CAPÍTULO 5

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Narra Anna.

Mantener mi mirada alejada de Joe, era un misión casi imposible. Asi que para excusarme, en lo primero que logré fijarme fue en un perro.

-¡Mi… mira, qué lindo cachorro! –balbuceé al momento que este se acerco a nuestras sillas.

Lo sé, había actuado como idiota. Joe soltó unas risas por lo bajo y luego posó su mirada en el pequeño invitado.

-¡Hola pequeño! –Joe se había inclinado un poco para acariciarlo, y éste no se había negado en lo absoluto.

¿Es que acaso hasta los perros deseaban a Joe Jonas?

¿Yo deseaba a Joe Jonas?

Quizás.

Sin percatarme, el perro se acerco a mis piernas para que también lo acariciara.

-¿Quién es el pequeño más lindo de aquí? ¿Quién? –empecé a hablar como una tonta, como si le estuviese hablando a un bebé. –¡Oh, sí, tú! –El perrito movía su colita de un lado a otro, emocionado.

Joe me miraba atento y luego empezó a reírse escandalosamente.

-¡No sabes lo graciosa que te ves haciendo eso! –dijo entre risas. Lo miré divertida.

-¿Qué? Él no tiene la culpa de ser tan tierno –me defendí mientras volvía a acariciar al amiguito, mientras por dentro deseaba que la tierra me tragara.

-¡Tom, estás aquí! –exclamó un niño de repente que llegó a nuestra mesa corriendo. Tenía las mejillas rojas y estaba sudado. Seguramente había estado buscando como un loco a su mascota.

-Supongo que tu eres su dueño –le dije, sonriendo. Él asintió cabizbajo y avergonzado. Tomé a Tom entre mis manos y se lo entregué a su dueño.

-¡No te vuelvas a ir así otra vez, Tom! –escuché que le decía el niño a su perro mientras se alejaban. Me reí brevemente. Pobre perro.

-¿Eres así todo el tiempo? –me preguntó Joe, quién había estado en silencio observando. Le miré extrañada.

-¿Así como?

-Así de tierna con los perros –contestó. Sonreí tímidamente.

Ahora mi pregunta era: ¿Tenía que ser él así todo el tiempo? Por qué no creo que mis mejillas aguantaran tanto calor todo el tiempo. Me iba a crear un espasmo.

-Me gustan los perros. Si fuese legal, me casaría con uno –bromeé.

-En alguna parte de la india es legal –me dijo él de igual manera. Me reí por su comentario.

-Quizás en algún momento de mi vida, lo haga –contesté. Él negó con la cabeza, dejándolo como un caso perdido.

-¡Quiero que conozcas a alguien! –exclamó al momento se ponía de pie y me extendió su mano. La tomé y rápidamente fuimos al estacionamiento.

-¿A dónde vamos? –le pregunté confundida. No me quedaban dudas de que Joe estaba completamente loco.

-Si te digo, entonces ya no tendría sentido –contestó mientras ponía en marcha su auto. Asentí y me limité en ver el camino.

Joe encendió el reproductor de música y Clocks de Coldplay comenzó a sonar. Él empezó a cantar algunas partes de la canción y a hacer movimientos raros, mientras yo lo miraba divertida. Tardamos dos canciones de Coldplay en llegar hasta dónde se suponía que estábamos. Era una especie de suburbio de la ciudad. Ya había estado antes ahí, y no quedaba tan lejos de mi casa.

All I Ever WantedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora