Capítulo 4

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Despertó sobresaltado. Un grito agudo salía de la boca de la joven que dormía sobre su cama. Seguía amarrada, no se animaba a dejarla libre aún. La amenaza de su padre había sido clara y, aunque él no creía que fuera capaz de algo así, debía tenerla presente, por el bien de ella.

   Se levantó del sillón donde había dormido, aún un poco atolondrado, y fue hacia la muchacha, que estaba en posición fetal sobre la cama. ¿qué era lo que la atormentaba tanto?. Su situación era mala, era cierto.

La crisis que tenía probablemente se relacionaba con su padre, pensó él, pero no sabía cómo manejarla.

Se sentó junto a ella en la cama y la joven comenzó a gritar aún más fuerte. Acarició su cabello con dulzura, intentando hacerle saber que no le hería daño. Ella calló, pero seguía tensa, una expresión de total terror permanecía en su rostro. Él la tomó en sus brazos con suavidad, acurrucándola contra su pecho. La acunó como si se tratara de un bebé y comenzó a recrear la tonada de una canción de cuna con su garganta.

 Eso pareció tranquilizarla un poco y él pudo sentir un olor, tapado por otros olores de los que no podía culparla, había estado encerrada durante mucho tiempo, que provenía de ella, le resultaba vagamente familiar. Lo pensó un poco y se dio cuenta. Sus ojos se abrieron gigantescos. ¿Luego de hacerle lo que le hacía, su padre ni siquiera se dignaba a lavarla?, se asqueo profundamente, pero no por eso la soltó, por lo menos no inmediatamente. Cuando vio que ella ya estaba más relajada la depositó delicadamente en la cama.

Se levantó con pesadumbre ¿qué haría ahora? Había ayudado a la joven, no podía ser de otra forma, pero no sabía cómo se las arreglaría. No podía mantenerla cautiva por el resto de su vida, y su padre había sido perfectamente explícito con sus términos. Ella no podía salir de allí.

El dilema moral al que se enfrentaba era serio; no podía dejar a la chica morir, pero a la vez no iba a hacer nada contra su padre, podía exasperarlo algunas veces, pero le amaba de todas formas, él lo había criado ¿a quién le pasaría por la cabeza la idea de traicionar a su padre, un ser amado, por alguien a quien no conocía?. Aún así no podía decidirse.

 Llegó al baño y se lavó la cara, en un intento de despejar sus ideas, aunque fue en vano. Su mente seguía igual de confundida. Se miró en el espejo unos segundos y decidió que lo haría despacio, tomando un día por vez. No tenía sentido pensar a largo plazo. Volvió al sillón y miró a la joven dormir apaciblemente antes de quedar también él dormido.

****

Se despertó tranquila. La noche anterior había gritado, a la misma hora a la que todas las noches su captor aparecía en la carpa para… sacudió la cabeza, de repente le habían dado ganas de vomitar, como siempre que recordaba aquello. Pero la noche anterior había sido diferente. En vez de maltratarla, unos brazos la habían abrazado y consolado con dulzura.

 Durante toda su vida, el único hombre que la había abrazado así había sido su padre y no se dio cuenta hasta la noche anterior todo lo que le extrañaba, a él y a su madre. Obviamente los extrañaba desde la primera noche en esa carpa, paro no se había dado cuenta con qué tanta potencia hasta ese momento. Lo había podido soportar, pero ahora le parecía casi doloroso, como una puñalada en el pecho que no cesaba. Comenzó a llorar en silencio, parecía ser lo único capaz de acallar su dolor.

No sabía qué hora era, ni cuánto tiempo llevaba llorando, pero un carraspeo leve, como tímido, la sacó de su pesar para devolverla a la realidad. El colchón se hundió bajo el peso de otro cuerpo, exactamente cómo lo había hecho la noche anterior. Ella se tensó de nuevo, no podía evitarlo, era una reacción involuntaria de su cuerpo frente a cualquier hombre, aunque reconoció que no era su captor original, era el más joven.

La tomó delicadamente por la espalda, como la noche anterior y la alimentó. A ella le sorprendió lo responsable que era con la administración de su comida, el hombre anterior apenas la alimentaba lo suficiente como para que no muriera de hambre.

