CAPÍTULO 12

706 30 1
                                    

Narra Nick.

Mamá había planeado una cena familiar para esa tarde y por poco la olvidaba. Llegué a la casa de mis padres justo a tiempo, cuando ya todos se acercaban a la mesa.

-Disculpen la tardanza, estaba en… una reunión importante –les dije a mis padres al llegar, yéndome a sentar rápidamente en mi silla, junto a Joe.

Y por supuesto, se notaba su mal humor por encima de todo. Suspiré exasperado por lo bajo. Kevin nos miraba a ambos, preocupado. Obviamente él ya debía suponer que algo pasaba.

-¿Y que reunión importante era esa, Nicholas? –me preguntó mamá. Tosí estrepitosamente, y por poco me ahogaba con la comida.

-Eh… Aún no quiero dar detalles, pero sé que les encantará cuando todo esté listo –mentí. Y bueno, en parte no. Una cosa era cierta, había quedado con unos productores de Broadway dos días atrás y me habían propuesto un papel protagónico en una de sus obras.

¡Era la mejor noticia en años! Ese siempre había sido mi sueño, ir a Broadway nuevamente.

Mamá asintió totalmente convencida, al igual que papá, Kevin y Danielle quienes me miraban con una gran sonrisa.

-Y cuéntame Joseph… ¿Por qué no has traído más a Anna a casa? Esa chica es tan adorable –comentó ella nuevamente, mirando sonriente a Joe. Este, en cambio, dejó de comer e hizo el impulso de levantarse.

-Disculpen, creo que se me ha quitado el apetito. Subiré a la habitación un momento –dijo sin más, saliendo de inmediato del comedor. Todos en la mesa estaban desconcertados. Sentí la necesidad de ir tras de él, pero Kevin se me adelantó.

-Permítanme, iré a ver que le sucede –exclamó Kevin, saliendo tras de Joe. La cara de mis padres era un poema, estaban totalmente impresionados. Era extraño que cosas así pasaran en la cena familiar. Y aún más si venían de Joe.

-¿Que le sucede a Joseph? –preguntó papá serio. Me encogí de hombros, sin decir nada. Yo era el único que sabia perfectamente que le pasaba a Joe pero no era de mi incumbencia estar regándolo. Creo que eso le tocaba al mismo Joe.

-Creo que… creo que iré también a ver que le sucede –les dije a todos mientras me levantaba de la mesa. Luego subí a la habitación de Joe, encontrándome con Kevin en el pasillo.

-Me dice que lo deje en paz –me dijo él apenas llegué. Me recosté contra la pared, mirando preocupado a Kevin –¿Sabes que le pasa? –me preguntó. Asentí sin muchos ánimos. Ver a Joe en ese estado me afectaba mucho. Él además de ser mi hermano mayor, era mi mejor amigo y su felicidad era importante tanto para mí como para Kevin.

-Sí… –le dije y procedí en contarle a Kevin. Siempre le habíamos llamado a Kevin como el "sabio del bosque", y cada vez que teníamos un problema, él siempre sabía como resolverlo.

-Entonces Joe tiene mal de amores… –concluyó este cuando terminé de decirle todo. –Supongo que esto se le pasará en algún momento, pero si Anna realmente lo quiere como tú dices, en dos días tendremos a nuestro Joe de vuelta y más feliz que nunca –dijo, esbozando una sonrisa torcida.

Habíamos estado hablando justamente en frente a la puerta de la habitación de Joseph, asegurándonos de que todo lo que había hablado con Anna y le había dicho a Kevin, él lo haya escuchado.

-¡Vaya, ya van a ser las siete! –exclamé alarmado al notar la hora en mi móvil. –Quedé en verme con Anna en 20 minutos. Me tengo que ir, asegúrate de que Joe esté aún vivo y que no se le haya ocurrido la fatal idea de tirarse por el balcón –le dije, mientras me alejaba para bajar e irme. Kevin negó con la cabeza, dejándome como un caso perdido y se disponía a tocar la puerta de Joe.

Bajé deprisa, me despedí de mis padres y Danielle, y conduje rápido hasta la casa de Anna. Tenía todas mis esperanzas puestas en Kevin, estaba seguro que le quitaría esa etapa de emo a Joseph con sus megas charlas.

Llegué justamente a las siete y cinco minutos a la casa de ella. Toqué el timbre dos veces y nadie me abrió. La puerta estaba un poco abierta, así que me tome el atrevimiento de pasar. Caminé hasta la cocina encontrándome con una mujer, que aparentaba ser la dama de limpieza por su uniforme.

-Disculpe… –le dije en voz baja al acercarme y esta se sorprendió. Pero algo me sorprendió a mi más… Ella estaba llorando.

-¿Quién es… es usted? –me preguntó sollozando. Me acerqué a ella, preocupado. No toleraba ver a una mujer llorar.

-Soy un amigo de Anna, pero… ¿Por qué está llorando? ¿Le ocurrió algo a Anna? –contesté nervioso. La señora se negaba en contestarme por su crisis.

¿Quería decirme de una buena vez que carajos pasaba?

-Matt… su hermano ha tenido un accidente y… está muy mal en el hospital. Creo que ha muerto –respondió entre llantos.

Me quedé en blanco. La señora se tomó el atrevimiento de lanzarse sobre mis brazos y continuar llorando sobre mi pecho. No sabía que hacer, estaba atónito.

Pobre Anna. Necesitaba verla y brindarle mi apoyo.

Pero lo siguiente que vi fue tan rápido que no supe como reaccionar…

Anna estaba parada en el marco de la puerta, totalmente perpleja y sus ojos parecían dos enormes lagunas. Luego, esta se echo a correr y entonces se escuchó un fuerte portazo.

All I Ever WantedOnde histórias criam vida. Descubra agora