CAPÍTULO 27

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Narra Anna.

No fue necesario tener una alarma para despertarme esa mañana, con los rayos del sol entrando radiantemente por mi ventana eran adecuados para hacerlo. Y también bastante abrumador.

-Te encantará la escuela –comentó Ivy mientras estaba parada frente al espejo y peinaba su cabello.

Ivy tenía un hermoso cabello castaño, pero siendo honesta, el mío era mejor.

Entre ella y yo teníamos muchos rasgos semejantes, pero lo único distinto era que Ivy era un poco más pálida que yo y sus ojos eran verdes. Los cuales no los envidiaba ni siquiera.

Hacía mucho frío esa mañana en Nueva York, a pesar de que estábamos empezando el verano. Y pensé que Cameron nos esperaría abajo para llevarnos a la escuela, pero no, Ivy insistió en irnos caminando porque quedaba cerca.

Y era cierto. Nos tardamos al menos siete minutos en llegar caminando. La escuela era totalmente distinta a la de Los Angeles. Esta parecía por fuera un simple edificio cualquiera, pero por dentro era diferente. Era impecable.

-Compartiremos todas las clases, sígueme –me indicó Ivy mientras ambas caminábamos por el largo pasillo. Asentí vagamente sin decirle nada. Y en poco tiempo entramos a un salón donde al parecer la mayoría eran hijos de las personas más importantes y millonarias en Nueva York, o al menos así parecían.

-Bienvenida a la jungla de la apariencia –me dije a mi misma en mi mente al momento que seguía a mi hermanastra quien saludaba a sus amigos. Aún me preguntaba que hacia en este lugar.

Faltaba un mes exacto para que la escuela terminara y empezaran las vacaciones, y aun así mi papá insistió en entrar aquí.

-¿Ella es tu famosa hermana? –le preguntó una chica con el cabello más rubio que el de Alexa.

¿Famosa? Seguramente Ivy ya había hablado mal de mi antes de siquiera conocerme.

-Eh... Sí, ella es Anna –le contestó Ivy a esta. Le sonreí a duras penas mientras que el resto me veía fijamente.

-Es un gusto conocerlos… –les dije. La rubia se acerco a mí y me estrecho su mano y la correspondí tomándola.

-Soy Sara. Ivy me ha hablado muy bien de ti –exclamo mostrándome sus perfectos dientes. No podía descifrar si estaba siendo falsa o no. –¿Así que vienes de Los Angeles, cierto? –me preguntó.

-Así es –le respondí. Sara soltó mi mano, y se encargó de presentarme al resto del grupo.

Un rato después llego la profesora, una mujer bastante mayor con aspecto muy dulce; y entonces todos fueron a sentarse en sus mesas, pero yo obviamente quede de pie y ahora todo el salón me miraba expectante.

Muy incómodo momento.

-¡Buen día, alumnos! –todos respondieron con un "buen día" en un tono cansón. –Quiero que conozcan a su nueva compañera, Anna Saldford… –continúo. Luego me indicó que me sentara al lado de un chico, que al parecer me duplicaba el tamaño por su altura.

-Soy Tomas –se presento apenas me senté junto a él.

-Soy Anna –le sonreí.

Y eso fue todo lo que hablamos.

La clase avanzaba con normalidad a medida que pasaba la mañana. A la hora del desayuno, me senté con Ivy y sus amigas, y al terminar entramos a la siguiente clase. A diferencia de California, aquí compartía todas las clases con los mismos compañeros.

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