Capítulo Cuatro

3.5K 214 5
                                    


Leah

¡La odio, la odio, la odio!.

Justo cuando no puedo sentir mi día peor, encuentro a mi padre abrazando a esa cualquiera. ¡La odio, lo odio!.

Paso la mayor parte de la noche acostada en mi cama llorando hasta que escucho que mi padre toca la puerta.

- Leah.- Escucho su voz quebrada.- Linda, ¿podemos hablar?.- Llena de furia le respondo.

- ¡NO!.- Grito.- ¡LARGATE!.

Sé que parezco una niña de 5 años pero no soporto la idea de tener a otra mujer que no sea mi madre en la familia. Él me prometió que jamás la cambiaría, menos por una tal por cual.

- Leah no me iré hasta que hablemos.- Escucho como sorbe por la nariz y por un momento creo que lo lastimo, pero no más de lo que él me lastima a mí.

- Entonces ahí te quedarás.- Digo molesta.

Pasan alrededor de 20 minutos cuando escucho al abuelo despertar a mi padre.

- Hijo, deja esto ya. Es ridículo lo que haces, necesitas dejar que procese todo.- Lloro ante las palabras de mi abuelo y me acerco a la puerta a escuchar.

- No quiero que esté molesta conmigo.- Murmura.

- No es fácil para Leah ver a otra mujer en la casa, hijo, no es fácil para nadie.

- ¡Pero es que yo no voy a abandonarla!.

Decidida a decirle lo que pienso abro la puerta y lo veo con los ojos hinchados.

- No, pero al dejar atrás el recuerdo de mi madre es como si me abandonaras.

Tomo mis tacones y mi bolsa para salir corriendo. Mi padre intenta detenerme pero cae por las escaleras. Por un momento dudo entre si detenerme o no pero sé que lo merece.

Camino un par de horas por la calle hasta que llego a un bar totalmente desconocido para mí y decido dar la vuelta, al hacerlo un chico oliendo a alcohol me detiene.

- ¿A dónde vas muñequita?.- Pregunta mirando mi cuerpo y siento la inmensa necesidad de correr.

¿Dónde me he metido?.

- Eso a ti no te importa.- Digo bruscamente y me suelto. Él al ver mi reacción se enfurece y me estampa contra la pared llamando la atención de los demás.

- A mí no me respondas así puta barata.- Su aliento a alcohol choca contra mi rostro y quiero vomitar. ¡Que alguien me ayude!.

- Sueltame.- Suplico tratando de soltarme.

- No, no hasta que te haga mía.- Restriega su asquerosa cosa contra mí y grito.

De pronto veo el puño de alguien viajar al rostro del tipo ebrio y este cae al suelo. Levanto mi vista hacia mi héroe y veo a un chico de cabellera negra bien recortada, ojos color verde, lígera barba alrededor de su mandíbula y una gran altura que lo acompañaba.

- ¡Maldito infeliz!.- El ebrio reacciona intentando darle una patada pero el chico se aparta con facilidad y lo inmoviliza en el suelo.

- Nunca más te atrevas a tocar a una mujer por estos lugares.- Susurra al oído del ebrio para luego estampar su cara contra el suelo.

Doy un lígero brinco al ver que se acerca a mí y me toma del brazo.

- Vete.- Escupe sin más.

- No sé donde estoy.- Digo limpiando las lagrimas que no sabía que habían salido.

- ¿Cómo coños llegaste aquí?.- Pregunta confundido y furioso al ver mi vestimenta. Debe creer que soy una ricachona.

Lo eres estúpida. Saco ese pensamiento de mi cabeza y sigo mirando al chico que espera una respuesta de mi parte.

- Caminé durante horas.- Respondo esperando que me ayude.

- Bien, vuelve por donde viniste.- Dice apartandose y caminando de regreso al bar.

Indignada y consternada por su respuesta chillo.

- ¡¿Qué no vas a ayudarme u ofrecerme un aventón?!.- El chico se vuelve hacia mí y niega.

- No soy un actor de película.- Se encoge de hombros.- Arreglatelas.

Veo como se aleja y grito de furia.

¡¿Qué pasa con los hombres en estos días?!.

Te salvó la vida. Molesta con mi propio cerebro comienzo a caminar en dirección a la que había caminado y oro porque no me salga otro loco.

Al llegar a mi casa noto que son las 3:00 am y me espanto. Van a matarme. Así tenga 27 años, si llego a esa hora mi padre me mata.
Entro con cuidado de no hacer ruido y subo las escaleras rogando porque la puerta de mi padre se encuentre cerrada, al notarla de esa forma doy palmadas en mi mente y entro a mi habitación.

Sana y salva.

Me despierto por los toques en mi puerta y la voz de mi abuelita.

- ¿Leah?.- Escucho que toca de nuevo.- ¿Mi niña estás ahí?.- Entre dormida y despierta le respondo y me levanto para abrir.

- ¿Qué sucede?.- Digo adolorida por el golpe de anoche del tipo ebrio.

- Hay un chico abajo que te está buscando.- Dice sonriendo y por un momento deseo que sea el chico de anoche hasta que recuerdo lo patán que fue y que no sabe nada sobre mí.

- ¿Un chico?.- Pregunto confundida.

- Está preguntando por ti.

Bajo confundida por la alegría de mi abuela y me paralizo al ver a Derek en el umbral de mi puerta.

¿QUÉ DIABLOS HACE AQUÍ?.

- ¿Qué estás haciendo aquí?.- La sonrisa de su rostro se borra en un instante y me doy una bofetada mental.

- Vine a disculparme.- Sonríe de nuevo.- Creo que no fue correcto lo que mi padre hizo ayer y quiero arreglar las cosas.

- Derek, no tenías que venir a mi casa. Además, ¿cómo sabes dónde vivo?.

- Secretos.- Ríe y me muestra unas flores.- De verdad lamento lo que mi padre dijo en su empresa.

- ¿En su empresa?.

La voz de mi padre me hace sobresaltar y sé que me he metido en un enorme lío.

Cumpliendo Promesas (EN EDICIÓN)Where stories live. Discover now