Capítulo Veinticuatro

2.1K 136 5
                                    

Leah

Llegamos a un complejo de casas adineradas y yo frunzo el ceño. ¿Qué hacemos aquí?

—Theo...

—Lo sé, quieres saber qué hacemos aquí.

—Exacto —bajo de la motocicleta.

—Pues tú querías saber a qué me dedicaba. ¿No es así?

—Lo es —asiento.

—Pues te diré que tu padre tenía razón.

—¿De qué hablas?

De pronto, veo como saca de su mochila unas herramientas pequeñas, una bolsa y unos guantes negros.

No...

—No —abro los ojos horrorizada.

—Sí —asiente. Su mirada se posa en mí y yo no sé como reaccionar.

Es un ladrón.

—Eres, eres, ¡tú eres un la... —Theo me tapa la boca antes de que termine la frase.

—¡Shhh! —me advierte—. Los vecinos pueden escucharte.

—Le robas a inocentes —digo en un susurro, alarmada.

—Técnicamente le robo a los millonarios —sonríe con sorna. ¡Está demente!

—¡Igual son inocentes! —replico.

—En realidad, Leah, son corruptos, todos los de esta jodida zona son políticos corruptos que se roban el dinero de ciudadanos inocentes, yo solo me encargo de hacer justicia con mi propia mano —se encoge de hombros.

—¿No temes que te atrapen? —digo con temor. No quiero tener un novio en prisión. Lo que me recuerda, le dije que eramos novios.

¡Estúpida!

—Nunca lo han hecho —besa mis labios cortamente—. ¿Vienes?

—¿Voy? —pregunto confundida.

—Voy a esa casa de allí —señala—. ¿Vienes conmigo o prefieres quedarte aquí?

—¿¡Estás insitandome a participar de un robo!?

—Si lo pones así...

—¡No voy a robar nada! —chillo. Theo suelta una risa suave.

—Oh vamos, ¿no quieres saber que se siente robarle a un ladrón? —enarca una ceja.

No.


Corremos por la calle entre carcajadas hasta la motocicleta. Subimos en la misma y partimos hacia su apartamento.

—¡No puedo creer que robaras en la habitación donde dormían! —comento entre carcajadas.

—¡Te dije que era divertido! —ríe.

Si mi madre hubiese sabido que terminaría robando, probablemente me hubiera enviado a la tumba con ella. Pero eso no era lo que importaba ahora. Simplemente importaba el presente, importaba que estuviera junto a Theo, no importa el momento, ni que estemos haciendo.

—¿Quieres que pasemos a tu casa?

—¡No! —contesto. No quiero acercarme a ese lugar.

—Tus deseos son mis ordenes.


Derek

Camino en dirección al edificio cuando veo a Leah al otro extremo de la calle, con Theo.

Cumpliendo Promesas (EN EDICIÓN)Where stories live. Discover now