerpo y se frotó los ojos, notó al instante que tenía un cálido abrigo sobre sí, y al pasar la vista sobre aquello, notó enseguida que aquél abrigo era la misma capa de color oscuro que su compañero llevaba siempre puesta para ocultar su rostro.
Y a su costado a varios metros de distancia frente a la nueva fogata, yacía él, entibiando sus manos al fuego, dejando su rostro al descubierto por la prenda faltante en su vestimenta.
-No sé si decir gracias por el abrigo o si asustarme por verte revoloteando tan tranquilo después de que casi mueres, oh por cierto buenos días.- La joven leyenda rompió el silencio con cierta intriga.
Shadow se encogió de hombros.
-Creí haberos dicho antes que no soy humano, no entiendo cómo es que me comparáis con uno, obviamente soy más que eso y sano mucho más rápido que cualquiera de ellos.- Respondió él casi sin ánimos.
-A veces quisiera que lo fueras, quién sabe, a lo mejor así se te quita lo amargado.- Comentó Vio con cierto tono divertido.
Pero el ser de la oscuridad guardó silencio.
A lo que la joven se puso de pié, acercándose al fuego mientras abrazaba aquella negra capa, como si no quisiera desprenderse de ella por el frío, extrañando de esa forma a su compañero quién había levantado una ceja.
-Sólo para que lo sepas, no pienso devolvértela por ahora, así como estás pareces más humano o al menos no das tanto miedo, así no tendré pesadillas.- La joven nuevamente rompió el silencio.
Recibiendo una mirada tranquila por parte de él, al parecer no le importaba mientras se hallaran solos.
-Eso no es lo que me preocupa ahora, más bien es... sobre esa pesadilla.- Dudó él.
Pero la joven guardó silencio mientras las llamas al frente ardían consumiendo lo que restaba de su combustible, alzándose como pequeñas chispas hacia la copa de los arboles.
-A todo ésto, lo que a mí me preocupa es saber si realmente estás bien... esa herida que tenías no era cualquier cosa pudiste haber muerto si esa bestia horrible hubiese decidido seguir ahí comiendo, ahora serías su postre.- Respondió Vio.
