Capítulo 21

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Si había algo que tenía por seguro es que no entendía nada. Estaba completamente confundida en casi todos los sentidos. Zayn le había besado dos días atrás, y ninguno de los dos había hecho alusión a ello en ningunas de las charlas que habían mantenido, y eso le desconcertaba.

No iba a negar que le hubiera gustado, pero no entendía cómo funcionaba el cerebro de él en todo eso. Miró hacia arriba, al rostro de Zayn. Iban montando a caballo, él detrás, llevando las riendas, y ella delante, sentada de costado y con el cuerpo apoyado contra su pecho.

Miró hacia delante, tenía la certeza de que si ella le miraba fijamente por demasiado tiempo, él se daría cuenta. A continuación miró hacia los costados, analizando el avance del caballo. Zayn no lo hacía mal, Reconoció, luego de sólo cuatro días haciéndolo podría decirse que aprendía rápido, aunque montar a un caballo por la ruta no era realmente una ciencia.

Observó la posición por tercera vez en el día, midiendo la distancia del sol al horizonte con los dedos.

-Zayn, sólo nos quedan dos horas de luz solar, creo que deberíamos parar por hoy- le informó.

Él le miró con el entrecejo fruncido.

-¿Ya?- Miró al cielo- Sólo nos queda un poco de camino, podríamos terminarlo y…

-No- negó con la cabeza- el caballo debe descansar. No debemos exigirle más de lo que puede dar.

-Está bien- cedió- acampemos por aquí.

Llevó al caballo hacia el lado de la ruta y desmontó. Ella estaba a punto de hacerlo, pero él negó con la cabeza y le bajó del caballo en sus brazos, con lo que la joven no pudo evitar sonrojarse, luego miró hacia abajo y se apresuró a bajar las cosas.

Se colgó la mochila del hombro y la llevó hacia el lugar que habían elegido para acampar, dejándola en el terreno. Se agachó junto a ella y sacó las cosas de su interior. Zayn le miró preocupado.

Vio el color azul distintivo de su tienda de campaña y se tensó por un segundo, pero se obligó a ser más fuerte ¿Cómo viajarían lo que restaba del camino si ella ni siquiera podía dormir en la carpa?. La tomó con la mano temblorosa y la llevó hasta un terreno plano para armarla.

-No- le detuvo Zayn-, déjame armarla a mí- le cortó el paso y le extendió los brazos para que ella le diera la carpa.

-Yo puedo hacerlo- le dijo ella, negándose mientras le esquivaba para seguir caminando.

-_____(tn)- le llamó- se que no te gusta esa carpa, y lo entiendo ¿Por qué insistes en armarla? – inquirió.

-No puedo montar a caballo, al menos armaré la carpa. – él se adelantó y se paró a su lado.

-¿Sabes que no te dejaré hacerlo cierto?- le dijo al oído, y ella tuvo que pararse en su sitio por un segundo. Sus piernas habían amenazado con flaquear por esta acción, y su oído le cosquilleaba, enviando más cosquillas  a todo el resto de su cuerpo. Era obvia la atracción que sentía por él, pero podía controlarla, ya lo había hecho antes.

Siguió caminando hacia el lugar donde armaría la carpa, pero Zayn la retuvo tomándole por el hombro.

- _____ (tn), de enserio, déjamelo a mi- tomó la carpa y le miró a los ojos.

-Está bien-  dijo la joven, soltando el paquete azul.

Zayn colocó la carpa en el suelo y la armó con gran destreza, mucha más de la que ella hubiera podido llegar a alcanzar, ni aunque estuviera en mejor condición física. Mientras él lo armaba la joven sintió débiles a sus piernas, así que se sentó en el suelo a esperar. A continuación, Zayn prendió una hoguera y puso una manta cerca de ella.

-Ven, vamos a sentarnos- golpeó un lugar en la manta junto a él y ella se acercó con gusto.

Se mantuvo absorta mirando el fuego a su lado por un rato. Las llamas chisporroteaban vivarachas, y hacían un sonido, como de una pequeña explosión, cada algunos minutos. El cielo comenzó a oscurecerse de a poco, perdiendo su brillo y, cuando este lucía de un color Azul brillante, Zayn se paró y llevó hasta ellos dos emparedados.

