Capítulo Treinta y Siete

1.8K 139 2
                                    

Leah

Tía Louisa toca con fuerza repetidas veces la puerta de Margaret hasta que la misma abre. Está por decirnos una grosería cuando la mano de Louisa estampa contra el rostro de Margaret. La mujer mira a mi tía sin poder creerlo.

—¿¡Cómo te atreves... !? —Louisa la interrumpe de otra bofetada.

—¿¡Cómo te atreves tú a tocar a la familia de mi sobrina!? —escupe furiosa—. ¿¡Qué demonios tienes en la cabeza como para intentar matar a su padre!? —Margaret mira por encima del hombro de mi tía hasta llegar a mí. Eso le arranca una sonrisa de los labios.

—¿Dejas que los demás peleen tus batallas por ti, querida? —yo aprieto mis puños y la encaro.

—¿Tal y como tú? ¿Que intentaste matar a mi madre y obligaste a tu difunto marido a hacer el trabajo sucio? —suelto una carcajada llena de sarcasmo—. Yo no soy tú, Margaret.

—No, por supuesto que no —sacude la mano con desdén—. Eres igual a tu madre; ladrona, interesada y una igualada.

Sin poder contenerme más, me lanzo sobre Margaret y la tiro contra el suelo para luego estampar mi puño contra su rostro. La mujer grita pidiendo ayuda y yo no logro contenerme, dejo salir toda la rabia que tenía acumulada.

Estaba harta de tener que soportar tanto drama ajeno a mi vida. Harta de tolerar que el pasado llegara a meterse con mi presente y dejar que lo arruinara por completo. Estaba tan cansada de vivir así que ya no soportaba más, necesitaba acabar con ello de una buena vez.

De pronto, unas manos grandes me toman por la espalda apartandome de Margaret. Pataleo hasta que me doy cuenta de que es Theo evitando que haga una estúpidez.

—¡Basta, Leah! —Theo me saca de la casa—. ¡Vas a terminar presa por culpa de esa mujer!

—¡Intentó matar a mis padres, Theo! —dejo salir un sollozo. Estaba tan furiosa que no podía contener mis lágrimas—. ¡No puedo seguir permitiendo que se meta con mi familia! ¡Yo no sé que rayos le hemos hecho, pero ya debe parar con eso!

—¡Entonces alejate de mi familia, pequeña zorra! —Margaret intenta sostenerse del marco de la puerta, mientras que Christian y Louisa se colocan como escudo delante de mí. Theo me sostiene de la cintura, susurrando que me controle, pero me parece imposible. Realmente quería que Margaret Harris desapareciera de mi vida.

—¿Hasta cuándo entenderás que tú no eres quien decide por ellos y por mí? —siseo—. Tu hijo y tu nieto se acercaron a mí y yo lo permití porque son buenos, porque son amables y son todo lo contrario a ti, bruja necesitada.

—¡Eres una pequeña rata, Leah Duncan!

—¡YA!

En ese momento, Louisa interviene dando un paso adelante. Se acerca tanto a Margaret, que podría jurar que de un golpe la mataría. Harris sostiene la mirada de mi tía con cierto nerviosismo en su gesto. Tía Louisa es la primera en hablar.

—Te voy a advertir una sola cosa, Margaret —ella cierra el espacio que las dividía—. Si te vuelves a acercar a mi sobrina o a su familia, te juro que yo no tendré la piedad que mi hermana tuvo contigo. ¿Está claro?

—Yo no te tengo miedo —Margaret levanta el rostro intentando no mostrar miedo, pero cualquiera que le viera desde mi punto sabría que no es así. Está asustada de la promesa de Louisa.

—Deberías tenerlo.

Sin más, tía Louisa se da la vuelta y se dirige a su auto. Yo le doy una última mirada a Margaret antes de marcharme junto a Theo. Sin embargo, Christian se queda parado frente a su madre. La decepción era tal en su mirada que incluso yo pude  sentirla por él, y entendí que no solo mi madre y yo habíamos sido victimas del pasado, Christian también lo había sido.

—¿No te bastó con ver todo lo que hice para alejar a Vera? —susurra con voz quebrada y siento mi corazón romperse en mil pedazos.

Christian jamás quiso alejarse de mamá. Lo hizo por su madre, pero...

¿Por qué?

Derek

Me encuentro sentado en la cama de la habitación de mi madre, pasando mis manos una y otra vez por mi rostro. Estaba tan cerca de ella, tan intimamente cerca de ella que no quería que ese momento tan especial acabara... pero él llegó.

Levanto la mirada y observo las paredes color blanco que dan contraste con la gran ventana que da al jardín de mi madre. La noche está tan oscura que creo podría ser el mejor ejemplo para lo que siente mi corazón en este momento.

No sabía como rayos había llegado a este punto tan desesperante. Tan solo me topé unas cuantas veces con ella y ahora estaba volviéndome loco porque no podía tenerla cerca. No podía acercarme sin lastimarla a ella o a mí mismo y eso estaba acabando conmigo. Leah se había convertido en lo más maravilloso que mis ojos habían logrado apreciar. Ella irradiaba una pureza que no cualquier mujer poseía y eso era lo que más me encantaba, que era distinta a las demás en todo el sentido de la palabra. Era tan perfecta que dolía, necesitarla cerca de mí dolía como el fuego quemando la piel.

Mi madre entra en ese momento con una taza de café en sus manos. Ella lleva una bata color gris sobre sus pijamas mostrando una comodidad que solo me permite anhelar una cosa... Me lanzo sobre ella en busca de su abrazo y apenas le da tiempo de apartar el café de nosotros. Lo pone sobre la comoda que está a un lado de nosotros y me corresponde el abrazo, pasando su mano de arriba hacia abajo por mi espalda. Dejo salir un suspiro y las lágrimas comienzan a correr por mis mejillas.

—Shh, —ella da un beso en mi sien—, todo va a pasar, cielo. Todo pasará y será mejor.

No lo había querido ver en ningún momento desde que la conocí, pero ya no podía seguir negandole la verdad a mis sentimientos. No podía seguir mintiendome a mí mismo, porque simplemente estaba acabando con mi vida.

—Estoy tan enamorado de ella, mamá.

_______________________________

Finalmente Derek se ha dado cuenta de que tan perdido está por Leah. ¿Podrá recuperar algo de lo que pudo haber sido un romance o tendrá que dejarla ir?

Dejen en los comentarios que quisieran ver en esta historia ;)

Muchas bendiciones.

Cumpliendo Promesas (EN EDICIÓN)Where stories live. Discover now