Cuando acabó la comida, volvió a recostarse. El muchacho le colocó la mano en la frente y le dijo:

-Creo que necesitas bañarte- titubeaba con la voz, como si no supiera cómo comunicarse con ella.-, te preparé el baño- continuó-. Te desataré de tus ataduras y te guiaré hasta allí. Me gustaría que te dejaras la venda hasta que yo no esté presente por favor, no sería buena idea que supieras quién soy yo.- calló.

 Ella se mantuvo expectante, esperando lo que venía a continuación. Como que le dijera que estaba bromeando y comenzara a hablarle con dureza y desprecio. Su cerebro no podía asimilar un cambio tan drástico de personalidad, no le desagradaba, por supuesto, pero la dulzura y timidez en la voz le parecía sospechosa.

- ¿está bien?- preguntó él, y ella se dio cuenta de que probablemente había estado esperando una respuesta.

 Asintió lentamente, sin asimilar lo que sucedía del todo aún. Él le desató los brazos primero y ella se dio cuenta de cuánto le dolían, palpó el lugar dónde las sogas habían apresado su piel y la sintió áspera. Probablemente la soga le había quemado las muñecas, pero ella no tenía manera de saberlo. Cuando sintió que sus pies se liberaban, lentamente se sentó en la cama e intentó ponerse de pié.

Apenas se hubo sentado cuando se sintió muy mareada, y cuando intentó pararse, sus pies no le respondieron del todo bien y trastabilló hacia su derecha. Un brazo la atrapó antes de tocar el piso y la ayudó a levantarse. Ella se dio cuenta de que continuaba semi-desnuda solo cuando el joven la envolvió con una sábana delicadamente. Pasó el brazo de ella por sobre sus hombros y la ayudó a llegar a la puerta.

 Ella palpó la puerta con la mano que tenía libre, y se sorprendió cuando esta se abría, alejando la mano inmediatamente. Entró con cautela, aún no podía ver nada, paro el cambio de temperatura fue evidente. En ese lugar hacia más frio, pero de una forma refrescante, relajante. Se aferró a la pared con un brazo y sintió al cuerpo que tenía a su lado alejarse y luego volver a su lado como antes. Estaba dudando.

- ¿Crees que puedas seguir sola ahora?- le preguntó. Ella se dio cuenta de que se sentía inseguro, pero… ¿inseguro de qué? ¿cómo podría resultar ella alguna clase de amenaza en ese estado? A menos que… ¿tenía vergüenza?, pero eso era imposible, pensó. No podía tener vergüenza, él la estaba ayudando ¿de qué se suponía que tenía que tener vergüenza?

-Si, yo puedo- se asustó de su propia voz, que además surgió ronca, probablemente ya que no salía de ella algo que no fueran gritos desde hacía tiempo. Se aclaró la garganta y remarco- no te preocupes.- los brazos la soltaron lentamente, como si el joven estuviera esperando que ella perdiera el equilibrio nuevamente para sujetarla.

Eso no sucedió, y la joven escuchó la puerta del baño cerrarse lenta y delicadamente antes de destaparse los ojos. Miró a su alrededor por primera vez desde hacía tiempo. Sus ojos tardaron en acostumbrarse a la luz. Pestañó repetidamente para aclararse la vista y luego observó el cuarto a su alrededor. 

<<Un baño normal>>, pensó.

Las paredes estaban cubiertas por cerámicos blancos con delicadas florituras celestes como decoración y los muebles eran de color celeste oscuro. Los cerámicos del piso tenían un diseño marmolado en tonos azules y celestes y, arriba de la bañera, a dos metros sobre el suelo, había una pequeña ventana. Observó por un segundo la posibilidad de huír por allí, pero la descartó enseguida. La ventana estaba muy alta y era muy estrecha, ella no pasaría por ahí, ni siquiera alguien delgada podría. Abrió la canilla de la bañera con inseguridad. ¿podría darse un baño de inmersión? Y ¿cuánto tiempo tenía para lavarse antes que fueran a sacarla?

Vacilando, dejó correr el agua para que la bañera se llenase y se despojó de las pocas prendas que aún llevaba. Se metió en el agua caliente de a poco, hasta que esta la cubrió toda. Así, acostada y con el agua relajando sus músculos, se atrevió a pensar que todo estaría bien, se atrevió a tener esperanza, un sentimiento que creía perdido.

Take Me HomeWhere stories live. Discover now