ERICK WILLIANS

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ERICK.

Estaba en una fiesta, Andrus me invito, no tenia nada que hacer y mas un Lunes.

Estabamos al aire libre, la musica resonaba en mis oídos, habían chicas/os bailando por doquier, todos con un baso en sus manos. Siendo honesto, yo estaba algo aburrido... Aunque habían muchas chicas en el lugar con las cuales podía divertirme, aun así me sentía aburrido. No tenía ganas de hacer liga... Aunque no me vendría mal.

–Hey, Williams...– Miro a Drack, uno de los gemelos, esta algo ebrio de tanto tomar. –Mira la chica de color, te anda echando el ojo hace ratobbroh– Miro hacía el lugar que él tiene la vista fija.

Por lo que defino es una chica de pelo castaño, piel oscura, ni tanto. Se veía bien... Tenia buenas curvas.

–Diviertete. ¿A que viniste?– Dice mientras se levanta del taburete en el que estaba. –Observa como se hace– Dicho esto lo veo acercarse a un grupo de chicas.

Sonreí al ver como un chico, más o menos de mi edad "20", le dice algo al oído y, rápidamente, Drack se aleja de las chicas algo asustado y enojado a la vez. Sonreí más ampliamente ante aquel suceso.

¡Jah! Valla enseñanza Drack...

La verdad Drack podía llegar a ser muy atrevido, ese chico era todo lo contrario a su hermano Gary quien, al parecer, no había venido a la fiesta.

Observe nuevamente a la chica que me había indicado Drack. Aún me miraba, una sonrisa se planto en su rostro al ver que la observaba, le di un guiño junto a una sonrisa... Me levante del taburete y empecé a caminar hacía ella.

–No pude evitarte– Le sonreí coqueto. –Erick, un placer– Me acerqué a besar su mejilla.

–Un gusto, Isabel– La mire unos minutos. Su perfil... Esos oscuros ojos.

Ashley...¡¡ Joder!!

Tenía días sin hablarle. La veía, pero no pasaba la más mínima palabra con ella gracias al muy hijo de puta de Harry. Sí, yo había vuelto a su estúpida pandilla, pues el dinero de las peleas no me estaba alcanzando para nada. Estaba necesitando la plata. Harry me acepto con la condición de que no me volviese a inclinar por donde por la familia Roxe Gouther, de lo contrario el muy hijo de puta se atrevería a hacerle daño a personas que no quería que se les acercara por nada del mundo: mi pequeña Familia, muy pequeña en realidad.

Simplemente hice caso a su  condición, aunque quizás no del todo.  Trataba con Andrus casi todos los días en los entrenamientos de peleas.. No voy a negar que extrañaba un poco esos rosados, suaves y muy bien marcados labios, pero...

–Hey...– La voz de la chica a mi lado me saco de mis profundos pensamientos. –¿Hay alguien ahí?– Sonreí torpemente.

–Iré por unas copas, ya vengó– Le di un guiño antes de ir en busca de unas bebidas.

Me acerque a la mesa en la cual había un chico -algo amanerado- sirviendo las bebidas, le pedí dos de lo más fuerte que tuviese, mientras el chico preparaba los tragos, me gire quedando frente a la "pista de baila". Mis ojos se centraron en una sola persona...

Había venido.

La divise a la perfección, una parte de su larga cabellera negra le caía hacía delante, por encima de sus hombros llegando un poco más debajo de sus pechos. La examine de pies a cabeza: su vestido azul y blanco, se ajustaba perfectamente a su cuerpo dejando ver unas perfectas curvas que no había notado hasta ahora. Llevaba unos tacos negro y su rostro... Sus labios se veían...