Capítulo Cincuenta y Seis

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Derek

Estaba volviéndome loco.

No podía sacar a Leah de mi mente; por más intentos que hiciera, fallaba y volvía a imaginar sus labios sobre los míos.

—Estás mal, Derek —susurro.

—¿Quién está mal? —mi madre habla desde el umbral de la puerta, provocando que me sobresalte.

—Mamá —hablo—, no te escuché entrar.

—Probablemente porque estás muy distraído pensando en Leah.

Mi madre camina a través de la habitación y abre las cortinas, permitiendo que la luz de la luna entre e ilumine toda la habitación, recordándome la gran miseria en la que vivo y en la que viviré al escuchar sobre la boda del siglo.

—Así es, tu padre me comentó que te encontraste con Leah Duncan —Mila se voltea y pone sus brazos en jarras, utilizando su mirada acusatoria contra mí.

—Mamá... —intento hablar.

—Por eso no quisiste ni si quiera cenar anoche ¿Cierto? —ella se sienta sobre una esquina de la cama y se dedica a mirarme detenidamente—. Te afecto el verla.

—El simple hecho de escuchar su nombre me afecta, mamá —suspiro y paso una mano por mi rostro—. Leah tiene un enorme poder sobre mí y ni si quiera lo sabe.

O tal vez sí y por eso me ha hecho tanto daño.

—Derek —mi madre se acerca más y pone una mano sobre mi hombro—, realmente debes dejarla ir. No podría soportar el saber que perdiste la cordura por una chica...

—¿Por qué lo dices? —frunzo el ceño.

—Porque yo perdí la cordura por tu padre y casi termino con la vida de una persona inocente.

Ella hablaba de Vera y mi padre; el simple hecho de recordar eso me traía cierto resentimiento, pues gracias a esos hechos no tuve a mi mamá conmigo y cometí muchos errores que tal vez pude haber evitado con los consejos que ella pudo darme. Sin embargo, no fue así y tuve que pasar por muchas situaciones solo, porque ni si quiera mi padre estuvo para mí en mi adolescencia como lo está ahora.

Errores de padre que debemos perdonar.

—Nunca te pregunté qué fue lo que sentiste cuando Vera volvió a la vida de papá —confieso algo avergonzado.

Mi madre sonríe con cierta nostalgia; probablemente recordando los acontecimientos del pasado.

—Me sentí derrotada antes de haber comenzado la guerra —comenta.

—¿Por qué?

—Porque, así como Leah es tu primer amor, Vera fue el de tu padre y ella fue muy importante para él. Lo sigue siendo, pero de algún modo la ha superado.

—¿Y por qué actuaste de esa forma, mamá? ¿Por qué no luchaste por la atención de papá de otra manera menos dolorosa? —sabía que estaba tocando un tema bastante delicado, pero quería entender los motivos que llevaron a mi madre a cometer errores tan graves como los del pasado. Quería entender por qué nunca pude tenerla cerca durante mi niñez, realmente lo quería.

—Lo intenté —ella baja la mirada y continúa hablando—, de veras lo intenté, pero al ver a tu padre tan fascinado con el regreso de Vera, no pude, simplemente no pude y el odio se apoderó de mí, dándole lugar a la venganza en contra de la madre de Leah.

—¿Por eso intentaste matarla? —pregunto, a lo que ella asiente.

—No pensaba con claridad en ese momento —las lágrimas caen de su rostro—. Lo único en lo que pensaba era en tu padre y en cómo me había roto el corazón. Para cuando reaccioné ya era tarde; estaba tras las rejas y no tenía escape. Ese era mi castigo por intentar meterme con el primer amor de tu padre.

Cumpliendo Promesas (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora