CAPÍTULO 13

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(Recomiendo escuchar I’m Yours by The Script mientras leen este capítulo.)

Narra Anna.

Mis rodillas se hicieron débiles al escuchar eso. No podía ser verdad.

Mi hermano Matt no podía estar grave, no podía morir.

Sentía muchísima rabia.

¿POR QUÉ A MÍ? ¿Acaso el destino se las había planeado para hacerme sufrir?

Primero me deja Joe. ¿Y ahora Matt?

Lo primero que hice al entrar a mi habitación fue tirarme sobre mi cama y llorar. No me imaginaba mi vida sin Matt, mi mejor amigo, mi hermano, mi todo.

De repente tocaron la puerta de mi habitación.

-¿Puedo entrar? –Era Nick. Mis ánimos estaban por el piso. Sin embargo él entró, y se acercó lentamente a mí. Por más que quisiera estar sola, necesitaba compañía.

-No te vayas… Por favor… –logré decir en un hilo de voz. Le hice un gesto para que se sentara a mi lado. Lo hizo. Inmediatamente que lo tuve a un lado, me abracé a él fuertemente y lloré como nunca antes lo había hecho.

-Quizás no pueda decirte las palabras como tales, pero estoy aquí para todo lo que necesites, Anna –me dijo el, mientras acariciaba mi cabello con dulzura.

-Gracias Nick... –contesté en un murmuro. Traté de reincorporarme en mi cama y estar a su altura. Había estado hecha todo un ovillo, abrazándome hacia él como una lapa. –Disculpa por mojar tu camisa –le dije avergonzada. Él torció su sonrisa, quitándole importancia.

-No te preocupes por mi camisa –contestó –Ahora, ¿que te parece si vamos al hospital para asegurarnos de que tu hermano esté bien? –se ofreció.

Pero yo tenía miedo. Miedo en llegar y enterarme de que mi hermano había muerto.

-Mi vida es un asco. Todo el tiempo me pasan cosas malas, estoy cansada de eso –le dije. Él me miró alarmado.

-Nunca repitas eso en tu vida, ¿de acuerdo? –espetó seriamente  –Tu vida es hermosa, al igual que tú lo eres. Y esas cosas malas, como tú dices, son solo obstáculos a los cuales te tienes que mostrar fuerte –me dijo, esta vez, regalándome una sonrisa tierna.

No sé si fue un impulso o simplemente porque sentía la necesidad de hacerlo, pero lo abracé fuertemente. Él correspondió mi abrazo de igual manera.

-Desearía que Joe estuviese conmigo ahora mismo –pensé. O espera…

¿Lo había dicho en voz alta?

-¿Quieres que lo llame? –me preguntó aún abrazándome. Intenté separarme de él un poco.

-No… –contesté rápidamente –Es decir, no quiero que Joe se entere aún… –le dije. Nick me miró confundido y luego se puso de pie en un impulso.

-Está bien. ¿Nos vamos ya al hospital? Es necesario que estés con tu hermano, Anna –me dijo él, extendiéndome su mano para ayudarme a parar.

De alguna manera tenía que enfrentarlo e ir a ver a Matt. Sentía que no iba a soportar verlo ahí en una cama, inconsciente, sin querer pensar lo peor…

No tardamos mucho para salir de mi casa e ir en el auto de Nick al hospital.

-¿Dónde está tu papá? ¿Sabe algo del accidente? –me preguntó Nick cuando casi llegábamos al sitio. Negué con la cabeza perdidamente.

-Él está en New York, tenía que trabajar y no creo que sepa nada –le dije –Si supiese algo ya estaría aquí ahora mismo. –Nick asintió en silencio y se dispuso a estacionar su auto. Luego se bajó de este rápidamente y lo rodeo para poder abrirme la puerta.

Tal cual un caballero.

-Todo estará bien, ya verás –me dijo antes de entrar. Me miró fijamente y pasó su brazo alrededor de mis hombros para reconfortarme.

Todas las enfermeras, señoras y algunas chicas que estaban ahí, se quedaron sorprendidas al ver entrar a Nick. Y claro, es que no todos los días uno de los cantantes mas famosos del momento llegaba a tu hospital abrazando a una chica consigo.

-Si las miradas mataran, créeme que ya no estaría viva –le susurré a Nick entre dientes al notar que todas las chicas me miraban de mala manera. Él se rió brevemente.

-Lo sé. Lo he notado –me respondió de igual manera. La situación era un tanto graciosa. Era extraño que ninguna de esas lo estuviera acosando.

Entonces una enfermera se acercó a nosotros.

-¿Los puedo ayudar en algo? –nos dijo. Noté como miraba a Nick perdidamente, por poco y empezaba a babear. Pero automáticamente mis nervios y mi crisis volvieron.

-Matt… Saldford, ¿donde está él? –le pregunté un poco exaltada. La enfermera frunció el labio mientras que buscaba entre sus archivos que llevaba en las manos.

Nick me atrajo más hacia él, demostrándome apoyo.