Los comieron en silencio. Ella no tenía ánimos para sacar conversación y Zayn no parecía interesado en hacerlo tampoco. A pesar de no haber hecho nada en todo el día, no estaba menos agotada que los días anteriores y no entendía por qué sus músculos seguían débiles. Se estaba alimentando, y además, hacía ejercicio… bueno, excepto ese día.

Levantó la vista y vio a Zayn, con la mirada perdida en la oscuridad. Se le quedó mirando desde ese ángulo. Visto desde abajo era igual de perfecto que desde delante, pero así podían apreciarse otros detalles, como el ángulo del cuello, el puente de la nariz y sus pómulos.

- ¿Qué te sucedió el otro día? –preguntó él de pronto y a ella le dio un vuelco al corazón del susto.

-¿De qué hablas?- preguntó cuando pudo serenarse.

-El otro día, la primera vez que viste la carpa- dijo-. Parecía como si estuvieras poseída ¿Sabes qué te sucedió?- Ella abrió los ojos desmesuradamente.

Por supuesto que sabía lo que le había pasado y se arrepentía mucho de haberse dejado llevar por ese ataque pero ¿Qué podía hacer? La visión de la carpa había sido una sorpresa demasiado espantosa para ella y no había podido controlarse.

-Si- le dijo. Creía que Zayn merecía saberlo, especialmente porque él fue el principal afectado de aquello, y si volvía a suceder quería que él supiera cómo defenderse- yo… recordé una escena un poco traumante al ver la carpa y, de alguna forma, creía que estaba de nuevo allí.

-¿Qué escena? ¿Qué sucedió?- se veía realmente preocupado.

Ella le miró. No sabía si contarle o quedarse callada. Era impresionante lo fácil que le resultaba contarle esas cosas a él, mientras que, cuando se proponía contarle alguna cosa más personal a alguna de sus amigas, la vergüenza solía ganarle y no decía nada, optaba por el silencio. Tal vez era porque, en su fuero interno, sabía que probablemente, cuando llegara a su casa, nunca más le vería, y él no podría revelarle sus secretos a nadie.

-Yo… la primera semana que yo estuve secuestrada, cuando aún mantenía la cuenta de los días que pasaban, intenté escapar- él le miraba atento, esperando que continuara. Ella no pudo hacer más que proseguir- . Estaba atada la mayor parte del día, excepto cuando tu padre venía y… bueno, ya sabes- bajó la mirada. No podría contarle eso mirándole a los ojos- entonces él me desataba y luego volvía a amarrarme. Un día pensé que podría lograr escaparme si él no me amarraba con demasiada fuerza. En ese momento aún me conservaba fuerte.

>> Había visto en la televisión una vez que, si apretas los puños mientras te atan, las manos su vuelven más grandes y después puedes sacarlas de sus ataduras con mayor facilidad. Lo intenté, lo único que quería en ese momento era escapar de esa tortura. Cuando él me ató no notó esto, y creo que se estaba confiando, porque yo estaba comportándome un poco más dócil últimamente.

>>Logré desatarme, pero fui imprudente. En vez de esperar varias horas hasta estar segura de que él no me vería lo hice inmediatamente. No podía creerlo, estaba cegada por la esperanza de escapar y no pensé. Salí corriendo de allí. Antes de perderme entre los matorrales miré atrás y vi la carpa y su brillante color azul. Creo que comencé a odiar esa carpa, y también ese color a partir de entonces.

>>Corrí sin ver, riendo para mis adentros, cuando me choqué contra algo. Ese algo era tu padre. Me tomó con fuerza. Yo intenté todo para escaparme, le pegué con más ímpetu que a ti la última vez, pero él no me dejó ir y, cuando estuve de nuevo amarrada dentro de la carpa me castigó, física y psicológicamente. Pero el castigo físico fue el peor, ya había oído insultos dirigidos hacia mi peores que esos.

>>Cuando vi la carpa, después de que había creído que nunca más debería estar allí dentro, esa imagen volvió a mi cerebro, y corrí, y cuando tú me perseguiste pensé que eras tu padre y te pegué. Lo siento.

-No te preocupes- le dijo- no debes sentir nada, te comprendo. Y no debes intentar demostrarme que eres fuerte, yo ya lo sé- le miró a los ojos- nunca conocí a alguien más fuerte que tú.

Take Me HomeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora