Capítulo 8

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Observó su mano; temblaba. Por eso no quería tener esperanza, solo hacía más traumante la recaída. Cuando sabía que eso se lo harían todos los días se resignaba y lo aceptaba, pero ahora, que pensó que tal vez  ya no pasaría, su corazón comenzó a agrietarse.

Ya no lo aguantaba. No podía soportarlo.  Tal vez estuviera equivocada, tal vez no valiera la pena vivir, ya no. Se aferró a sus piernas con más fuerza mientras el agua de la ducha caía sobre ella. Solo había tenido voluntad para encender el agua antes de caer de nuevo al piso a llorar. Seguía vestida tan solo con su ropa interior, que ya se encontraba completamente mojada. No podía distinguir si aquello que corría por su rostro ahora era agua o llanto, pero reconocía el inconfundible sabor salado de las lágrimas, lo más probable era que se tratara de una mezcla de ambos.

*TOC, TOC, TOC* los golpes en la puerta la motivaron a levantar la cabeza para ver quién se acercaba. Deseo, casi rezó, porque se tratara de Zayn. Al pensar en eso se sobresaltó, si era él no podría mirarlo. Bajo la cabeza inmediatamente.

-¿Puedo pasar?- Preguntó la voz de Zayn del otro lado de la puerta. Su cuerpo se relajó y soltó un suspiro. Abrió la boca para contestar, pero solo salió de ella un sonido ahogado, como un gorgojeo. Tragó saliva y volvió a intentarlo.

-Si- Salió con un hilo de voz aguda, casi imperceptible.

Zayn entró a la habitación, por suerte la había oído. Levantó la cabeza, no pudo evitar mirarlo, y se quedó paralizada. Él tenía el cabello negro peinado hacia delante, formándole un pequeño flequillo, y bajo el flequillo resaltaban unos ojos color miel muy llamativos, en los que ella se estaba reflejando. Lo observó en un plano general; sus rasgos eran perfectos, era uno de esos chicos que hubiera sido muy perseguido en su escuela, terriblemente popular. Bajó la cabeza apenada. Él se acercó a ella y puso la mano en su hombro

-Lo siento- dijo la  joven con voz apagada.

Sintió como él se alejaba confundido y luego se inclinaba hacia ella.

-¿Qué?

-Que lo siento- repitió abochornada

- Si, lo sé, te escuche, pero… ¿por qué lo sientes? No entiendo.- replicó

- Yo… Te miré, me pediste que no lo hiciera- explicó, aún con la vista baja, escondida entre sus rodillas.

Él se acuclilló a su lado y puso su mano en su espalda, frotándola tranquilizadoramente.

-No puedo creer que me estés pidiendo disculpas- dijo, y a ella le pareció que más que hablarle a ella lo decía como un comentario para nadie- Ven aquí, te voy a dar más ropa para que te cambies.-  se levantó esperando que ella le siguiera, pero la joven continuó en la posición en la que estaba.

 No sabía por qué, pero su cuerpo no le respondía, era como si hubieran hecho un hechizo paralizante y la destinataria fuera ella. Además, no estaba segura de querer moverse realmente. El agua que caía sobre ella bañándola la hacía sentir un poco más limpia de lo asquerosamente horrible que se sentía en ese momento. No era su culpa, eso lo sabía y lo repetía constantemente cada vez que su inconsciente le decía lo contrario, pero no podía evitar sentirse mal, no podía fingir que nada le sucedía cuando veía a esa horrible persona, porque dentro de su cabeza había un revuelo de pensamientos, insultos y sobre todo ansias de huir que la carcomían y le hacían querer llorar. Pensó que sería así para siempre, que nunca más podría pensar algo bueno de un hombre, que no podría estar cerca de un hombre sin sentir nauseas, sin temblar, sin tensarse. Sin embargo, Zayn no le provocaba eso, él la contenía, a pesar de que lo conocía desde hacía solo unos días. Le hubiera gustado conocerlo en otra situación.

Take Me HomeWhere stories live. Discover now