-Sí… Aquí está –dijo por fin, luego de buscar por un momento. –Esta en la habitación 329, pero no pueden pasar… Su estado de salud es muy delicado.

Así como cuando sientes que el mundo se te viene abajo y no sientes fuerzas para nada. Algo así sentí en ese momento. Las lágrimas fueron las primeras en reaccionar y empezaron a salir como una cascada de mis ojos.

-Pero… Necesito verlo, él es mi hermano… Sólo quiero verlo… Por favor –le rogué con la voz quebrada. No lo soportaba más.

Aún así la enfermera se negaba en dejarme pasar.

¿Pero acaso tenía un corazón de piedra? ¿O nunca ha estado a punto de perder a un ser importante en su vida? Su frialdad me frustraba cada vez más.

-Por favor, déjenos verlo. Es solo un momento… Por favor –insistió Nick de la manera más dulce posible.

Y como si fuese sido el presidente del país que había hablado, la enfermera accedió fácilmente.

¡Pero que puta era!

-Está bien… Vengan conmigo –dijo finalmente, mientras se daba la vuelta. Nick me tomó del brazo y lo entrelazó  junto al de él. Apoyé mi cabeza en su hombro mientras caminábamos, haciéndolo de mi posesión por el momento.

No le iba a dar el gusto a esa mujerzuela de querer seducir a Nick, aunque no me importara en lo absoluto.

-Es aquí –espetó cuando nos paramos frente a una puerta blanca.

Y ahí estaba… A través de un ventanal vi a mi hermano, conectado a muchos cables y con algunas vendas en sus muñecas y alrededor de su cabeza.

-Matt… –solté en voz baja, acercándome al ventanal. No me importaba nada, sólo me importaba él y que aún estuviese con vida. Y como era de esperar, las lágrimas empezaron a salir nuevamente. Pero esta vez eran silenciosas...

-¿Y que fue lo que ocurrió? –oí que le preguntaba Nick a la enfermera.

-Tuvo un accidente de auto. Al parecer el otro chico que estaba con él murió. Por suerte Matt está con vida, se ha salvado de milagro –le contestó ella.

Me quedé helada. ¿Que otro chico iba con Matt?

-¿Quién iba con él? –le pregunté interrumpiéndolos.

Ella busco nuevamente entre sus registros hasta dar con el nombre.

-Adam… James –contestó en tono de pena. Abrí la boca, atónita.

No lo podía creer. Adam era el mejor amigo de Matt desde que estaban en preparatoria y ambos eran inseparables. No me podía imaginar la reacción de Matt cuando se enterrara.

-¿Y… donde está él ahorita? Digo, su cuerpo… –le volví a preguntar. Estaba totalmente sorprendida. Era increíble como la vida dura tan poco.

-Sus familiares vinieron por él hace una hora para empezar con su acto velatorio –contestó. Me lleve la mano a la boca, todavía tratando de caer en la realidad. El tan sólo pensar que pudo haber sido mi hermano, me hacía estremecer. –Lo siento mucho –me dijo ella ante mi etapa de shock. Luego se hizo el ademan de irse, pero Nick la detuvo.

-Espere, necesito hacerle una pregunta –exclamó él yéndose con ella. No le di mucha atención a lo que iría hacer Nick y me senté en el piso, abrazando mis piernas.

En esa parte del hospital no había sillas. Era un pasillo solitario y frio. Era un poco tétrico más que todo porque no se escuchaba casi nada.

Al poco rato, volvió Nick.

-La he convencido de poder pasar la noche aquí –me dijo Nick, colocándose a mi lado.

-Creo que tus encantos si funcionan –le dije. Él soltó unas risas.

-Jamás dudes de ellos, nunca me fallan –contestó con aires de grandeza. Bufé por lo bajo.

-Vaya, me sorprende tu egocentrismo –le dije irónica.

-Por lo menos te logré sacar una sonrisa –contestó ignorando mi comentario. Volví a sonreír por inercia. La compañía de Nick me estaba ayudando mucho.

-Gracias, Nick. No sé que seria de mí ahora mismo si no estuvieras aquí. Me has servido de mucha ayuda, me has hecho mantenerme fuerte ante toda esta situación –le agradecí totalmente. Él desvió la mirada a sus pies, algo tímido, y luego volvió a mirarme.

-No tienes que agradecerme, Anna. Esto es lo que hacen los amigos, ayudarse y apoyarse en los momentos difíciles –contestó apretando mi mano con fuerza, pero con dulzura. –Te lo he dicho varias veces, sólo espera un poco más y estarás bien.

Lo abracé fuertemente, agradeciéndole aún más. Nick era uno de las pocas personas que consideraba como un verdadero amigo. A pesar del poco tiempo conociéndolo, me había demostrado tanto aprecio.

-Gracias por ser mi amigo –le dije apoyada en su hombro.

-Gracias por ser mi mejor amiga –dijo él, imitándome. Luego paso sus brazos alrededor de mí, acercándome más hacia él.

¿Mejor amiga? Se escuchaba lindo...

El frio en el pasillo era terrible, así que ese abrazo me cayó como anillo al dedo.

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